Introducción del escritor Aquiles Julián
Roberto Marcallé Abreu es y así he tenido como el mayor exponente de la novela noir en República Dominicana.
Su extensa obra, con títulos fundamentales en nuestra literatura, ha alcanzado otros litorales. Babelio, en España, en su mapa de mundial de la novela negra, lo destacó como el representante del género en República Dominicana.
El profesor Álvaro Antonio Bernal, docente de la Universidad de Pittsburgh at Johnstown, Estados Unidos, viajó a Santo Domingo a conocerlo, interesado en su novelística, y lo entrevistó.
Esa entrevista apareció en el Middle Atlantic Council of Latin American Studies on the Latin American Research Commons (LARC).
Y es conveniente que los dominicanos la apreciemos.
“La caída de Trujillo abrió para los dominicanos un mundo de conocimientos que antes yacía en la oscuridad y el silencio, en los límites de lo inaccesible y lo prohibido”.
Entrevista con el escritor dominicano Roberto Marcallé Abreu
Roberto Marcallé Abreu dentro del contexto de nuestro Caribe es un referente obligado en el género de la literatura policiaca o negra. Marcallé, exembajador de su país en Nicaragua, es un prolífico autor de novelas y colecciones de cuentos que ilustran el malestar social y el diario vivir de los dominicanos dentro del mundo urbano. Este tipo de literatura en América Latina ha tenido claros éxitos en países como México, Cuba y Argentina, en los que el género ha sido tradicionalmente cultivado. Sin embargo, en otros países de la región existen autores que por diversas razones no han tenido la resonancia que deberían tener. Este puede ser el caso de Marcallé, icono en el género negro en su país y con méritos suficientes para ser reconocido allende las fronteras. La problemática urbana en la obra del autor no es un aditivo meramente ficcional, sino un elemento que se obtiene de la realidad misma y bajo esa perspectiva, es importante notar que la capital dominicana, Santo Domingo, es en la actualidad la ciudad más poblada de la región Caribe y en consecuencia, vive realidades particulares que pueden ser ajenas a conglomerados urbanos menores. El autor dominicano es una luz que nos guía acerca de diferentes temas relacionados y nos ayuda a entender el presente de las letras de la isla, su quehacer literario y el acontecer de su país. En la siguiente entrevista, el autor brinda respuestas concretas a las inquietudes que le planteamos.
Álvaro Antonio Bernal. ¿Cómo ve usted el presente de la literatura dominicana?
Roberto Marcallé Abreu. Es de orden vislumbrar el presente y en mayor grado el futuro de las letras dominicanas como promisorio. No se trata de lo que podría calificarse exclusivamente como una actitud optimista o promocional que ignora o soslaya la realidad y los hechos. La mejor evidencia es que, a pesar de las limitaciones y adversidades que han afectado nuestra existencia como país y como pueblo, nuestros escritores no han dejado de trabajar y de publicar y me refiero no solo a los periodos menos conflictivos, de relativa normalidad, sino en todas las circunstancias concebibles, no importa cuán difíciles o complejas hayan sido las mismas. Nadie y mucho menos nosotros mismos, podemos ignorar las dificultades que supone el oficio de escribir y los obstáculos que, en sentido general, son muchos con los que tropezamos a cada momento como es de esperarse en un mundo tan complejo como el que nos ha correspondido vivir. Hablamos de nuestra realidad intrínseca, la situación específica en que vivimos como país en vías de desarrollo y la relevancia que se puede conceder a determinadas actividades. La mejor evidencia es que, pese a las numerosas dificultades, la bibliografía nuestra ha seguido creciendo y desarrollándose, con sus altibajos por supuesto y siempre en la búsqueda de un mayor sentido de calidad y universalidad. Y me refiero a la creación literaria de los dominicanos tanto dentro como fuera de la República Dominicana.
AAB. No es fácil la consecución de las obras de autores dominicanos en la misma América Latina. ¿Por qué parece insuficiente la promoción de la literatura dominicana?
