" Esta misma avidez de la mirada fotográfica cambia las condiciones del confinamiento en la caverna, nuestro mundo. Al enseñarnos un nuevo código visual, las fotografías alteran y amplían nuestras nociones de lo que merece la pena mirar y de lo que tenemos derecho a observar. Son una gramática y, sobre todo, una ética de la visión. Por último, el resultado más imponente del empeño fotográfico es darnos la impresión de que podemos contener el mundo entero en la cabeza, como una antología de imágenes…" (Susan Sontag, 1933 – 2004, brillante intelectual judíomericana).
Desde Cárdenas hacia la vida
Remonta el aura tiñosa su vuelo único en la tarde, un sol mortecino, tenue sus reflejos la vigila,
más luces tiene el cielo azul más que azul : en su triste canción dorada, el sol se despide sin querer.
Un grito urubú, entre aleteos que tocan los techos de los lejanos cielos de Cárdenas, Cathartes – Aura, que en su vuelo penetra la grieta de nubes apenas vista por globo ocular alguno, quizás el de Miguel Antonio Esquerré Rodriguez lo pudiera alcanzar, por su precisión de alcance y celebración de su patria chica.
El artista nació en el municipio de Cardenas, provincia de Matanzas, Cuba. El 5 de noviembre de 1996.
Desde entonces, por aquellos pagos muchas lluvias en el tiempo han caído.
Miguel Antonio Esquerré Rodríguez. La mirada parvularia encantada en el tiempo
Don Antonio Machado, en un hermoso y melancólico poema titulado "Yo Escucho los cantos "(*), con su aguda pluma nos propone un verso que es una luminosa estela reflexiva, a la que solo le faltan las fotos infantiles del artista del lente. Nos recuerda Don Antonio:
"En los labios niños
las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan. las canciones llevan
confusa la historia
y clara la pena;
como clara el agua
lleva su conseja
de viejos amores,
que nunca se cuentan."
En las fotografías de Miguel Antonio el poema de Machado encuentra asidero, y más que asidero, son rotundos poemas visuales cuya piel testimonial no necesita explicaciones, su opticidad (lejos de las tesis de Clement Greenberg o la tesis del formalismo de Michael Fried) sin rebuscamientos posa la cámara justo donde la sutil insinuación le llama : desfilan los niños con sus poses peculiares y su universo parvulario lejos de la mirada del artista, que atento capta y se retira.
No quiere devaneos que rompan su discurso visual, cosa que es muy común entre un niño curioso y la cámara. Por esa razón, los rostros infantiles, los gestos no importan su dimensión, tampoco importa el género (monserga de estos tiempos, cuál rosario de la aurora), niño o niña y viceversa, entran al cuadro de lente, con su historia instantánea, para quedar la misma impresa para siempre…
Es inevitable, tengo que volver a la " Caverna de Platón" de Susan Sontag:
"Las fotografías, que manosean la escala del mundo, son a su vez reducidas, ampliadas, recortadas, retocadas, manipuladas, trucadas. Envejecen, atacadas por las consabidas dolencias de los objetos de papel; desaparecen; se hacen valiosas, y se compran y venden; se reproducen. Las fotografías, que almacenan el mundo, parecen incitar el almacenamiento" …
Lo sabemos Dama Sontag, pero antes de todo eso, hay una práctica que la fotografía propone y que en el mundo de hoy tiene repercusiones sensoriales indiscutibles: por ejemplo con las fotos infantiles de Miguel Antonio Esquerré Rodriguez, antes que todo almacenamiento, los niños y niñas de Cárdenas y La Habana dejan el triste testimonio de la infancia y la espera de la ternura en los ojos fijos, como un pequeño poemario de pupilas y ausencia. Un recio recuerdo de aquellas palabras de San Pablo en la primera carta a los Corintios: "el amor no es para conseguir, sino para ofrecer"…
Grabar la luz para viajar a nuestros corazones atentos por los otros
Sí sabemos que desde los siglo XIX y XX la fotografía hace su aparición, como expresión de curiosidad y búsqueda del ser humano, en las fotos de este artista el término griego phos y graphos (Luz y Grabado: fotografía) grabar la luz, para hacer una escritura que nos conmueva, grabar la luz para hacer la fantasía.
Grabar la luz por la larga mirada del niño entre máscaras yorubas centinelas. Grabar la luz por la niña que con ojos saltones nos mira de repente y nos acribilla el alma y los sueños. Luz contra luz, cuando cuando los mares en sus fotos hacen un pacto de sombras salobres con un sol cansado de brillar y se acuesta en la mar, entre rojizo y amarillo. Luz contra luz, cuando las manos fértiles de lodo inventan el arroz como pan cocido de cada día.
Entre luz y sepia, parda luz de pescadores hipnotizados en medio de las aguas entintadas, faena de redes y misterios antiguos.
