Cada ciudad tiene su música, el rumor del barrio, los pasos en las calles, el pregón de los vendedores,  el golpe del martillo en el metal, las trompetas de las  bocinas de los carros, los trombones de las guaguas y los timbales de los vendedores de empanadas.

Cada ciudad crea su música, hay ciudades mozartianas, bachianas y bachateras, ciudades jazzisticas como New Orleans, blueseras, como las ciudades del delta del Misisipi, ciudades de chanson y vodevil, como Paris, ciudades percusivas y samberas como Sao Pulo, y ciudades mix, ciudades sancocho sonoro, entre merengue, bachata, son de Villa Mella y dembow de la 42, como es la ciudad de Santo Domingo.

Las ciudades se vuelven música y danza similar a los ciudadanos que la viven, la disfrutan, la sufren y la sueñan.

Planos sonoros, cantan y silban los edificios y plazas, como si fueran, escalas,  y acordes.

“Pero aun aquí, en el Tiempo histórico, la música incontenible brota siempre de las pisadas de las gentes en las calles, del tono de su voz, de lo que dicen y de cómo lo dicen, de sus movimientos y aun de sus gestos”… Delirio y destino… María Zambrano (Pág. 26).

Las ciudades hacen música y hay músicas que hacen la ciudad.

“No había querido que la acompañaran para oír mejor esa música de la ciudad, pues ella vivía en el oído, de las cosas que entran por el oído, palabra y música” … María Zambrano. Delirio y destino. (Pág 36).

Desde el estudio de las músicas que crean las ciudades, ha nacido una etnomusicología urbana, si entendemos la etnomusicología como aquel especialísimo dela musicología que se ocupa en primer lugar de las músicas de la tradición oral, de los instrumentos musicales y de la danza, y por lo cual sus principales temas de investigación son las músicas de los pueblos sin escritura, o música tribal, las músicas transmitidas oralmente de las altas culturas de Asia, como en China, Japón, Corea , Indonesia, India, Irak, los pueblos árabes y la música folklórica.

En realidad estas definiciones de la etnomusicología han quedado superadas, por ser tan excluyentes. Cuando el músico dominicano Luis -Terror- Días define la música que hacía con su banda de rock urbano, al a llamar su música folklor urbano, le estaba rompiendo el corset a la definición de etnomusicología, acertando en su definición al plantear que la música de la ciudad no es una sola sino, tantas como musicantes haya.

En una ciudad hay muchas ciudades, incluso ciudades invisibles como la describe Ítalo Calvino en su libro Ciudades invisibles.

La música de la ciudad es plural y diversa.

La música, en tanto movimiento, fluye junto a la ciudad, pues como escribe María Zambrano en Persona y democracia: “Un cierto ritmo es la base de una civilización, de una sociedad y de una ciudad, el orden de una ciudad esta más cerca del orden musical que del orden arquitectónico”.

Arquitectura y música se influyen, se armonizan y confluyen. Hace poco contemplé un diseño realizado por el arquitecto Manuel Ortega para un auditorio de las escuelas de Bellas  Artes en San Francisco de Macorís,  cuya fachada asemeja un órgano de tubos construido en una estructura de metal y cristal.

El diseño de la escuela de la universidad de las artes en la Habana Cuba, realizado por el arquitecto cubano Ricardo Porro, reproduce los senos y la cadera de su mujer, en forma de guitarra.

“El que se llame arquitecto sabrá música, para entender las leyes del sonido y de las matemáticas”, afirma el arquitecto romano del año dos A.C.  Marco Vitruvio, el mismo del famoso hombre de Vitruvio, con anotaciones al margen de Leonardo Da Vinci…

Existe un pequeño poblado en Viena, que su diseño urbano recuerda la partitura de una Sonta de Mozart,

Las analogías musicales continúan, una pieza musical se compone de cimientos que sustentan la armonía, generalmente los bajos, y posee estructuras que la dividen en partes; las frases musicales, y las cadencias concluyen en terminaciones: los arreglos.

En arquitectura las obras comienzan con un boceto que confluye en un plano, regido por medidas y cálculos, para concluir con los detalles … “asemeja el arquitecto al músico, por un camino similar al de la composición, pasando del croquis a la partitura, donde organiza y estructura su obra para armonizar y arreglar el conjunto resultante.

“Los instrumentos para ejecutar una pieza musical establecen una directa relación con los materiales a usar por el arquitecto en la realización de su obra” …sostiene el arquitecto argentino, Juan Manuel Cañonero, en su libro. Arquitectura de la música. La influencia de la música en los espacios arquitectónicos.

La música. como resultado de una mediación humana en constante devenir, nos devuelve su escucha a la complejidad de los textos colectivos de la ciudad.

La música de la ciudad traza arquitecturas, planos sonoros, barrios de la parte alta y baja como los bajos continuos de una fuga de Bach; el bastón del ciego que camina por la calle el conde, recordando el repique de Mach Roach, el  baterista Bebop, de las bandas de Charlie Parker y Duke Elington, y el Toc Toc de la negrísima mulata que baja y sube por la calle de Las Mercedes con el mismo toque del tintineo de  Chano Pozo y Dizzy Gillespie en Manteca

Toda ciudad tiene rincones para reír, para llorar, para amar y para matar.

Pero toda ciudad hecha música tiene en su mismísimo centro un surtidor de relámpago y rocío, una fuente callada en donde todos los sonidos se vuelven silencio, un enemigo rumor, enormísimo silencio, que hace posible la ciudad real y la imaginaria, allí donde se escucha la música de la ciudad.