Finalmente es 27 de marzo. ¡A celebrar! ¡Llegó el gran día! Con gran aceptación se realizó esta búsqueda de mensajerías, pero quedarán muchas respuestas por compartir. Eso es otra muestra de que el teatro mueve y conmueve. Hoy, para evitar celos, en este último mensaje, tomo la palabra para responder:
¿Por qué teatro?
Porque sí. Porque el teatro es humanizante.
Es resistente y resistencia, rebeldía y revolución.
Porque es capaz de ser luz, reflejo y sombra. Es familia. Es humano.
Cuando el teatro acontece, se desvanece el miedo y, entonces, somos plenitud. Sanamos y nos encontramos mutuamente, hacedor y observador, en las otredades escénicas de ese espacio vacío.
Porque es poética.
Porque es libertad y refugio.
Porque el teatro es aplauso de vidas compartidas. Porque es amor.
Es la Patria Grande donde todos caben.
Porque somos Homo Theatralis ensayando nuestra re-evolución.
Porque ni yo mismo sé, pero el Teatro sabe.
Sabe de mí, antes que yo.
Porque alimenta como ningún arte.
Ayuda a trascender la crueldad de esta realidad absurda para crear otros mundos posibles.
Porque puede ser y no ser muchas otras vidas al mismo tiempo y a la vez.
Certeza imperfecta y efímera.
¿Cómo que por qué teatro?
¿Y hay alguna osada razón para decir no al teatro?
No. No la hay.
Porque si el teatro ama, si el teatro dialoga, sana, llora, salva,
entonces digamos SÍ al teatro.
¡Sí, por mil razones!
Sí, porque el gran teatro del mundo lo requiere, lo necesita,
porque nos hace mejores.
Sí, porque el teatro “teatra” y en él vivimos,
pero también en él morimos.
Porque es remorir.
Teatro porque nos da la gana. ¡Porque sí y punto!
Porque a él acudimos a parir, a matar, a llorar y a reír.
Y todo eso para poder sobrevivir a la incertidumbre de la maravillosa existencia humana a la que estamos inevitablemente sometidos.
Teatro porque es la imperativa experiencia necesaria,
quinta esencia que puede salvar a la humanidad de sí misma.
¿Por qué teatro?
Porque el teatro da sentido a la vida.
Por eso ¡TEATRO!
PSD: Gracias a todos. ¡Feliz día, teatreros!