«Me gusta estar en contacto con mis años de inmigrante, aunque fueron años de sufrimiento», contó Junot Díaz una vez. Díaz relaciona la experiencia migratoria con dolorosos dramas personales que se remontan a su adolescencia y algunas de cuyas resonancias se verifican en la construcción de sus personajes, buzos, como él en su día, en un océano de contradicciones con la cultura de su nuevo país, de enajenación de sus raíces, de estereotipos que afrontar. Díaz ha dicho que ser inmigrante es un trauma, que nunca se ha sentido cómodo en Estados Unidos y que siempre está pendiente de lo que dice en inglés, aún con casi toda su vida en Estados Unidos. La inmigración, como trauma, sufrimiento y confusión, es el gran demonio vargallosiano de Junot Díaz.
El talento literario de este narrador se pone de manifiesto desde su primer libro, Drown, una colección de diez cuentos publicada en 1996 que versa sobre el intento de inmigrantes dominicanos de adaptarse a la vida en Estados Unidos. Muchas historias son narradas por un personaje llamado Yunior, un alter ego del autor que reaparecerá en sus ficciones posteriores. Presentando ya la búsqueda de la identidad como leitmotiv de su creación literaria, los cuentos presentan la vida de Yunior sumergida, además, en conflictos y falta de comunicación con su familia y su mejor amigo. Las fricciones familiares reaparecerán, expandidas, en su novela.
En la novela The Brief and Wondrous Life of Oscar Wao, Yunior, el narrador testigo durante gran parte del texto, cuenta las peripecias de un joven nerd dominican york que también funciona como alter ego de Junot, en su versión adolescente. Los rasgos que Junot reconoce de su temprana juventud —«As a young boy, I was acutely sensitive; I was clever in an anti-intellectual immigrant community»—, su predilección por los libros de ciencia ficción y de cómic, se reflejan en Oscar, el protagonista de su novela, quien está obsesionado con las novelas de J.R.R. Tolkien y Akira, un filme japonés clásico de dibujos animados del género cyberpunk.
Según Yunior, cuyo punto de vista está contagiado de un sardónico sentido del humor, la historia del joven se reduce a una antigua maldición que pesa sobre su familia, el fukú, cuyo origen se remonta a la llegada de los europeos a la Isla La Española (actualmente República Dominicana y Haití). Yunior irá detallando la vida pletórica de sufrimientos de Oscar, nerd en sobrepeso con horrible suerte con las mujeres y, por ende, inconcebiblemente virgen cuando debería ser un macho dominican york. Yunior es el novio de la hermana de Oscar; su identidad en principio permanece vedada, hasta que pasa a participar en el mismo devenir argumental. Oscar está obsesionado con perder la virginidad y encontrar el amor. Su desventura en los flirteos le lleva a un intento de suicidio, tras lo cual la familia lo envía a la República Dominicana. Díaz hace acopio, como Julia Álvarez, de esa tendencia de los dominican yorks, de amenazar (y lo cumplían) a los hijos con enviarlos a la isla si tenían un mal comportamiento. La isla, entonces, es el objeto de la nostalgia, pero también un gran reformatorio. La tragedia de agudiza para Oscar en la República Dominicana al enamorarse de una vecina prostituta, Ybon —acepta, por fin, ir con sus primos a una casa de putas—, quien también le rechaza. El novio de Ybon, celoso, hace que secuestren y le den una paliza a Oscar. La familia dispone su regreso a Estados Unidos para alejarlo del peligro, pero la obsesión de Oscar con Ybon seguirá acosando su mente.
La vida de Oscar es el epítome de las heridas. No es atractivo. Es depresivo. Se siente fuera de lugar en Estados Unidos y también en República Dominicana.
