En las más recientes promociones de Poetas y de gestores culturales de Neiba, no podemos dejar de situar las creaciones literarias de Ramón de Jesús Núñez Duval, por lo que me permito presentar aquí su discurso poético, a partir de su libro de poemas titulado “Huellas de versos”. Ramón de Jesús Núñez Duval (1970).

Quién soy yo…para estar, ahora, dando lecciones de cómo escribir o no poesía, cuento o novela? ¿Con qué derecho puedo hacerlo? Es con esas interrogantes que he elegido iniciar este estudio sobre este libro titulado "Huellas de Versos", del poeta neibero Ramón de Jesús Núñez Duval (16. Feria Regional del Libro Bahoruco-2020, Ministerio de Cultura. Ediciones Ferilibro. Santo Domingo, D. N. República Dominicana. ).

Esas interrogantes son mi excusa para introducirme en el entramado poético de esta, la cual está circunscrita a un enfoque lírico-romántico, con el predominio del uso de palabras rebuscadas, como si se tratara del acomodarse al modernismo, dentro del siglo XXII .

Ya llegó el momento de que este autor procure encontrar su voz, su registro poético, soltando al modernismo o soltando la voz de "Apolinar Perdomo". Ya es la hora de que el poeta despierte su propio eco y recoja su tono personal, su propia voz poética.

Es la hora de que descubra su imagen propia, su voz. Esa que está cerca de él…en su propio entorno vivencial…con sabor a café, a guanábana y uva, recubierto de condeamor y tabardillos.

Pero vuelvo y me repito. ¿De qué "privo" o presumo yo…ahora, para querer convertirme en juez, renegando mi posible condición de comentarista o crítico literario? La verdad ha de ser dicha, es decir, mi verdad he dicho y eso decir nunca debe significar el límite de los múltiples universos simbólicos y poéticos que coexisten en el texto poético.

presumo yo…ahora, para querer convertirme en juez, renegando mi posible condición de comentarista o crítico literario? La verdad ha de ser dicha, es decir, mi verdad he dicho y eso decir nunca debe significar el límite de los múltiples universos simbólicos y poéticos que coexisten en el texto poético.

¿Y eso convierte a esta obra en algo inútil? No la convierte en algo inútil, porque hay otros detalles que sobresalen en su discurso poético, como la organización de sus enunciaciones poéticas, lo cual merece ser resaltado y destacar su valor estético y simbólico, lo que nos indica que se trata de un libro que ha de ser leído, discutido y analizado por sus lectores, en talleres literarios y de manera individual.

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De izquierda a derecha, el poeta y narrador Ismael Díaz Melo; la pintora y gestora cultural, Julia Castillo, directora del Centro cultural Perelló; el poeta Alex Ferreras Cuevas, recibiendo un reconocimiento, en el V Festival Literario-Sur- y el poeta e investigador, Darío Tejeda, presidente del Comité organizador del V Festival Literario-Sur, celebrado en San José de Ocoa, 2023.

Otro aspecto que debo decir sobre ese libro, es sobre el uso excesivo de adjetivaciones (calificativos) que, a veces, resultan innecesarios. Sinembargo, a pesar de esos detalles, hay un impulso poético que se mantiene en la construcción de sus versos.

El mundo tangible ha de ser parte de las visiones del poeta y bajar de esa nube de onirismos que pueden empalagar la lectura. No olvidemos que un texto poético, más allá de ser leído, es para ser disfrutado y es en ese disfrute que se establece su permanencia en nosotros, los lectores, dejándonos, en este caso:

"Huellas de versos". Veamos:
"Cuando tus labios besan míos/
Tu mirada profunda me domina/
quitándole el broche a sentimientos/
que salen del alma y lastiman//.
Cuando tus labios besan los míos/
el aroma de tu pelo me provoca/
me seduce y me embriaga/
rociando de ternura tu piel sagrada//.

