
Es en este contexto, y a partir de los conceptos emitidos en los párrafos anteriores, que aparece, para regocijo del arte, la fantástica obra Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara, de Radhamés Polanco, un dominicano superado, comprometido con la verdad y con el arte, a quien felicitamos por habérsele otorgado el Premio Anual de Teatro “Cristóbal de Llerena”, 2021, precisamente por la obra ya mencionada, cuyo índice nos indica que vamos a leer tres textos diferentes: El Capitán Bockalou, Blanquita y El Degaritao.
En Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara, novela-teatro o si se quiere teatro novelado, el autor desarrolla y desnuda la historia de la incertidumbre, con su secuela de dolor e ignorancia.
Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara es el refugio de los excluidos de una sociedad que siempre ha navegado a la deriva. Obra valiente e innovadora, en tanto que rompe de manera definitiva con el modelo formático tradicional de novelar o de contar una historia.
En los tres textos referidos está presente la necesidad de novelar desde el teatro y viceversa: teatralizar desde la novela. El autor insiste en esto y nos dice: “Quiero advertir, informar previamente que, a partir de abrir la lista de los “Dramatis personae” (sic), casi todo será cuerpo de la obra, tanto para leerse en soporte literario textual como para representarse en soporte actoral escénico” (op.cit. p.17).
Resalta a la vista que estamos frente a unos textos enraizados en una época que sintetiza de una u otra forma todas las épocas vividas, del colonialismo hasta hoy, en las cuales convergen la ambición desmedida y el reino del crimen de personajes ambiguos, quienes conviven con habitantes cavilosos y borrachos de costas, penínsulas y puertos que serán borrados del ordenamiento territorial para convertirse en negocios turísticos.
Uno de los rasgos distintivos de este laberinto textual es la fusión de historias noveladas con la palabra hecha teatro, o si se quiere con imágenes construidas en espacios teatrales, abiertos con entera libertad a otras formas espaciales, en donde la fantasía juega a sus anchas, sin cortapisas. Esta mezcla: teatro-novela, le da una dimensión histórica al trabajo de Radhamés Polanco, elevándolo a esferas que trascienden nuestra frontera.
Otra característica visible en Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara es la problematización de la memoria como narración del espacio biográfico y construcción de la identidad. Se trata de una formulación, de por sí compleja, del pensamiento crítico contrapuesto a una realidad muelle vivida por siglos. Como diría Víctor Viviescas (Universidad Nacional de Colombia, Colombia), en la obra de Radhamés Polanco se engarzan de manera inter y transdisciplinar, preocupaciones conceptuales provenientes de la epistemología, de la filosofía y, por supuesto, de la historia, del pensamiento social y de la antropología.
Los conflictos y contradicciones que prevalecen en el discurso literario de Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara nos lleva necesariamente a un entresijo del cual no saldremos cuando nosotros queramos sino en el momento escogido por la propia narración, pues es la historia de muchas historias emanadas de una fuerza amamantada por lo más noble y puro de la naturaleza.
En procura de una visión estética diferente, nuestro autor entrecruza discursos de variada procedencia y contextura, donde el multilingüismo o la diglosia se expresa con frecuencia, cual reto inevitable entre oralidad y escritura. En la Escena Sexta, Cuadro primero: Monólogo de Mari la de Las Yayas de Azua, p. 57, leemos que ella, Mari la de Las Yayas de Azua, “Cuando está nerviosa, emocionada, habla de picadito, rítmicamente a saltos cortos, con inflexiones estranguladas y en un español infame que no parece de este mundo” (la diglosia es una situación social en la que una comunidad de habla utiliza dos variedades de una lengua; cuando intervienen tres o más variedades o lenguas se habla de poliglosia).
En Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara resalta, además, la intensidad de una historia en la que confluyen variados tiempos y ritmos, entretejidos en un pandemónium de posibilidades narrativas encumbradas más allá de nuestro habitad y de los linderos de la imaginación. Personajes como el Capitán Bockalou, Blanquita y el Degaritao se infiltran en nuestra conciencia y desde ellos vivimos el desasosiego de una sociedad desvertebrada.
El Capitán Bockalou “era amigo concurrente y activo recurrente de bailes populares, tragos, amoríos y jaranas, entre sectores sociales suburbanos y rurales, además, entre gente acomodada (pequeñoburguesa) y campesinos con tierras y fincas” (op.cit., p.12,). “Blanquita es una historia, un cuento, un relato, una imagen; es topografía suburbana y celebración, es danza popular, es palo y melodía. Blanquita es la bachata de una vida ejemplar; es un Pri-prí sinfónico por grave, con asunto y drama… Blanquita es un suceso interesante y singular con relato principal y correlatos, variaciones y derivados… Blanquita es… Bueno, Blanquita soy yo (op.cit., p.179).
En cuanto al Degaritao, el autor nos dice que “no le queda tiempo ya para llegar a morirse entre conocidos, y lo hace entonces, el pobre, solo, solo, en quién sabe cuál vereda, cual rescoldo de camino, cuál sendero, con tan solo los cielos por cobijo, donde la tierra, las hormigas, los animales carroñeros y sus propios caníbales interiores dan cuenta de sus despojos, de su andariega memoria” (op. cit., pp.229-230).
En la narrativa y teatralidad que nos regala Radhamés Polanco hay una razón ética, epistémica (principio de racionalidad aplicable a conceptos tales como conocimiento, justificación y opinión fundada) y política que nos obliga a reflexionar acerca de nuestra idiosincrasia y a vernos reflejados en los espejos creados por Valle-Inclán (1866-1936), renovador del teatro universal. Recordemos que la imagen que devolvían esos espejos se convertiría para Ramón María del Valle-Inclán en la metáfora de una España que él veía como una deformación grotesca de la civilización europea. Encontramos lo mismo en Radhamés Polanco cuando nos retrata a todos nosotros de forma absurda, con la intención y preocupación de hacernos entender la realidad escalofriante presente en nuestro devenir histórico: es, en pocas palabras, la realidad que hoy nos envilece hasta el punto de separarnos de los valores sociales que deben armonizar la convivencia humana.
Este libro: Mitotes del Extraviado, del Desasitiado y de la Prieta Clara, publicado por la Editora Centenario, 2021, Santo Domingo, República Dominicana, debería ser leído y estudiado en las universidades, y motivo de atención del Ministerio de Educación Superior. Igualmente, el Ministerio de Educación debería asumirlo como parte de su programa de lectura, con el propósito de afianzar el conocimiento de nuestras más genuinas raíces culturales.