La novela sufre mudas espaciales y temporales significativas, presentando ocasionalmente a Lola, la novia de Yunior y hermana de Oscar, como narradora, para contar su historia y ofrecer otra perspectiva sobre Oscar y sobre Belicia (Beli), la madre de ambos. La historia de Beli se cuenta en un flashback que remite a la era de Trujillo; es una trágica saga familiar. Abelard Cabral, su padre, era un reputado y rico médico que cayó en desgracia por no querer llevar a su esposa y una de sus hijas a un baile organizado por Trujillo, convencido de que el dictador, como era su costumbre, quería conocerla a su hija Jacqueline para luego requerirla sexualmente. El médico es arrestado sin justificación. Es torturado y, en una súbita sucesión de desgracias, las muertes empiezan a multiplicarse en la familia. La esposa de Abelard se suicida y las hermanas de Beli fallecen. Se inaugura la etapa del fukú para los Cabral. Huérfana, sin padres y sin hermanas, Beli es criada por La Inca, prima de su padre. Beli desarrolla un carácter imponente a medida que crece. Se convierte en una joven de belleza inefable que se gana todas las miradas a su alrededor. Y se enamora del hombre equivocado, para dar inicio a un nuevo episodio de la maldición familiar. El romance con un gánster local, Jack de León, le acarrea problemas que amenazan su vida y La Inca decide enviarla a Nueva York a casa de una amiga. Desde el avión empieza una nueva vida, porque allí conoce a quien será el padre de sus hijos, un amor que se esfumará rápidamente como parte de la secuencia de sus azares, de su fukú. Durante gran parte de la novela se cuentan los detalles de la tragedia que inicia con el abuelo de Oscar, el médico Abelard. Esa vuelta al tiempo de la dictadura muestra en toda su crudeza el insignificante valor que tenían la vida y la libertad durante la tiranía trujillista, una de las más infames y sangrientas del continente.
En la República Dominicana hay un extenso catálogo de novelas que versan sobre la dictadura de Trujillo, pero la novela que atrajo la atención internacional sobre esa era es In The Time Of The Butterflies (1994) de Julia Álvarez, que se enfoca en el asesinato de las hermanas Mirabal. En 1990 Manuel Vásquez Montalbán había publicado la novela Galíndez, que apunta al secuestro históricamente verídico de un exiliado español en Estados Unidos en 1956 en Estados Unidos (la mano de Trujillo estaba detrás; Jesús de Galíndez había vivido en República Dominicana y publicado un libro que desnudaba los desmanes del régimen). En 1998 el escritor haitiano-americano Edwidge Dandicat publica The Farming Of Bones, que trata sobre el genocidio de 1937 conocido como El Corte, en el que Trujilló ordenó el asesinato de miles de haitianos que se encontraban en territorio dominicano. Y en el año 2000 Mario Vargas Llosa publica su celebérrima novela La fiesta del chivo, que también aborda el trujillato, prestando más atención a los ajusticiadores y al círculo íntimo del dictador. Con estas novelas el trujillato empieza a trascender la isla como tema literario y se convierte en un epítome de las autocracias latinoamericanas del siglo XX (Caminero-Santagelo y Boland Osegueda, 2009: 1). Trujillo no es solo un gobernante atroz y ambicioso, sino que su apetito sexual, como en la novela de Junot Díaz, es conocido por todas las familias dominicanas, que están dispuestas a complacerle so pena del infierno. La historia de tres generaciones de la familia Cabral recoge los horrores sufridos durante la eterna tiranía de Trujillo (1930-1961) y cómo todavía décadas después sus efectos se perciben en nuevas generaciones de dominicanos y, más aún, dominicanos en la diáspora. Además de continuar la tradición novelística sobre la era de Trujillo, la novela de Díaz dialoga con la Novela del Dictador, como se ha denominado al conjunto de títulos latinoamericanos que abordan los regímenes de América Latina del siglo XX, un siglo donde las calamidades políticas de la región se acentuaron tras las epopeyas independentistas del siglo XIX. Entre estas novelas se ubican la mencionada El otoño del patriarca, de Gabriel García Márquez, Yo, el Supremo, de Augusto Roa Bastos y El recurso del método, de Alejo Carpentier.