El 1 de enero del próximo año 2025 es la fecha fatal para el vencimiento del plazo del Acuerdo de Libre Comercio entre la República Dominicana, Centroamérica y Los Estados Unidos (DR-CAFTA), para la desgravación total de los impuestos arancelarios a la entrada de arroz procedente de USA, que se cierne como una Espada de Damocles que si no se toman medidas urgentes que desvíen su dirección, hará desaparecer de cuajo la producción de arroz de nuestro país.
El Tratado de Libre Comercio República Dominicana-Centroamérica-Estados Unidos (DR-CAFTA), por sus siglas en inglés, fue promulgado el 9 de septiembre de 2005 por el Poder Ejecutivo y entró en vigor en el año 2006. El país se incorporó a dicho Tratado movido por el interés de grupos empresariales que convencieron al Gobierno de que si no se tomaba una acción en esa dirección el país se vería abocado a perder los beneficios otorgados a través de las preferencias unilaterales otorgadas por la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y la Ley de Asociación de Comercio de la Cuenca del Caribe del Gobierno de Estados Unidos para los países de Centroamérica y de República Dominicana.
La República Dominicana se acogió a un mecanismo de desmonte arancelario compuesto por 13 cestas de bienes con desmontes parciales que iban desde liberalización total en el primer año de algunos de esos bienes, mientras que a otros su periodo de liberación se le fijó escalonadamente en los 20 años después del comienzo del DR-CAFTA. Uno de los aspectos más controvertidos del referido acuerdo lo constituye el desmonte de los impuestos arancelarios para el arroz originario de los Estados Unidos, debido a las diferencias en la escala productivas en la producción de ese bien entre USA, por un lado, y Centroamérica y nuestro país por otro lado, y a los subsidios y ayudas internas que el Gobierno estadounidense concede a sus agricultores-
En el caso del arroz se ubicó en la canasta V con un período de desgravación arancelaria a 20 años, sin variación en los primeros 10 años y una reducción de 8% anual desde el año 11 al 16; una reducción de 12% del año 16 al 19 y finalmente en el 2025 cero arancel.
Con la implementación de este sistema escalonado de desmantelamiento arancelario se procuraba que la apertura del mercado fuera paulatina y que los países más débiles se prepararan para afrontar en mejores condiciones la nueva condición del mercado con la entrada al mercado interno de nuevos productos y que eventualmente pudieran lograr mejores condiciones en las negociaciones sobre la agricultura en el seno de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
El arroz es el alimento fundamental en la dieta de la población del país, siendo el consumo per cápita de 45 a 50 kgs / anual; a su cultivo se dedican alrededor de 30 mil productores y dependen 300 mil personas distribuidas en todas las regiones del país. Asimismo, se producen alrededor de 14.7 millones de quintales por año, en una superficie que oscila entre 2.8 a 3.0 millones de tareas de tierra, reflejando un tamaño promedio por finca de unas 48 tareas; arrojando una productividad de alrededor de 4.50 quintales por tarea. Su costo de producción oscila entre RD$7.500 a RD$7.900 /tas.
En el país existen dos épocas principales de siembra que son la de primavera, o primera etapa, que se efectúa desde diciembre hasta abril y la otra que es la de invierno, o segunda etapa, que cubre los meses de junio, julio y agosto. Por otro lado, y conforme a un estudio realizado por el Centro Regional de Estrategias Económicas Sostenibles (CREES), sobre la productividad de los diez productos agropecuarios más consumidos en el país. Estos productos el arroz ocupa el lugar número tres con sólo un 7.5 por ciento dentro del grupo cuyos niveles de productividad promedio fueron menores en el período comprendido entre el 2001 al 2021
Por su peso específico en la dieta de la población, por su participación en la producción agrícola y los empleos que genera, a este cultivo se le atribuye una gran preponderancia socioeconómica y se le considera un bien con una gran connotación política.
Una de las razones por las cuales nuestros productores se oponen a este acuerdo se debe a el monto de los subsidios que utiliza el gobierno de USA para impulsar la producción arrocera de ese país, lo que evidentemente constituye una competencia desleal y va en detrimento de la actividad productiva interna. Conforme a informes del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), el arroz que tan sólo representa el 0.2% de la producción agropecuaria de ese país, absorbe el 5 % de los subsidios al sector agrícola. En términos absolutos los productores arroceros de USA reciben US$700.0 millones anualmente.
En USA hay alrededor de 4,600 productores de arroz con una producción de 190 millones de quintales de arroz, en una superficie aproximada de 2.3 millones de acres, equivalentes a 14, 8 millones de tareas; el tamaño promedio de una finca de arroz en Estados Unidos es de 500 acres, que es equivalente a 3, 220 tareas. El total de la producción de arroz estadounidense representa tan solo el 2 % de la producción mundial y se exporta el 45 % que representa el 5 % de las exportaciones mundiales de ese cereal. Como se desprende de lo anterior, el gran tamaño de las fincas de los productores de arroz norteamericanos les permite generar economías de escala a través del acceso a tecnologías modernas como la mecanización del proceso productivo, desarrollo de variedades genéticas de alto rendimiento resistentes a las plagas, así como la adopción de tecnologías de agricultura de alta precisión. Todo esto les ha permitido obtener un incremento importante del rendimiento o la productividad, que sólo en el período del 2000 al 2013 se incrementó en un 29 % por superficie de acre de tierra. Igualmente, los productores de este cereal usan avionetas para la siembra directa en campos inundados y también sembradoras de precisión en campos secos. La etapa de cosecha igualmente la efectúan por medio de cosechadoras de alta precisión y al granel con lo que se ahorran mano de obra, materiales y tiempo.
