El escritor argentino Guillermo Saccomanno fue el encargado de pronunciar este jueves el discurso inaugural de la Feria del Libro de Buenos Aires con fuertes críticas a la organización del evento y a la industria editorial de Argentina.
En el acto inaugural, Saccomanno denunció la escasez de papel, que este elemento se cotiza en dólares y aún así tiene "inflación y ningun tipo de regulación desde el Estado" y que la industria papelera argentina es "oligopólica", afectando a las pequeñas y medianas editoriales.
Ante representantes del sector y autoridades del área de Cultura de Argentina y de la capital del país, Saccomanno aseveró que la de Buenos Aires no es una feria de la cultura sino de la industria o, en todo caso, "es representativa de una manera de entender la cultura como comercio, en la que el autor cobra apenas el 10 % del precio de tapa de un ejemplar".
Afirmó que los editores son propietarios de un "banco de sangre", la sangre de los escritores, que "prácticamente donan su obra".
Se quejó de que, cuando pidió a la organización de la feria cobrar honorarios por hacer la disertación inaugural del evento -pago que finalmente recibió-, hubo quienes se opusieron bajo el argumento de que pronunciar el discurso significaba un "prestigio" para el autor que cada año es elegido para esto.
"Me imaginé en el supermercado, tratando de convencer al chino de que iba a pagarle la compra con prestigio", dijo el escritor, autor de novelas, poesías y guiones de cine.
Reveló que, entre quienes cuestionaban el pago de honorarios, no faltó quien planteara que, de pagarle, la cifra debería depender de la extensión del discurso.
"Me pregunté a cuánto podría reducirse la suma si yo decidía resolver el discurso con un aforismo", dijo Saccomanno, quien destacó que es el primer escritor en cobrar por el "trabajo" de pronunciar el discurso inaugural en la feria.
Entre sus críticas, aseveró que a la feria de Buenos Aires "le importan más los libros que se venden, que son los que suelen ser complacientes con la visión quietista del sistema y del poder", y no la literatura que "ilumina, perturba, incomoda y subvierte".
Por otra parte, cuestionó que la feria se realice en el predio para exposiciones de la Sociedad Rural Argentina, una de las mayores patronales agropecuarias del país suramericano y que el escritor calificó como una institución "instigadora de los golpes militares que asesinaron escritores y destruyeron libros".
"En lo personal, creo que esta situación simbólica refiere una violencia política encubierta", afirmó el autor, quien aseveró que "la sombra del dinero enturbia la naturaleza de la conexión" entre los autores y los lectores que debería propiciar la feria.
"Acá se habla de los riesgos de la industria, se repite en retórica la necesidad del acceso a los libros. Se habla y se habla. Parafraseando a Greta Thunberg (la activista ambientalista sueca), 'bla, bla, bla'", lanzó el escritor.