… ¿Que ladran los perros? Bienaventuranzas al amanecer.
Bienaventurados los que viven lejos del poder y de los poderosos, porque algún día vivirán en el reino de la justicia, de la poesía y de la belleza.
¿A quién eliges cuando eliges? ¿Podrían los candidatos elegir a su pueblo, la cerveza y el vino a quien los bebe, el agua a la sed, la cama a quien duerme y el cementerio a sus muertos?
…Bienaventurados los que nada tienen, porque algún día lo tendrán todo.
En estos tiempos de elegir y de ser elegidos, es conveniente leer el texto escrito por María Zambrano, filósofa española, obra escrita en el 1979, casi al final de su exilio y publicada en el 1979. Aquí la Zambrano toca los grandes temas de su universo filosófico: La razón poética, lo sentido, lo sagrado, la poesía, y el silencio.
Todos estos senderos terminan en un cruce de caminos, en la simplicidad compleja de los bienaventurados, texto, en donde se afirma que habrá que actuar, explicar menos y en cambio escuchar mas, pues al fin y al cabo, los bienaventurados son los que viven en la voluntad de Ser , y no en la de tener y mucho menos en la voluntad del poder.
…Corta retazos de muerte la tijera de la abuela en la madrugada fría. Azulean verdes en la ventana, escribe el que lee, a Los bienaventurados, de María Zambrano en la madrugada fría “….La vida se arrastra desde el comienzo aún más allá, a un irse de la raíz oscura, a un desparramarse en raíces y alas…” Le responde María Zambrano en la pagina 19 de su introducción a Los bienaventurados…
… Tan oscuro todo, al doblar la esquina o allá lejos en el despoblado… Vuelve a escribir en el cristal de la ventana, el que lee a la Zambrano.
“….Visión de la imaginación, o acaso fantasma, es el sujeto que se da la confianza entre el ver y el pensar. Más bien de la irrupción del ver en el pensamiento…” le susurra la Zambrano en el capitulo El árbol de la vida, la sierpe de su libro Los bienaventurados…
Votar tu voto, entre pica pollos, ron Brugal y un pase de cocaína…
¿Qué ladran los perros? Bienaventuranzas al amanecer. Alabanzas y deseos.
Morir y padecer, le anota, le canta y afirma María Zambrano desde su ventana de Los bienaventurados.
“…El bienaventurado no le teme al fracaso, quizás esté instalado en él, y la piedad que manifiesta, como fundamento de todo, su sentir empieza, sintiendo piedad por sí mismo. Su vida es aquí y ahora. Su inmediatez le lleva allí donde la danza cesa, el canto enmudece, y la ronda se deshace…”
¿A quién eliges cuando eliges?… Vuelve a preguntarse, quien escribe este articulo y quien lee a Los bienaventurados …
Bienaventurados los locos, porque de ellos será el reino de los sueños….
Y desde su libro vuelve a responderle, como si fuera un salmo, la María Zambrano:
“…Sin que la muerte sea un último suspiro, los bienaventurados son seres que crean el silencio, viven en el recogimiento de la mente con el Ser, donde es posible la escucha, son presencia y nada, por eso el bienaventurado no es el loco, aunque sí el idiota que dice que el rey está desnudo.
Bienaventurados los que no asisten a sus caravanas, ni a sus mítines, ni proclaman sus consignas porque de ellos será el Reino de lo Verdadero.