Con la adopción de estas tecnologías avanzadas los productores de USA, por un lado, han podido incrementar los rendimientos y por el otro lado reducir los costos de producción, lo que le ha permitido penetrar al mercado mundial del cereal en condiciones de precios mucho más competitivos.
Como se puede desprender del análisis anterior, las condiciones en las cuales se produce el arroz en República Dominicana y en Estados Unidos son abismales, lo que justifica en grado sumo las aprehensiones mostradas por los productores nacionales ante la inminente entrada de las importaciones de ese cereal libre de aranceles.
Sin duda, que el arroz estadounidense entre al mercado dominicano con cero pago de arancel se constituirá en un gran desafío que pondría en peligro la supervivencia y el medio de vida de una gran parte de la población de nuestra población del campo. Ante esas circunstancias, es necesario que las autoridades correspondientes del país exploren las posibilidades a su alcance y procurar una salida que permita la permanencia de este cultivo ancestral en la cultura culinaria del dominicano, y cuya producción genera cientos de miles de empleos directos e indirectos.
A ese respecto se presentan algunas opciones de medidas que puede encaminar el Gobierno Dominicano para buscar una salida satisfactoria y beneficiosa para el sector a arrocero dominicano:
1) Solicitar una renegociación del acuerdo comercial, para procurar que se acepte una prórroga de la salvaguardia agrícola, lo cual está establecido el Artículo 3.15, Numeral 8, del DR-CAFTA, que reza que los órganos competentes pueden examinar y revisar el funcionamiento de esa norma. También en el Articulo 3.18 se establece que las partes signatarias conformarán una Comisión de Revisión Agrícola en el año 14 después de la fecha de entrada en vigor del Tratado para revisar la implementación y operación en lo relacionado con el comercio de mercancías agrícolas. Conforme a lo establecido esa Comisión deberá evaluar los efectos del proceso de liberalización comercial bajo el Acuerdo, la operación del Artículo 3.15 y la posible extensión de medidas de salvaguardia agrícola bajo ese Artículo, el progreso hacia la reforma global del comercio agrícola en la OMC y los desarrollos en los mercados agrícolas mundiales.
2) La activación de una salvaguardia global, de conformidad con el Artículo XIX de la Organización Mundial del Comercio (OMC) de 1994 y en el Acuerdo de Salvaguardias. En este tipo de caso se debe presentar pruebas de que las importaciones han hecho un daño grave y constituyen un riesgo para la sobrevivencia de ese bien, y probar que esa es la causa de la situación presentada. Como caso similar, con relación a este punto en el mundo hay algunos precedentes como es el de México con relación a bienes de USA.
3) Concomitantemente el país debe hacer hincapié en el señalamiento de que los de subsidios utilizados por los Estados Unidos constituyen una distorsión al proceso de producción y con sus exportaciones contribuyen a disminuir el precio del arroz en el mercado mundial, lo cual perjudica a los productores de países como la Republica Dominicana que tienen que aceptar la entrada de ese producto a su territorio en condiciones de competencia desleal. En ese sentido es importante traer a colación el Artículo 3.14 de la OMC, sobre el compromiso de sus miembros de no emplear subsidios a las exportaciones agrícolas en su intercambio comercial.
Las acciones antes planteadas no solo dependen de la voluntad de los productores, sino que es al Gobierno a quien corresponde encabezar los aprestos del país para crear un ambiente que sea propicio a través de labores de cabildeo y de incidencia para que sus socios contrapartes del Tratado accedan a sentarse en la mesa de discusión y convencerlos de la pertinencia de los reclamos de nuestro país. Esta es una labor que precisa de una minuciosa y complicada labor técnica, diplomática y política, debido a que este caso envuelve muchos intereses tanto nacionales como de los otros países socios.
A pesar de que se sabía que el tiempo es inexorable y que el plazo para la desgravación total del arroz y otros productos agropecuarios iba a llegar, fueron muy pocas las medidas que se tomaron para su fortalecimiento y adaptación a las nuevas condiciones del mercado con la puesta en vigor del DR-CAFTA.
Por último, hay que significar que, si bien las medidas de sostenimiento de precios y de mercado son importantes, resultan insuficientes para asegurar la sostenibilidad en el tiempo de este producto tan importante en la dieta diaria, la seguridad alimentaria y en la agricultura del país. Por lo tanto, se precisa que se formulen medidas de apoyo de servicios generales, como la construcción y mejora de infraestructuras viales y de riego, capacitación, transferencia y asistencia técnica, adopción de mejoras genéticas, equipo y maquinarias de precisión, impulso y desarrollo del asociativismo, entre otras, que contribuyan a incrementar los rendimientos y la productividad y a disminuir costos de producción y consecuentemente a aumentar los niveles de competitividad y rentabilidad de dicho bien agropecuario.