(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez)
El sujeto en movimiento, es un ente por y para la lengua. Desde la lengua, el ser humano se anula o se presenta como ente de acción, desde un contexto determinado. Desde la lengua, el sujeto vive o se desvive, porque en la lengua reside nuestro existir y por ella acudimos a la memoria para narrar el discurrir de nuestra historia.
Eso es lo que ha ocurrido con el sujeto-autor de esta obra ("Mi isla mi lenguaje". Autor, Manuel Matos Moquete. Edición Soto Editora. 124 páginas. Santo Domingo, República Dominicana, 2022), donde la memoria es el eje que induce hacia el discurso reflexivo, para situarnos en una parte de las vivencias recogidas, desde la cotidianidad del sujeto-autor, en este caso, del doctor Manuel Matos Moquete.
En todo momento, nos aparece el lingüista, el investigador, el amigo, el docente o maestro, sobretodo, nos personifica al pensador, en su abierta condición de simple mortal.
Aquí está la impronta del narrador, enunciando su mirada, desde su discursividad, sobre la vida, sobre su vida. Es el sujeto-autor quien nos enuncia y se enuncia en este libro.
Aquí está el meta-decir de un sujeto actuante que nos relata y se auto- relata el mismo, desde su propia alteridad.
Esta obra está sustentada en la voz de quien se adelanta a escribir su semblanza sobre su propia forma de ser, de pensar, de actuar, de verse y de cuestionarse, ante su propio espejo vivencial.
Es esta una auto-confesión ante el sujeto-lector. Aquí está el sujeto-autor en su errancia y sus retornos existenciales.
Este es el confesionario del existir de un creador ante la vida, ante su vida, como quien va adelantándose a la muerte, para fijar su posteridad, teniendo como soporte la simbología de la lengua y sus rituales de poeticidad.
En el corpus arquitectónico de estas confesiones, hay un prólogo escrito por el autor y nueve (9) partes que representan la estructura orgánica de esta obra.
Desde el prólogo, el sujeto-autor comienza a relatarnos y a relatarse, el por qué de este libro y nos dice que estas notas son producto de la provocación de un amigo que lo cuestionaba sobre su plan de vida al jubilarse.
No olviden que en este país, un jubilado pierde su existencia en vida. En este país, al jubilarte, socialmente te anulas, por lo que estás reflexiones son una protesta contra la inercia, contra la muerte y contra el olvido.
O como dice el autor, "Son expresiones de la experiencia, la reflexión y la información, regularmente breves y espontáneas. (…) acerca de las preocupaciones humanísticas que siempre me han acompañado: la lengua, literatura, educación; en fin, desde esas áreas, todo lo que atañe a la cultura y a la sociedad".
(Ver pág. 12).
En las nueve (9) partes o segmentos que el sujeto-autor ha estructurado esta obra, hay una organicidad interna, no es una fragmentación, al contrario, hay aquí una lógica que responde a la unidad textual de "Mi isla mi lenguaje", primero está la arquitectura de los discursos y allí nos encontramos con la biblioteca del sujeto-autor, frente a la Biblioteca de Jorge Luis Borges, su discurso del amor, su cultura viajera y su "Patria cósmica".