Estudiaba Comunicación Social cuando se unió al taller. Se destacó por su capacidad lectora y su inteligencia. Teorizó con profundidad sobre la posmodernidad, y cuando pocos lo hacían en el país, hablaba de sus grandes teóricos: Jean-François Lyotard, Michel Foucault, Jacques Derrida, Jean Baudrillard y Richard Rorty. Un amante de la música de la Nueva Trova Cubana y otros cantautores como el español Joaquín Sabina, quien me enseñó a escuchar y disfrutar de sus canciones.

Antes de convertirse en un renombrado especialista en Derecho Constitucional, en nuestra revista Voz Literaria, publicaba algunos ensayos y textos poéticos. No muchos conocen sus dotes para la poesía, la cual realiza con aciertos y variados recursos literarios, teniendo como referente el amor y el erotismo, amparado en acciones naturales y descriptivas: «Fue la lluvia, su risa resbalando en la tarde. /Fue la estampa de un beso. […] Fue la tregua del llanto. /Dos cuerpos noche adentro /penetrándose a tientas».

En su poesía, hay varios vocablos que se repiten, como una forma de contextualizar y reiterar sus situaciones y ambientes amorosos: la lluvia, la risa, los labios, la luna, la noche, la tarde, el agua, la sombra, el rostro, entre otros. «Ya se han desvanecido las pisadas, /bajo cielos hambrientos de tu rastro, /una tranquila sombra».

En la tregua del agua

 

Fue la lluvia su risa resbalando en la tarde.

Fue la estampa de un beso.

Meciéndose en la tregua del agua y del poema.

Amenaza del pánico. La luna que llegaba.

La abierta carretera y un destino

de mar estremecido.

Fue la tregua del llanto.

Dos cuerpos noche adentro

penetrándose a tientas.

Dos bocas dilatadas poniendo

entre paréntesis

todo el dolor del mundo.

En su rostro los árboles El viento.

En mi rostro los fuegos de la dicha.

Dos cuerpos que son todos

los cuerpos abrazados.

El mundo de los besos emergiendo.

Detenida la marcha de los astros.

Nos quitamos los cuerpos a la entrada

del fuego y fue la inexistencia del instante.

La hierba se pobló de multitudes

Cuando agónico el grito

le estallaba en la frente,

En el mar de sus labios

mis besos eran náufragos

mecidos por el viento.

Los ojos de la noche enceguecieron.

Fuimos como dos mares que se besan

y recrecen sus olas,

y se pueblan de peces y arenas asustadas.

y suceden la fiesta El tormento

en el rincón oculto de una roca dormida.

Llena de espigas la frente ella

creció en mis dedos

que en su abismo sembraban la tierra.

Sus latidos.

Más allá de la vida. De la muerte,

heridos y sangrantes todo fue entre nosotros.

las piedras del camino. El terror de la muerte

y una ciudad dormida naciendo del abrazo.

En su risa. La risa de la noche.

y un temblor en el pecho galopando.

y una sed en su boca.

y un grito en la garganta.

y la lluvia cayendo y en la lluvia

dos niños asustados mirando una palmera.

 

Te pierdes en la noche

Ya se han desvanecidos las pisadas

bajo cielos hambrientos de tu rastro

una tranquila sombra.

Desde el agua bañada por tu risa

Como un ángel perdido te persiguió mi grito

Ya ni siquiera tengo memoria de las noches

Que con sangre en los ojos buscaba tibias luces

Con que escribir tu nombre en mis pesares

Andas yéndote lenta.

Como el atardecer de mi tristeza

Te pierdes en la noche de esta cosa que tiembla

Si sabe que las sombras son las sombras

Anda yéndote lejos

Andas yéndote siempre

Más allá de este cuarto

Más allá de la triste mirada de esta tarde

Que me pesa en las manos

Buscándote se pierden mis latidos

Y mi sed y mi llanto

Y el antiguo dolor que ata mis pasos

Y todo lo que olvido y que recuerdo

Y todo lo que tengo y me abandona.[1]

 Cristóbal Rodríguez

Abogado en ejercicio egresado de la Universidad Tecnológica de Santiago. Graduado del Programa de Estudios Superiores de Derecho Constitucional de la Universidad Complutense de Madrid, con el título de Diploma de Estudios Avanzados en Derecho Constitucional (DEA). Cuenta con especialidad en Justicia Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid. Profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Iberoamericana (UNIBE). Fundador y coordinador de la maestría en Derecho Constitucional de la misma universidad. De igual forma, es profesor de la maestría en Derecho Constitucional de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y de la Universidad Castilla-La Mancha/PUCMM.

Asesor de la Asamblea Nacional en el proceso de Reforma Constitucional del año 2010. Asesor de la Cámara de Diputados. Se ha desempeñado como consultor en temas de Derecho y Justicia Constitucional de la Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS); del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID); de la Mesa Nacional de Decanos de Facultades y Escuelas de Derecho; entre otros.

Es autor de importantes publicaciones, entre las que destacan: "La Constitución Comentada", FINJUS, Santo Domingo 2010 (coautor); "Separación de poderes y sistemas de control: los poderes del Estado en la Reforma Constitucional de la República Dominicana", FLACSO, Santo Domingo 2007; "Los preámbulos de las constituciones iberoamericanas", Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, Madrid, 2001 (coautor); "La defensa de los intereses difusos y colectivos", Fundación Institucionalidad y Justicia (FINJUS), Santo Domingo, 2005; coautor del Anteproyecto de Ley Orgánica del Tribunal Constitucional y de los Procesos Constitucionales.

Ha sido conferencista invitado en importantes foros internacionales, entre los que se encuentran: la Facultad de Derecho de Georgetown University, en Washington; la Facultad de Derecho de la Universidad de Puerto Rico y de la Universidad Interamericana de Puerto Rico; la Corte Constitucional de Ecuador; el Instituto de Altos Estudios Nacionales de Ecuador; la Universidad de los Andes y la Universidad de Santander de Colombia; la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana. Hoy funge como socio fundador de la firma AEQUUS, abogados-consultores y columnista del Periódico Hoy.

[1] Rodríguez, C. (1997). En la tregua del agua y Te pierdes en la noche. Voz Literaria, pág. 5.