El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) proyecta que las remesas hacia los países de América Latina y el Caribe marcarán un récord en 2024, a pesar de tener el crecimiento más bajo de los últimos años. De mantenerse la tendencia actual, los países de la región recibirán US$ 161 mil millones en concepto de remesas en 2024, un crecimiento del 5 % respecto del 2023.

La desaceleración estimada para este año responde a la menor movilidad laboral registrada en 2023 y a un menor crecimiento del mercado laboral para las personas migrantes en el exterior, acompañados por una mejora relativa en las economías de los países receptores de Centroamérica y de México, que disminuye las necesidades de los beneficiarios.

El principal país de destino de remesas en la región es México, que recibirá este año US$ 65 mil millones, aunque con un aumento del 2.9 % respecto del 2023, el más bajo de los últimos 10 años. En los países de Centroamérica, las remesas crecerán 6.6 %, llegando a US$ 45,700 millones.

La región suramericana, por contraste, tendrá un crecimiento del 9.1 % en sus ingresos por remesas, totalizando US$ 31,700 millones. Por último, los países del Caribe recibirán US$ 18 mil millones con un crecimiento del 2 %, similar al observado en 2023.

Destino y uso de las remesas

Aunque las remesas varían según la nacionalidad, el sexo y los años de permanencia en el exterior de las personas, los montos enviados oscilan entre US$ 131 y US$ 648 mensuales, y representan entre 6% y el 23 % de los ingresos de las personas migrantes. Más de la mitad de las personas migrantes indica enviar dinero a la madre y una de cada tres al padre.

Entre los hombres, la mediana de remesas enviadas es de US$ 300 mensuales y se mantiene estable durante los primeros 15 años, disminuyendo como porcentaje de los ingresos a medida que estos comienzan a crecer.

Entre las mujeres, el porcentaje de ingresos destinado a remesas se mantiene estable en el tiempo por lo que los montos enviados aumentan a lo largo de los años.

Por último, las encuestas reflejan el rol de las remesas para asegurar el nivel de vida de las familias en los países de origen. 80 % de las personas migrantes menciona que el dinero se destina a manutención, lo que incluye gastos cotidianos de comida, vivienda y transporte.

El segundo uso corresponde a los gastos médicos. Otros conceptos mencionados por más de la mitad de los encuestados incluyen a la educación, ahorros, negocios e inmuebles.