Desde que República Dominicana adoptó una estrategia de política monetaria basada en metas de inflación en 2012, la economía ha crecido en promedio 5 % anual, con una inflación en torno a su meta de 4 %.

De acuerdo con los economistas del Banco Central dominicano (BCRD), Elisa Vilorio de Painter y Julio Andújar Scheker, este desempeño, combinado con fuertes fundamentos macroeconómicos y estabilidad social y política, ha incrementado la confianza de los inversionistas permitiendo una disminución gradual del riesgo país, así como un aumento de la inversión extranjera directa.

Mientras esto ocurre, los economistas indicaron que los distintos segmentos de la sociedad han percibido como una posibilidad real una transición de la deuda soberana dominicana a una calificación de grado de inversión.

La importancia del grado de inversión para un país radica en que le permite acceder a financiamiento internacional más barato y en mejores condiciones, facilitando el manejo de las finanzas públicas y mejorando la sostenibilidad de la deuda.

A finales de 2022 Standard and Poor’s (S&P) otorgó una calificación BB con perspectiva estable a la deuda soberana del país, apenas dos tramos por debajo del grado de inversión. Un año después, Moody’s revisó la perspectiva de la deuda dominicana de estable a positiva, argumentando importantes avances en el manejo de la economía y en indicadores claves como las reservas, la inflación y las expectativas de crecimiento.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) afirmó que “una reforma fiscal integral que incremente los ingresos tributarios, establezca limites sobre la deuda pública a largo plazo y aborde las ineficiencias del sector eléctrico, ayudaría al país a alcanzar grado de inversión”.

Asimismo, en el informe de JP Morgan del pasado mes de julio se afirma que, además de la reforma fiscal y la reducción de pérdidas eléctricas, una reforma que fortalezca la institucionalidad y la gobernanza contribuiría al logro del grado de inversión.

Los expertos en economía indicaron que algunos de los avances en la política económica dominicana ya llevan años de aplicación.Tal es el caso de la estrategia de metas de inflación y sus logros en términos de estabilidad de precios, reducción de la volatilidad inflacionaria, mejora en los mecanismos de transmisión y una comunicación más efectiva que contribuye a formar expectativas mejor informadas.

Agregaron que también resulta clave la evolución de las reservas internacionales, el dinamismo de la inversión extranjera y la mayor diversificación de las exportaciones dominicanas. Estos elementos, junto al crecimiento de las remesas y del turismo proveen a la economía de mayores recursos en moneda extranjera lo que reduce la vulnerabilidad del país ante choques externos y contribuye a la estabilidad relativa del tipo de cambio.

Las reservas internacionales brutas  presentan una tendencia creciente luego de la crisis financiera doméstica de 2003-2004. En efecto, como proporción del PIB, las reservas aumentaron de 1.3 % en 2003 a casi 13.0 % al cierre de 2023. El alto nivel de reservas se ha mantenido en lo que va de 2024; al cierre de julio alcanzaban US$ 15,297.8 millones.

Por otro lado, la confianza de los inversionistas en la economía dominicana se observa con mayor claridad en la tendencia que exhibe la inversión extranjera directa (IED), en comparación con sus pares de América Central.

Durante los primeros seis meses del año, la IED dominicana superó US$ 2,300 millones y se espera que para el cierre de 2024 exceda los US$ 4,500 millones, el nivel más alto de toda la región centroamericana.

Tanto Elisa Vilorio de Painter y Julio Andújar Scheker informaron que las razones por la cuales los países aspiran al grado de inversión son la reducción de los costos de financiamiento y el aumento potencial de la inversión extranjera, factores que contribuyen al desarrollo económico y social de sus economías.

“El país cuenta con la mezcla de políticas correctas y los fundamentos macroeconómicos para alcanzar grado de inversión en el mediano plazo, dada su reconocida estabilidad política y social”, explicaron.

Estos avances han facilitado una transformación hacia una economía más diversificada, con un notable crecimiento en las exportaciones, el turismo y los servicios, lo que ha resultado en un mayor PIB per cápita que supera el promedio de América Latina.

Los mercados de capitales reflejan indicadores de riesgo que muestran de forma implícita una calificación de grado de inversión, la cual podría ser confirmada por las calificadoras luego de la implementación de las reformas anunciadas como la reforma fiscal integral, la ley de recapitalización, la transformación del sector eléctrico y otros proyectos para la modernización del Estado.