Cuando tus labios besan los míos/
tus manos esculpen los deseos/
desde el ímpetu de mis adentros/
hacia el sentir que yo apatezco//.
Cuando tus labios besan los míos/
la tez bronceada se ruboriza/
sintiendo el cálido anhelo/
de tenerte conmigo dormida"//.
("Cuando tus labios me besan", Pp. 15-16).

Es la voz romántica, enamorada, la que nos dice de los requiebros y devaneos del poeta, en su afán de expresarse y fijar su discurso amoroso ante la amada.

Se trata de una obra poética centrada en el registro intimista del sujeto-autor. Es un libro para levantar la mirada amorosa del ser. Es un canto pautado por el lirismo y el tratamiento clásico del verso, aunque está liberado de la rima y de la métrica.

Debemos superar el enfoque tradicional de abordar el verso y la configuración estrófica del poema.

Eso se logra haciendo de la poesía nuestra confidente cotidiana, desde la lectura y la escritura, desde la búsqueda de las potencialidades estéticas que podemos alcanzar, al usar la lengua.

Otro aspecto que debo decir sobre ese libro, es sobre el uso excesivo de adjetivaciones (calificativos) que, a veces, resultan innecesarios. Sinembargo, a pesar de esos detalles, hay un impulso poético que se mantiene en la construcción de sus versos.

El mundo tangible ha de ser parte de las visiones del poeta y bajar de esa nube de onirismos que pueden empalagar la lectura. No olvidemos que un texto poético, más allá de ser leído, es para ser disfrutado y es en ese disfrute que se establece su permanencia en nosotros, los lectores, dejándonos, en este caso, "Huellas de versos". Veamos:

"Cuando tus labios besan míos/
Tu mirada profunda me domina/
quitándole el broche a sentimientos/
que salen del alma y lastiman//.
Cuando tus labios besan los míos/
el aroma de tu pelo me provoca/
me seduce y me embriaga/
rociando de ternura tu piel sagrada//.
Cuando tus labios besan los míos/
tus manos esculpen los deseos/
desde el ímpetu de mis adentros/
hacia el sentir que yo apatezco//.
Cuando tus labios besan los míos/
la tez bronceada se ruboriza/
sintiendo el cálido anhelo/
de tenerte conmigo dormida"//.

("Cuando tus labios me besan", Pp. 15-16).

Es la voz romántica, enamorada, la que nos dice de los requiebros y devaneos del poeta, en su afán de expresarse y fijar su discurso amoroso ante la amada.

Se trata de una obra poética centrada en el registro intimista del sujeto-autor. Es un libro para levantar la mirada amorosa del ser. Es un canto pautado por el lirismo y el tratamiento clásico del verso, aunque está liberado de la rima y de la métrica.

Debemos superar el enfoque tradicional de abordar el verso y la configuración estrófica del poema. Eso se logra haciendo de la poesía nuestra confidente cotidiana, desde la lectura y la escritura, desde la búsqueda de las potencialidades estéticas que podemos alcanzar, al usar la lengua.

Con Leonardo Nín, nuestra literatura adquiere otra dimensión y se sitúa en los linderos de lo ficcional, a partir de una simbología fundamentada en la cotidianidad. En su propio vivir y en el vivir de los otros.

Leonardo Nin (Tamayo, Neiba, provincia Bahoruco, 1974).
Poeta, cuentista, novelista, ensayista, músico, antropólogo y lingüista dominicano.

En la publicación de creaciones literarias en la República Dominicana, la narrativa no ha sido el campo más trabajado, y, dentro de la narrativa, el caso de la novela es sorprendentemente escaso, por no decir, muy limitado.

En esta oportunidad, me acerco a un territorio ficcional, marcado por la voz de un narrador omnisciente que, de entrada, nos desparrama su regocijo por la muerte de su madre, lo que, no es lo extraño en el discurso poético-narrativo que brota desde el inicio de esta novela, sino su hábil juego con la temporalidad, a lo largo de su narración y la proyección de los espacios que le sirven de referente a los personajes, para desarrollar sus acciones.