RMA. Puede que este hecho tenga sus raíces en nuestra condición de isla. Otra causa podría ser que, en muy extensos periodos de nuestra historia nacional, hemos padecido de autoridades que se empeñaron, muy exitosamente, en mantener aislado el país, limitando las relaciones con un mundo exterior en el que se adversaba de manera muy severa y agresiva, tanto a esos gobiernos como a sus figuras más representativas. En la actualidad, los vínculos de República Dominicana son intensos, casi extraordinarios, y los intercambios comerciales y de toda naturaleza han crecido de manera significativa. No obstante, muchas actividades, entre ellas las vinculadas con la cultura, no se han desarrollado al mismo nivel que otras. Hay muchos motivos, pero resulta muy real el hecho de que los intercambios culturales se encuentren muy rezagados a muchos niveles y con muchos países. Es cierto que en la medida en que nos hemos abierto a otras culturas, esa situación ha ido cambiando, ha ido mejorando. Despacio, pero la realidad es que los nacionales que viven en el exterior, el incremento del turismo y los vínculos comerciales están transformando esa situación. Las manifestaciones culturales cada día ocupan un espacio mayor, y sus expectativas son positivamente crecientes. Esa tendencia seguirá desarrollándose y cambiará drásticamente las limitaciones o ese evidente y real aislamiento al que usted se refiere. No obstante, son muchas las deficiencias, tanto históricas como en la actualidad, de los organismos cuya responsabilidad es, entre otras, la de proyectar nuestras letras en la geografía universal. Pero eso también está cambiando y es de esperarse que en un tiempo prudente las letras dominicanas se proyecten de manera amplia en todas partes.
AAB. ¿Cómo percibe usted el desarrollo o la popularidad del género negro en su país?
RMA. Considero que gracias a las complejas realidades que hemos vivido como país, el interés por el género negro ha ido desarrollándose de manera significativa y creciente. Se puede percibir el significativo interés del público lector en esa clase de literatura que muchos dominicanos identifican con diversos estadios de vida de nuestra historia nacional pese a que se pueden señalar otros aspectos y situaciones que se originan en diversos ámbitos de nuestra existencia, además del aspecto político. Como dominicanos, hemos vivido muchas realidades difíciles, amargas, conflictivas, oscuras, un excelente caldo de cultivo para el desarrollo de dramas de esa naturaleza. Las mismas manifestaciones del subdesarrollo generan de manera espontánea o natural una literatura que se asienta en lo desconocido, en el desasosiego, en la incapacidad para comprender o sufrir ciertas manifestaciones de la vida en sociedad que resultan definitivamente incongruentes, muy amargas, muy complejas. La indefensión del ciudadano, sociedades estructuralmente anómalas, ocurrencia de eventos terribles, la agonía del subdesarrollo y la condición humana, revoluciones, guerras civiles, invasiones, cataclismos naturales en verdad espantosos, prácticas marginales, hábitos, hechos o conductas incomprensibles. Nuestro país ha confrontado muchas situaciones amargas y complejas a lo largo de toda su existencia. Incluso, a nivel filosófico se desarrolló una corriente sobre el pesimismo dominicano. Esa percepción trágica y oscura, esa presencia de la desgracia, la violencia, la confrontación, da forma y espíritu a personajes, situaciones y desenlaces que usted puede descubrir en muchos de mis cuentos y novelas. Y que, eventualmente, repercutirán en los esfuerzos por desarrollar una literatura de esa naturaleza. Debo adelantarle que ya se ha creado una estructura encaminada a organizar y promover una literatura negra de manera sistemática. La dirige el escritor Aquiles Julián. El hecho mismo de que se nos haya incluido en el mapa sobre la presencia de la “literatura negra” en América Latina, es un logro que celebramos calurosamente.
AAB. ¿Cómo se entiende el género negro a partir de las particularidades historiográficas de cada nación latinoamericana?
RMA. Una pregunta muy interesante y que supone una amplia diversidad de datos y una mayor reflexión. Creo imprescindible tomar en consideración el desarrollo diverso de nuestras sociedades nacionales, nuestra historia y la suma de las influencias externas de que somos y hemos sido objeto, así como las peculiaridades de nuestro ser nacional en cada caso. Sí, creo en esas peculiaridades en un contexto muy rico en cuanto a diversidad. He viajado a muchos países latinoamericanos y bien puedo decirle que en cada caso he podido sentir y disfrutar de esta singularidad aún en un contexto de amplia y muy rica diversidad.