En este 2022, año 80 del primer sufragio de las dominicanas, Ylonka Nacidit-Perdomo pidió a la ministra de la Mujer, Mayra Jiménez, y al presidente de la Junta Central Electoral (JCE), Román Jáquez, velar por la reactivación de dos decretos de 2003, el pasado 23 de mayo en el CODIA. Uno de ellos fue el traslado de los restos mortales de Abigail Mejía al Panteón Nacional, acción que por causas ajenas y de lo incierto, hace 19 años, nunca se pudo concretar.
Lo cíclico de la vida no falla. El 11 de agosto, mientras se celebraba la histórica fundación del Ministerio de la Mujer, hace 25 años, se cumplieron exactamente 80 días de esa petición hecha por Ylonka a las autoridades, en el momento en que el presidente Luis Abinader, en su ponencia durante la celebración y frente a más de 1500 mujeres de diferentes sectores y organizaciones, visible en el canal de YouTube de la Institución, sentenció con sus propias palabras lo siguiente:
“Las mujeres dominicanas han estado presentes en cada momento de nuestra Historia. Ustedes han estado ahí, haciendo enormes contribuciones al desarrollo del país, en honor a una de esas grandes mujeres que, como ustedes, han estado luchando, […]. Les anuncio que emitiré el decreto para el envío de los restos de Abigail Mejía al Panteón Nacional y otro decreto sobre la declaración del 15 de julio como el Día Nacional de las Sufragistas Dominicanas. Abigail Mejía representa, en nuestra Historia, la lucha incansable de las mujeres dominicanas por el reconocimiento de su ciudadanía, por el derecho al sufragio y, por tanto, trasladar sus restos al Panteón Nacional es un reconocimiento a su gran legado”.
El público aplaudió de pie. Ylonka, quien había sido enterada desde su casa, no cabía de la emoción: después de tantos años de pasar las de Caín, de «contraponer» la historia, de conspirar contra aquellos que osan ocultar y tergiversar la verdad, y de elevar el legado de la sufragista de primera línea, parece ser que, por fin, el trabajo está dando frutos.
A todo esto, muchos se preguntarán cómo llega Ylonka a ser la albacea y custodia legal de dos de los dos herederos directos de Abigail. Esta encomienda, que no representan otra cosa más que los deseos y anhelos de sus «muertas», tiene nombre: Abel.
Ylonka es por Abel
Todo empezó en 1983, cuando Nacidit-Perdomo ingresa a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y sus primeros estudios, antes de entrar en carrera, fueron los cursos de Literatura Medieval, impartidos por el maestro y literato de la Generación del 48, Abel Fernández Mejía.
Es, desde ahí, que inicia una amistad entre la estudiante y su profesor, consolidándose 12 años después, en 1995, durante la conmemoración del centenario del nacimiento de su madre, Ana Emilia Abigail Mejía Soliere, mientras Ylonka desempeñaba el cargo de directora de Investigaciones de la Biblioteca Nacional Pedro Henríquez Ureña.
En aquella época, la tendencia era organizar la Feria Internacional del Libro en la Plaza de la Cultura y el Dr. Raymundo Amaro Guzmán pedía, al equipo del ONAP y a Ylonka en particular, anualmente investigar qué o cuáles aniversarios y/o centenarios de escritores se conmemoraban.
Para aquel evento del primer lustro de los años 90 fue designada una comisión por el Ejecutivo, se curaron y editaron sus referencias literarias y, con ello, se logrando los cimientos para que su vida y obra empezara a conocerse y propagarse desde el Estado, autora que había caído en el olvido, ya que la última ocasión en la que se trató sobre Abigail, de manera puntual y anterior, fue en 1968, cuando el Ateneo Dominicano le realizó un homenaje póstumo. Todo esto, sin menospreciar que en 1993, la museógrafa Reyna Alfau, desarrollando la pieza del mes en el Museo de Historia y Geografía, organizó la “Exposición Abigail Mejía”.
El vínculo maestro-alumna entre Abel e Ylonka se concreta en 1995. Abel ya había sufrido el primer derrame cerebral; no pudiendo gozar de movilidad, por lo que en una visita que le hiciera Ylonka, le pidió seria y responsablemente: “Ocúpate de las cosas de mi madre”.
En Abel, siempre fue un principio que si la obra de su madre tenía valor, iba a ser reconocida por sí misma, y que él no iba a convertirse en el albacea, ni tampoco en el propulsor del legado de su progenitora. En pocas palabras, aseguró que si la obra de Abigail tenía valor, tenía que correr sola.