Luz más luz que pide luz, entre los huesos de un jamelgo marrón, cuyo piano de columna vertebral expuesta, lo hace, vaya la ironía , un cuadrupedo simpático, oleo de la vida plasmado contra una pared en ruinas que nos habla de siglos.
El jamelgo con mirada esquiva queda en la foto en medio de luz más luz que pide luz, porque desfila hacia su requiem ecuestre, su epitafio es esa foto, extraña y galante como si caminara hacia el cadalso invisible.
Esa luz viaja de la mano de Miguel Antonio Esquerré Rodriguez, nos pone atentos a su propuesta, relata en silencio y observa, grabar la luz para que estemos atentos a los otros, no bastará un párpadeo disimulado, ocioso.
Eso sería imposible, hay un impacto fuerte de imágenes, como un aluvión de microcosmos
que en su clara intención cromática, nos deja en el blanco y negro sopresas de niñas con ojos alumbrados en cándor, o el niño que juega a las bolas, o los pies descalzos que son protagonistas de una acera solitaria, o el niño que nos apunta con un arma espacial, en sus anhelos de juego y mueca divertida..
Si la fotografía es grabar la luz, entonces otra cosa es el color y sus fondos, objetivos a ver con detenimiento.
La aventura cromática reclama conocimiento de mezclas
Cuando el estatus de la fotografía sugiere que viene de la creatividad, lo básico es saber que existen tres grupos de combinaciones de colores, que el artista usará según lo que se persigue transmitir.
Cuando Esquerré Rodriguez busca luz blanca, preferiblemente debe mezclar rojo verde y azul, por ejemplo.
La buena combinación tiene un objetivo : resaltar lo que se quiere, sabiendo además que en nuestras pupilas los atributos de percepción son elementales: Tono. Brillo y saturación.
En las fotos de su primera muestra, el diestro fotógrafo elige algunas combinaciones atinadas, como aquellas que resaltan los colores ocres de los edificios abandonados. O los sepias bien concebidos en los mares y sus personajes de aventuras.
Agudos blancos y negros, que destacan rostros y escenas sorpresivas: el niño en el carro rustico de madera, juguete callejero hecho con cajas de bolas, el blanco y negro pone en evidencia las manitas del niño y sus uñas tiznadas, contraste entre la piel, la tabla y el pavimento.
Toda fotografía que quiera ser creativa, tiene dentro si el carácter simbólico, de lo que se quiere destacar con el color conceptuado, como un lenguaje dentro de la misma.
Al final, el fotógrafo es un curioso captador de emociones, tiene entre sus manos el poder de transmitir una emoción, a veces más allá de lo imaginado…
Controlar el tiempo. Obturar y Cárdenas en la memoria de Miguel Antoni Esquerré Rodríguez…
En el material fotográfico recopilado para esta exposición, titulada por su autor "ESPEJOS", propongo a los espectadores de la misma, adivinar cuáles son las fotos de Cárdenas, simple curiosidad de un admirador de esa bella bahía plena de historia, cercana a Matanzas su provincia de referencia.
Quizás, lo obvio sería decir que la foto de sabor rural no es igual que la urbana, que los paisajes difieren en sus elementos constitutivos.
Que el goce visual es diferente, que las atmósferas no son parecidas, en fin que las nostalgias producidas en cada espacio son diferentes, pues bien, sin embargo : en esta exposición hay una constante que cubre aquellos dos espacios : la poética visual situada más allá de cualquier división estética temporal, es el gran puente de unidad expositor.
Obturar el tiempo, atrapar el momento, al finalizar se hace imposible no volver a Susan Sontag, nuestro faro entre estos cañaverales de letras y suspiros.
Ellas nos despide de este texto, porque es un homenaje a su libro que tanto nos enseñó sobre la fotografía en el momento indicado, haciendo teorías y proponiendo ideas que han llenado un vacío hasta el momento actual.
Volvemos entonces de nuevo a lo que ella llama "La caverna de Platón" :
" Una fotografía no es el mero resultado del encuentro entre un acontecimiento y un fotógrafo; hacer imágenes es un acontecimiento en sí mismo. Las cámaras son máquinas que cifran fantasías y crean adicción "…
"El tiempo termina por elevar casi todas las fotografías, aun las más inexpertas, a la altura del arte."
"Todas las fotografías atestiguan la despiadada disolución del tiempo."
Con estas tres ideas de Susan Sontag, despedimos este texto dedicado a la exposición "ESPEJOS" de Miguel Antonio Esquerré Rodriguez, porque esas tres ideas tienen que ver con los resultados finales de sus fotos agrupadas en esta su primera individual y sé que no será la última.
Las imágenes al final, son un un crudo torbellino, coral visual de melancolías que bullen en el interior de cada ser humano, en la evocación distante de Cárdenas, entre sus cielos azules y sus auras juguetonas, deseamos a este curioso artista instintivo y sensible, lo mejor en su destino y porvenir. (CFE)