El escritor uruguayo Mario Benedetti, cuya trayectoria vital y literaria es de "una enorme coherencia", fue un autor "muy comprometido" con lo que ocurría en la sociedad, pero no fue "panfletario".
Al contrario, su obra encarna "valores, temas y principios universales", con un mensaje que tiene "plena vigencia hoy como hace cincuenta o sesenta años", comentó este viernes su biógrafa y amiga, Hortensia Campanella, en declaraciones a EFE.
Cuando se cumplen trece años del fallecimiento del autor, Camapella pronuncia la conferencia "Mario Benedetti, luces y sombras de la coherencia" en el Centro de Estudios Literarios Iberoamericanos de la Universidad de Alicante (este español).
La biógrafa destacó la "enorme coherencia" de su trayectoria vital y literaria, un compromiso basado en "los principios de la justicia, de la igualdad de oportunidades", y que "tienen plena vigencia" en la actualidad.
"Benedetti siempre dijo que, para él, lo más importante era la literatura, aunque la literatura estaba íntimamente relacionada con la sociedad y con lo que ocurría en la sociedad", recordó la presidenta de la Fundación Mario Benedetti, con sede en Montevideo.
El exilio que sufrió fue un "corte brusco debido no solo a tener que vivir en otro lugar, sino a que fueran prohibidas sus obras", lo que provocó entonces que se interrumpiera lo que "ya era una especie de alianza positiva con sus lectores", explicó Campanella.
Eso también ocasionó, durante dicho periodo, "sombras", dado que hubo críticos con la obra de Benedetti, sobre todo en algunos estamentos institucionales, sin prácticamente conocerla o solamente los primeros textos, según Campanella
"El que a un autor que tiene casi noventa obras -a veces pienso que más- se lo conozca solamente por 'La tregua', 'Montevideanos' o 'Poemas de la oficina' es una gran injusticia", dijo la biógrafa.
Lo mismo ocurre con su compromiso social, "que ha devenido en una crítica muchas veces vacía, sin atenerse a la realidad, cuando Benedetti fue una persona, sin duda, muy comprometida, y lo demostró, pero no panfletaria", precisó.
Sus textos respondían a su manera de ser: "era una persona modesta, cálida, afable, que no tenía un ego enloquecido, como algunos escritores tienen".