La muerte es el símbolo de representación mítica, no he dicho mística, aunque puedo también decirlo, porque, aquí, la muerte cubre el escenario en movimiento de lo dicho o de lo contado, de el creer o el pensar de un sujeto en desequilibrios sentimentales.

Hay un tiempo presente que abre la narración y nos impacta, desde la inesperada realidad de su descarga semántica, estructurada en un desahogo del festín o celebración, al estar ante el cadáver de su madre, lo cual no expresa dolor o llanto, sino abierto regocijo de que así haya sucedido.

"La muerte es el símbolo de representación mítica, no he dicho mística, aunque puedo también decirlo". Ver portada del libro "Solo sé que le llamaban sombra" (Editora Nacional. Ministerio de Cultura. República Dominicana, 2020).

En la publicación de creaciones literarias en la República Dominicana, la narrativa no ha sido el campo más trabajado, y, dentro de la narrativa, el caso de la novela es sorprendentemente escaso, por no decir, muy limitado.

En esta oportunidad, me acerco a un territorio ficcional, marcado por la voz de un narrador omnisciente que, de entrada, nos desparrama su regocijo por la muerte de su madre, lo que, no es lo extraño en el discurso poético-narrativo que brota desde el inicio de esta novela, sino su hábil juego con la temporalidad, a lo largo de su narración y la proyección de los espacios que le sirven de referente a los personajes, para desarrollar sus acciones.

La muerte es el símbolo de representación mítica, no he dicho mística, aunque puedo también decirlo, porque, aquí, la muerte cubre el escenario en movimiento de lo dicho o de lo contado, de el creer o el pensar de un sujeto en desequilibrios sentimentales.

Hay un tiempo presente que abre la narración y nos impacta, desde la inesperada realidad de su descarga semántica, estructurada en un desahogo del festín o celebración, al estar ante el cadáver de su madre, lo cual no expresa dolor o llanto, sino abierto regocijo de que así haya sucedido.

"La muerte es el símbolo de representación mítica, no he dicho mística, aunque puedo también decirlo". Ver portada del libro "Solo sé que le llamaban sombra" (Editora Nacional. Ministerio de Cultura. República Dominicana, 2020).

En la publicación de creaciones literarias en la República Dominicana, la narrativa no ha sido el campo más trabajado, y, dentro de la narrativa, el caso de la novela es sorprendentemente escaso, por no decir, muy limitado.

En esta oportunidad, me acerco a un territorio ficcional, marcado por la voz de un narrador omnisciente que, de entrada, nos desparrama su regocijo por la muerte de su madre, lo que, no es lo extraño en el discurso poético-narrativo que brota desde el inicio de esta novela, sino su hábil juego con la temporalidad, a lo largo de su narración y la proyección de los espacios que le sirven de referente a los personajes, para desarrollar sus acciones.

La muerte es el símbolo de representación mítica, no he dicho mística, aunque puedo también decirlo, porque, aquí, la muerte cubre el escenario en movimiento de lo dicho o de lo contado, de el creer o el pensar de un sujeto en desequilibrios sentimentales.

Hay un tiempo presente que abre la narración y nos impacta, desde la inesperada realidad de su descarga semántica, estructurada en un desahogo del festín o celebración, al estar ante el cadáver de su madre, lo cual no expresa dolor o llanto, sino abierto regocijo de que así haya sucedido.

Es un texto narrativo fluido, lleno de sorpresas, expresamente situadas en la página en blanco, para maniobrar los sentimientos y los soportes espirituales de los lectores y de las lectoras, ¿por qué no?

La intención aquí, es hacer de la narración, el motivo central para que el narrador omnisciente, arremeta contra la imagen de la maternidad, como si se tratase de promesa de agonía, el celebrar la muerte de quien te trajo a este mundo, como un cumplido de su deseo vital, en su condición de personaje macabro.

He aquí un poema novelado, donde la acción y la poeticidad de la lengua, de apoderan de la trama de la obra, de manera intencional, por parte del sujeto-autor.

En los catorce (14) capítulos que le sirven de base arquitectónica a esta novela, sobresale la planificación de los movimientos en los diferentes contextos, en que se mueven los personajes.