Abel falleció el 5 de mayo de 1998. Ylonka no estaba en el país. Se encontraba en una isla del Caribe. Desde ahí, ella sintió que algo se le estaba desprendiendo. Al llegar a su casa, le pregunta a su madre si ha recibido alguna llamada preguntando por ella, a lo que le respondió que: “sí, llamó doña Nora”, contándole las fatales nuevas.
Ylonka no pudo estar en el momento en que Abel partió de lo terrenal, y eso la marcó. A partir de ese momento, traspasó su vínculo con Nora Nivar Vda. Fernández y continuó difundiendo la obra de Abigail hasta conseguirle el reconocimiento póstumo de comendadora de la Orden al Mérito Duarte, Sánchez y Mella, y ser la primera persona doctora honoris causa post mortem entregado por la UASD.
Pasado el tiempo, Ylonka ha seguido incansablemente curando y reeditando las obras de la insigne dominicana humanista que también se dedicó a historiografiar la Literatura Nacional, a educar por y para las elecciones, a biografiar personalidades célebres, a velar por las más beneficiosas intenciones sociales, a manejar el orden y la polémica de los ideales que ella misma propulsó y a fotografiar con perspectiva de género para las más grandes editoriales internacionales, siendo uno de sus más grandes aportes el haber armado la cronología de Abigail, ya que todo estaba disperso.
Era imposible saber de la vida de esta mujer… hasta que las «muertas», a través de Abel, decidieran que fuera Ylonka.
En el 2017, ya todos los descendientes de Abigail Mejía estaban viviendo en España: los dos nietos y doña Nora, y la única manera en la que se podía proteger el legado bibliográfico, intelectual, literario, fotográfico e histórico, de la egregia sufragista, era nombrando a la albacea. Por tanto, habiendo comenzado una trayectoria, por voluntad propia y siendo esto evidente, los nietos designan a Ylonka Nacidit-Perdomo: albacea y custodia legal de su abuela.
¿De qué falleció Abigail Mejía?
Ylonka asegura que en muchos de los imaginarios de los dominicanos que llegan a leer sobre la construcción de la ciudadanía de Ellas, producto de cómo se cuenta la historia, existe la idea de que la vida de las sufragistas fue fácil, cuando no fue así. Abigail trabajaba excesivamente.
Abigail Mejía murió por la siguiente circunstancia: meningitis. Duró una semana agonizando de alta fiebre, lo que le devino en una pulmonía renal. El último libro que ella tenía en sus manos fue una antología de José María Heredia, y en la última página que daba con la contraportada estaba la última receta, con el último registro de inyección que se le colocó, para apaciguar la fiebre, y una pequeña rama de pinar, que era su planta favorita, y un mechón de su cabello que su madre le había cortado.
Justo le faltaba un mes para cumplir 46 años. Murió en su casa, ubicada en la calle Cayetano Rodríguez #1, el 15 de marzo de 1941, a tan solo a un año, dos meses y un día de las primeras elecciones dominicanas en las que las mujeres votarían.
Sobre quien se escribe
Ylonka Nacidit-Perdomo es una abogada, maestra, literata, pensadora, ensayista, historiadora, biógrafa, articulista, lexicógrafa, diplomática, coleccionista, museógrafa e investigadora senior de género dominicana, perteneciente a la Generación del 80. Es seguidora de las corrientes del neohistoricismo, feminismo de la diferencia y entusiasta del contrato social, el parler-femme, la semiótica y la realpolitik.
Es albacea y custodia del legado documental e iconográfico de la pionera del sufragio en la República Dominicana, Abigail Mejía; albacea literaria de Hilma Contreras; albacea y custodia fotográfica de Belkiss Adrover de Cibrán; albacea y custodia histórico-literaria de Carmen Natalia; albacea histórica de Maricusa Ornes y, por designio del presidente Luis Abinader: albacea oficial de Petronila Angélica Gómez (marzo 2022).
Descendiente de Josefa Antonia (Doña Lolí) Moreta de Perdomo (Barahona, 1906-San Juan, Puerto Rico, 1996); socia y tesorera de la filial de la Junta Provincial de Acción Feminista Dominicana (AFD) en la Provincia de Santa Cruz de Barahona. Maestra Normal de Segunda Enseñanza, graduada con la tesis «La Revolución Industrial: El socialismo de Carlos Marx». Fue directora, a los 18 años, de la Primera Escuela de Obreros de Barahona y Profesora del Instituto Politécnico «Loyola» de San Cristóbal.
Su bibliografía literaria comprende numerosos ensayos y varios los poemarios, entre ellos: Contacto de una mirada, Arrebatos, Luna Barroca, Papeles de la noche, Octubre, Triángulo en trébol, Triángulo en Trébol, Hacia el Sur, Contemplación, La sombra del Amor, Dentro del Bosque y Carta al Silencio.