Frenar la crisis climática desde un principio de justicia internacional implica poner fin a los combustibles fósiles en diferentes calendarios: 19 países ricos deberán abandonar la producción de hidrocarburos antes del 2034.
Así lo refleja un estudio publicado este martes y elaborado por los especialistas climáticos Kevin Anderson, profesor de energía y cambio climático en las universidades de Manchester (Reino Unido), Uppsala (Suecia) y Bergen (Noruega) y exdirector del Centro Tyndall para la Investigación del Cambio Climático; y Dan Calverley, investigador independiente.
Los expertos advierten de que, en el contexto de calentamiento global actual -el planeta ya es 1,1 ºC más cálido que en la era preindustrial a causa principalmente de la quema de combustibles fósiles- el mundo no se puede permitir aumentar la producción de hidrocarburos, que deberá eliminarse de forma escalonada según la dependencia económica de cada país.
Según sus cálculos, si los 19 países productores más ricos dejan atrás definitivamente a los combustibles fósiles antes de 2034, el mundo tendrá un 50 % de probabilidad de lograr el objetivo de 1,5 ºC.
Este es el umbral de calentamiento que según los científicos no se debería superar antes de finales de siglo pero que, según los especialistas en cambio climático de la ONU, se sobrepasará antes del 2040 si las emisiones de gases invernadero se mantienen en los niveles actuales.
Si los 19 países ricos productores del 35 % de los combustibles fósiles terminan con la producción antes de 2031, la probabilidad de conseguir la meta del 1,5 ºC asciende a un 67 %, siempre contando con que las economías más dependientes del sector de los combustibles fósiles tendrían legitimidad para emitir CO2 durante más tiempo en una transición justa.
Las sociedades en países enriquecidos “nos hemos beneficiado de la producción de los combustibles fósiles”, explica a Efe Kevin Anderson, y por ello la justicia climática pasa por hacer “enormes transferencias financieras” hacia los países más pobres, “porque les estamos pidiendo que, por favor, no usen sus combustibles fósiles como lo hicimos nosotros”.
Su informe, encargado por el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible, divide a todos los países productores del 99,87 % de hidrocarburos a nivel global en cinco grupos, encabezado por aquellos con un PIB medio per capita no petrolero de más de 50.000 dólares, que son quienes tienen una mayor capacidad para llevar a cabo la transición verde.
Concluye que 19 países (Irlanda, Estados Unidos, Dinamarca, Países Bajos, Austria, Qatar, Noruega, Alemania, Australia, Francia, Reino Unido, EAU, Canadá, Baréin, Corea del Sur, Italia, Japón, Nueva Zelanda e Israel) deberían recortar su producción de combustibles fósiles en un 74 % antes de 2030, y darla por finiquitada en 2034.
Otros 14 países con “gran capacidad” para abandonar las energías sucias sin comprometer totalmente sus economías (Estonia, Polonia, Hungría, Rumanía, Croacia, Turquía, Kuwait, Chile, Arabia Saudita, Brunéi, Kazajistán, Malasia, Rusia y Argentina) deberían disminuir la producción en un 43 % para 2030 y dejar atrás al gas y al petróleo por completo en 2039.
Si estos dos primeros grupos, que suman más de la mitad de la producción mundial, siguieran estos calendarios de descarbonización escalonada que proponen Anderson y Calverley, el planeta estaría más cerca de luchar efectivamente contra la crisis climática y cumplir con el Acuerdo de París de 2015.
“Es altamente improbable que los países hagan algo parecido a lo que decimos en el informe”, reconoce Anderson, pero lo que es seguro, agrega, es que “si no lo intentamos, es imposible” y, además, “de vez en cuando ocurren cosas improbables”.
A los estados contemplados en los ambos grupos, signatarios del Acuerdo de París, “puede que no les guste” esta solución que proponen los autores, señala el académico, pero “es lo que han firmado, y nuestro trabajo es informarles de lo que tienen que hacer para cumplir”.
El grupo de países que más puede demorar el fin de los combustibles fósiles -tienen hasta el 2050- son 25 estados responsables del 11 % de la producción global y engloba, por ejemplo, a India, Venezuela, Irak y Nigeria, entre otros.