251) Con las excepciones de siempre, en la mayoría de las personas pobres de espíritu todo deseo de poseer y mostrar grandes lujos no es más que la confirmación de su indigencia espiritual, de su profundo hueco del alma.

252) Si tú buscas y acoges al sujeto, y le pones un puñal en las manos. Y si lo ves vacilante hasta lo ayudas a que te clave el arma, ¡por qué has de quejarte ante él de tu condición de víctima!

253) Hay gentes tan confiadas en la benevolencia divina (a pesar de la inoperancia de esta en el desastre de sus vidas) que bien merecen que se las deje a las buenas de Dios.

254) La mayoría de los actores religiosos– sobre todo los denominados cristianos– no están a la altura del personaje Job del libro “sagrado” que los guía. Sin embargo, todos parecen ceñirse a esta expresión de ese excelso varón de la fe: “Aunque Él me quitare la vida, en Él confiaré”. De lo que se infiere la condición masoquista de todo cristiano.

255) Nada tiene de novedoso decir que a veces nuestros principales enemigos están tan cerca de nosotros que podemos tocarlos, abrazarlos, y hasta dejarnos abrazar de ellos; muchas veces compartimos con ellos nuestro pan, nuestro vino, y hasta nuestro sueños más sentidos.

256) No hay buena literatura sin suficiente lectura, pero llega un momento en que la incapacidad de parar de leer, después que se supone lo hemos hecho lo suficiente, es la manifestación más evidente del embotamiento de nuestra capacidad para escribir.

257) Salto de un libro a otro, de un discurso a otro. Voy de palabra en palabra, como si aún no hubiera encontrado las mías. O como si las que poseo no tuviesen la savia suficiente, la luz y la consistencia necesarias.

258) Ay del resentido cuando se le derrumba el consuelo cifrado en la hora de su venganza, cuando sabe que no podrá gozarse en la derrota de su enemigo, que es su amo opresor, quien tiene las virtudes que el resentido quiso para sí sin alcanzarlas.

259) Un signo de nuestro declive vital es el hecho de invertir demasiado tiempo enjuiciando a personas que hace muchos años es como si estuvieran muertas para tus fines, aunque sigan vivas. Ya es hora de dejar a esos vivos/muertos en paz. Probablemente ellos, en su aceptada o negada derrota, poseen la grandeza de tenernos olvidados, tal vez de no pensarnos, o de hacerlo lo menos posible.

260) Hay que poseer aunque sea un mínimo de grandeza para poder comprender la grandeza de otros. Los pequeños proclaman la grandeza de algunos sólo por repetición idólatra o devoción fanática. Los pequeños no pueden valorar conscientemente a los grandes; sólo pueden alabar, idolatrar y hasta despreciar de forma inconsciente o inducida.

261) Expresar orgullo por la satisfacción de no tener enemigos, es como una entusiasta declaración de orgullo por lo tonto que se es. Así que cuando Borges, que no tenía nada de tonto, expresó que entendía no tenía enemigos, no hizo otra cosa que apelar a una de sus tantas bromas pesadas.

262) Cómo se nos hacen monstruosas tantas cosas a nuestro alrededor, cosas que si bien no eran divinas, por lo menos eran parte de nuestro cielo averiado; fuentes de goce, de entusiasmo; objetos de placeres.

263) Tal vez el valor fundamental del arte consista en mostrarnos que siempre estará presente en medio de todos los horrores, las fealdades y las miserias humanas. Incluso el arte nos testimonia que, en la mayoría de los casos, estos horrores y espantos son las fuentes cardinales de las que éste se nutre.

264) A esta altura o bajura de mi vida, sólo me interesa conquistar la paz que me permita organizar mi infierno, mi tal vez única gloria posible.

265) ¿Acaso puede llamarse pasión a una vocación (por ejemplo la artística) a la que no estamos dispuestos a ofrendar hasta nuestra propia salud?

266) Toda mi lectura y escritura es una búsqueda de mí mismo; un trayecto que parte de mí y hacia mí; un sendero que tiene por guía y lámpara la palabra; mi propia palabra. No quiero decir con esto que sea yo “la materia de mi propio arte”, como de si decía Montaigne.

267) Si la vida no desbordara de dolores e infamias, el arte tal vez sólo fuera el sueño de algunos desatinados.

268) Hasta los poetas ateos no excluyen la palabra Dios de sus versos, porque Éste no sólo opera como categoría filosófica o teológica, sino también como categoría poética; como realidad verbal; pienso que sólo como esto.

269) Leo cuentos para que no me cuenten, y también para mejor contar los que cuento.

270) Creo que llevo más tiempo del necesario leyendo cosas que no son indispensables, pero lo hago para que no me cuenten. ¿Pero no es acaso esto una declaración de imbecilidad de mi parte?

271) Sin dudas que la Biblia es el texto más exitoso en término de venta de occidente. Es una novela experimental que mezcla casi todos los géneros literarios: poesía, cuento, teatro, ensayos histórico y filosófico. Su personaje principal es, quizás, uno de los más inverosímiles de cuantos ha creado la imaginación literaria en toda su historia. Sin embargo, es uno de los que goza de mayor credibilidad y popularidad en la historia de la literatura universal.

272) La ilusión y la esperanza son el ropaje más irónico con que suele revestirse la inevitable fatalidad, el miedo a ella.

273) No vivo  recostado en la esperanza de “tiempos mejores” (sería ingenuo de mi parte); vivo sólo para desafiar, para retar esta ruidosa carcajada de burla que lleva el nombre de “vida”.

274) Mi arte ahora pervive–¿pervive?– en la miseria de los fragmentos, en la peste de las notas y los apuntes, soñando con que muy pronto sobrevendrá el gran estallido, la gran revelación que habrá de materializarse en la escritura que busco y que necesito creer que ella a mí.

275) En esencia, soy un nómada de espíritu domeñado por los libros. Creo no podría yo soportar la casi siempre turbia “realidad” si no fuese por esta dulce trampa de los libros.