El ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez, dijo que la diplomacia energética es una herramienta para la promoción y protección de los intereses nacionales y regionales, debido a que la transición hacia fuentes de energías renovables “no solo es una necesidad climática”, sino una oportunidad económica y un imperativo para reducir las brechas socioeconómicas.
Según el canciller, para lograr una transición energética justa e inclusiva en la región se requiere de la cooperación y el intercambio de conocimientos y tecnologías desde los organismos multilaterales.
Durante la sexta reunión ministerial de Energía y Clima de las Américas (ECPA), celebrada en Punta Cana, La Altagracia, los funcionarios dominicanos dijeron que el evento se abordará desde la sostenibilidad, eje primordial para transformar la matriz energética de Quisqueya.
Mientras, el ministro de Energía y Minas, Antonio Almonte, consideró que la reunión “Energías renovables de las Américas: integración e innovación”, es una ocasión especial para ver en profundidad las condiciones que exige una transición energética bien concebida.
“Se requiere financiamiento para fortalecer el sistema de regulación institucional que garantice que esas inversiones sean sostenibles y que los sistemas eléctricos que se desarrollen sean positivos y que la transición energética tenga un sentido de inclusión, abordando el tema de la expansión de la electrificación de los sectores suburbanos y rurales de nuestras economías”, explicó.
Los funcionarios destacaron el impacto positivo del uso racional, consciente y eficiente de los recursos energéticos en la lucha contra el cambio climático, ya que son acciones que reclaman del compromiso de la sociedad civil, el sector empresarial y el Gobierno.
Almonte comentó que la región de América Latina y el Caribe buscan garantizar la seguridad energética mediante la elaboración de estrategias financieras que mejorarán las infraestructuras y, a la vez, adoptar políticas climáticas que sean compatibles con el crecimiento y desarrollo económico.
Pero, además, la vicepresidente de la República, Raquel Peña, afirmó que la preocupación sobre la velocidad de la transición energética “no sólo es el resultado de la guerra en Medio Oriente o del conflicto entre Rusia y Ucrania”, sino todas las demás situaciones que reclaman atención integral. “Me refiero a cuestiones como la relación entre transición energética, minerales críticos, innovación y tecnologías disruptivas”, señaló.
Peña dijo que las naciones regionales están en una revolución tecnológica, situación que permite un abanico de posibilidades.
“Para las Américas, es imprescindible poner el acento en la necesidad de una transición justa que evite una profundización de las desigualdades existentes y que ayude a su corrección. Hay efectos perniciosos en el olvido banal de la seguridad energética”, aseguró.