En esta "Zona de reclusión", nunca, como ahora, se había proyectado más sentido del rejuego con la palabra y más expresión de libertad del signo, en la poética de Odalís G. Pérez, como lo hace en esta "Zona de reclusión".
Es la primera edición de esta obra de poemas, con diagramación de "Océano Azul Ediciones". Con foto de solapa, a cargo de Geliana Nirvana Pérez y la imagen de la cubierta e interiores, del pintor y poeta HRSuriel. Impresora Soto Castillo. Santo Domingo, R D.-2024. Con 69 págs.
Es la lengua en reclamo de su andamiaje eufonico, la que se expande aquí sobre el verso. Palabra libre en esta "Zona de reclusión", configurando su voz expansiva en espiral.
Es en esta obra donde la poética del sujeto-autor, explora, cuestina y rebusca en sus propias raíces poéticas, identitarias y antropológicas, para cimentarse en sus matices de novedad creativa.
Aquí no hay reclusión, como presidio de la voz y ella, aquí, en esta "Zona de reclusión", todo fluye sin barreras y se eleva hacia los infinitos confines del imaginario. Lo surreal en la metáfora es su huella, su eco y su código de construcción rítmica, a partir de la palabra y su simbología.
El verso llega hecho sonido, desde una pragmática planificada por el sujeto-autor, como alternativa de adueñarse de la palabra, su fonía, su cadencia y los pluriuniversos que ella representa.
Ver y leer "Zona de reclusión", conceptualmente me aproximo a la primera exposición pictórica de este creador, donde tampoco fijo aislamiento, sino una abierta policromía de la imagen, y esta vez, desde el verso, la acción libertaria de la lengua, nos llega convertida en ritual del signo, para evocarnos apertura del ser, la extensión del vuelo de la palabra, a partir de enunciación simbólica o poética.
Decir, aquí, va más allá del hecho de comunicar, para enunciar ritmo, contradicción, interrogante de la existencia, mirada hacia el otro; multitud: ruptura del canon y orgía del tiempo que nunca se apaga.
Suu potencial experimental y vanguardista, rompe con la tradición gramatical y sus reglas, en estos linderos hispanos del falso descubrimiento, para, desde el no uso de reglas gramaticales, instaurar su canto, a partir de palabras, ideas y uso de minúsculas.
Es la libertad en la construcción del verso, la que se nos presenta en esta "Zon de reclusión". Es la libertad en su absoluta dimensión semántica, para revertir lo supurstamente recluido, en grafía del signo en rebeldía, para evocarnos su mirada onírica y festiva.
Su poética, aquí, en esta "Zona de reclusión", tal y como lo dice el sujeto autor, cito, "(…) la poesía se hace y nace del sueño.sacude la tierra es álgebra y quebranto del lenguaje (…)"
(Ver Prosa-poema "Arte poética", pág. 23, obra citada).
Lo humano es aquí base central para el canto irreverente del poeta, su motivo para el canto, para este canto intransigente, aguerrido, en soberbia abierta y en plural rebeldía creativa, para expandir su voz.
Lo político se adentra en esta figuración poética de la palabra que atraviesa nuestra historia. Este es un discurso poético que recorre los linderos de nuestra historia como Caribe y como país. Es un decir poético que se arremolina sobre nuestras propias huellas, para edificar nuestra imagen en permanente vigilia. Veamos:
(…)
"en todas las historias nacionales. con el himno y sin el himno, con los héroes tirados por el suelo; metales absorbido por la punta del veneno. porque eso sí prostituta serpiente que me sueña, nada podrás hacer por esa vida fragmentada, por las cosas diminutas el relato vuelve atrás. se trata de un espejo de noches turbulentas de pielagos, derrumbes oceánicos, cavernas del sentido, esqueletos de plomo esqueletos de madera uno dos y tres pido en grande el noble desatino".
(…)
(Ver poema "Búsqueda del surco y la simiente" pag.61, obra citada).
Esta es una poética de la irrevencia del signo y la imagen. De ahí su desafío a la lengua y la impostora de sus cánones gramaticales, por lo que hace gala del juego con los espacios del Ver y la estrofa, para cimentarse en el ritmo que engendra el fonema, su decir, su afrontar, desde la lengua.
Lo onírico es aquí parte de la travesía poética del sujeto-autor. Lo onirico y el recuerdo se adueñan de esta obra, para convertir estos prosa-poemas en figuraciones de ritmicidad y armonía de formas planificadas.
Aquí se configuran la estética de lo onírico y la imaginación, para hacer de la palabra la razón de su vigilia ante los sentidos pluriforrmes de su canto.
El imaginario del poeta es la atalaya que irradia aquí la página en blanco, para poblar de armonía su discurso, su sincrética prosa poética, en total irreverencia, contra la reclusión del verso y del espíritu del poeta.
-Una poética del ritmo y del desencuentro del espíritu del sujeto, es la que queda plasmada en esta "Zona de reclusión", por lo que se advierte un vuelo que traspasa y traspasará las riveras de salitre y yodo de nuestra insularidad, más allá de la poeticidad de la llamada Generación de escritores del 70 de la República Dominicana. He dicho, sin pena, ni arrepentimiento.