El sujeto-autor diseñó cada paso, para construir su narración y convertirla en una trampa…con alevosía.

"Sombra", como personaje protagónico, camina o se mueve por todo el texto narrativo y es eje temático central de la novela, atiborrando de recuerdos al sujeto-narrador, en esta novela, créanme, que, por poco digo, en este poema.
La puerta de entrada a estos absurdos, se prefijan desde el inicio de la novela. Veamos:

"Que bueno llegar y encontrarte muerta, mamá. Miro el féretro y un escalofrío tibio me sube desde los pies hasta convertirse en remolino de abejas alborotadas en mi boca. Saben a cobre mezclado con desaliento y rabia".

(Pág. 7, "Sólo sé que le llamabanSombra". Autor, Leonardo Nín (1974) Premio "Letras de Ultramar". Editora Nacional, Ministerio de Cultura, Santo Domingo, República Dominicana, 2020).

Es el imaginario del sujeto-narrador, el que bordea la mirada escurridiza del que dice y nos cuenta lo que hilvana, desde el recuerdo de sus añoranzas, junto a sus letanías.

Fantasmas, velatorios, espíritus sin rumbos, descarrilados, son de los puntos centrales de este narrar.

Hay aquí una metaforización del discurso narrativo, para situarnos en las imágenes hechas rupturas del vivir, de unos cuerpos helados abrumados por el resentimiento.
Hay una tragedia humana convertida en crónica poética.

En decires de agonía, donde lo terrenal se convierte en enunciado de lo despreciable del Ser, en todo el transcurrir de esta narración.

Su narrativa, basada en la cotidianidad de la vida, responde a la vivencialidad del sujeto autor, quien, desde su narrativa, mantiene su voz poética. Su narrativa es como si se tratara de una poética narrativa. Su narrar es como un poética, desde el cual nos va contando o narrando lo que ve, lo que vive y siente.

He aquí también al poeta narrador.

Lo poetizado se convierte aquí en una manifestación del sujeto- creador, construyendo un jugar con la metáfora o una festiva aventura con la palabra.

Leo, y, al leer este libro me asalta una interrogante: ¿De dónde surge este discurso estético, arraigado en la construcción metafórica clásica? Y es entonces cuando sigo indagando y descubro que el sujeto-autor se apoya en la mirada que apunta a un conocer del saber antropológico y lingüístico.

Prosigo esta lectura, y me encuentro con un enfoque poético sostenido por una subjetividad que abarca el decir del poeta, sin perder su base rítmica.

Estamos ante un texto ritualizado, ordenado desde un plano de conciencia lógica, de ahí su proyección ideológica planificada, sentida, gozosa y gozada.

Al lector se le abre la puerta de la curiosidad, con unos versos muy próximos al malditaje . Veamos:
(…)

"Este poema es falible introspección del morbo/cínico vómito de alfabeto/canción de cuna para una bestia/yuxtaponiendo un cuerpo/entre dos abismos"//.
(…)

(Ver pág. 11, obra citada. Editora Índole editorial, El Salvador. Primera edición 2014.Volumen 10. Foto de la Portada de René Figueroa. Libro "Poemas en blanco y negro", de Leonardo Nin (Tamayo, Neiba,Provincia Bahoruco, República Dominicana,1974).

Con comentarios de contraportada, a cargo del escritor dominicano, César Sánchez Beras.

Obras publicadas por el académico, investigador, poeta y narrador neibero, Leonardo Nín:

"Guasábaras" (cuentos 2003), "Sacrilegios del excomulgado". (cuentos 2008). "Poemas en blanco y Negro" (poesía 2014). "Las porfiadas" (teatro 2018), "Espacio Pagado" (poesía 2019). "Solo sé que le llamaban Sombra" (Novela 2019). Premio nacional de la Juventud 2007, premio de cuento Radio Santa María 2016, Premio Ultramar de literatura en teatro 2017, premio Ultramar de literatura en novela y cuento 2018.