¨Ser libre no es sólo deshacerse de las cadenas propias, sino vivir de una forma que mejore y respete la libertad de los demás. Nelson Mandela
Vivimos en una sociedad donde el maltrato del hombre a la mujer es más común que el de la mujer hacia el hombre, pero, ¿Alguna vez nos hemos detenido a pensar la magnitud de este problema, la situación emocional por la que pasan los hombres cuando son maltratados y sobre todo el ejercicio moral que estos deben hacer antes de tomar alguna represalia ante este maltrato o la petición realizada por la o el victimario?; el cuento "Matar un ratón, escrito por Virgilio Díaz Grullón", cuentista dominicano, nos ayudará a ver esta realidad del maltrato de la mujer hacia el hombre y como esto puede repercutir de manera decisiva en los que conviven en este hogar de violencia.
El cuento Matar un ratón inicia narrando el suceso de la muerte de este roedor a manos de un niño, lo cual, probablemente no era la intención de este, pese a que luego de la muerte del ratón el niño huye muy asustando por lo que había hecho, debido al susto que el niño tenía en ese momento entró a la casa ocasionando un ruido que despertó a su abuela paterna, la cual se encontraba allí a raíz de unos problemas de salud que tenía desde hacía meses y que su hijo (el papá del niño) noble y bondadoso acogía a su madre en casa para cuidarla mientras esta sanaba. Lo curioso de todo esto es que el hombre vivía con su esposa y esta para nada quería saber de la existencia de la suegra, lo cual ocasionó que esta presionara a su marido para que este sacase a su madre de la casa. En medio de la discusión que tenían ambos de si casar a la señora o no, el niño asustado por lo que había hecho le pregunta a su padre lo siguiente: papi, ¿matar un ratón es pecado?, esta pregunta que le hacía el niño no tuvo respuesta inmediata pese a la actitud hostil que tenía la madre ante el padre. Al final del cuento el padre le da una repuesta un poco profunda al niño, la cual nos permite hacer múltiples interpretaciones de lo que pensaba el padre al momento de ofrecerle esta respuesta a su hijo.
La respuesta que le dio el papá fue: ¨matar un ratón no es un pecado: los ratones están mejor muertos que vivos¨. ¿Quería el padre haber sido ese ratón en la situación que estaba? Es muy probable que el padre en ese momento no quisiera estar vivo para tomar la decisión que estaba a punto de ejecutar. Cabe resaltar que cuando el padre le dio la respuesta al niño, este iba camino a decirle a su madre que debía retirarse de la casa, sí, su madre que estaba enferma, su madre que estaba sola, que solo lo tenía a él, que no tenía fuerzas para valerse por si misma, que apenas podía trabajar la jardinería de la casa.
Analizando este cuento desde el aspecto psicocrítico, podemos analizar 3 aspectos psicológicos muy importantes que son los pensamientos, los sentimientos y las conductas; cada uno de estos afecta al otro de manera decisiva, porque si analizamos la conducta hostil que reflejaba la mujer, esto afectaba los sentimientos del hombre que había sido arropado por los ideales de su esposa, lo cual entonces hacía que este tuviera pensamientos confusos y que fuera carente de racionalidad. Además se puede destacar la débil inteligencia emocional que este tenía, no era capaz de mantener una opinión firme y tampoco capaz de priorizar, porque a pesar de todo la familia siempre va primero o al menos así debería de ser, y si se trata del ser que te dio la vida es aún más importante salvaguardar y cuidar su vida cuando ella ya no pueda hacerlo, porque independientemente de que te hallas casado y hayas formado tu hogar, tu madre siempre será tu madre, porque fue el ser que hizo que a pesar de la vicisitudes de la vida, pudieras seguir adelante y que te formó con los valores que te identifican como buen hombre, aspecto por el cual tu esposa quizás te escogió.
En definitiva, el querer ejercer poder sobre tu pareja es lo que ocasiona en muchos matrimonios la violencia intrafamiliar, y esto fue lo que vimos reflejado en el cuento matar un ratón, donde el deseo de superioridad de la mujer hacia el hombre, desencadenó un sin número de sucesos que ocasionaron la desilusión del hombre a su mujer, la desilusión del niño a su madre, y la desilusión del hombre así mismo por echar a su madre de la casa.