La otra Penélope del prolífico novelista, poeta dominicano y Premio Nacional de Literatura en el 2004, Andrés L. Mateo, y publicada hacia 1980 constituye una novela con una profunda prosa poética. Narrada en primera persona, cuenta con alta maestría la historia de Alba Besonia y Félix Marcel. Con una narración circular, inicia y termina evocando la muerte de Alba Besonia, una mujer que despierta la curiosidad del narrador por su figura cautivadora y enigmática. Cuya beldad se muestra más allá de lo puramente físico, revelado en la manera cómo esta interactúa con el mundo circundante. Su independencia y autonomía la hacen diferente a la Penélope de la Odisea.
Su relación con el narrador está marcada por la incertidumbre y la complejidad de sus sentimientos. Pues, la conexión que descubre el narrador Félix Marcel con Alba Besonia despiertan en él un deseo apasionado por encontrarla y entender este vínculo. Este elemento, se convertirá así en uno de los ejes vertebradores que orientará la narración.
Ciertamente, el suicidio de Alba Besonia supone un acto de afirmación de su propia identidad, en un contexto condicionado por la Guerra de Abril de 1965 en el que la violencia y la deshumanización que esta supone, difuminan las líneas entre la vida y la muerte. Pues, la guerra impacta la identidad individual, llevando a los personajes a enfrentar sus realidades y buscar en el caos la autenticidad. Estas acciones refieren a la lucha por la identidad en un tiempo de conflictos y de resistencia a la desmedida opresión social, mostrando la complejidad de la existencia humana en un ambiente marcado por los conflictos.
En este sentido, las expresiones del narrador: la “urgencia feroz de la ciudad y “la dureza del rostro…de esos ojos sin norte” sugieren el efecto transformador de la guerra sobre la condición humana del entorno y la percepción de identidad que se tiene por entonces. La guerra tiende a cambiar las percepciones que se posee sobre el entorno y sobre sí mismo, por consiguiente, la cuestión filosófica de la existencia. Donde el ser humano busca con insistencia el sentido de identidad y significado, del que les despoja la guerra, en el que la muerte se convierte en el punto donde converge el equilibrio entre la muerte y la vida.
El autor pone en boca del narrador: “Todo es absurdo, me dije…” Por ello, los personajes se enfrentan a sus luchas internas de frente a los conflictos bélicos. Con arraigo en la imagen de la reacción de la multitud de frente al suicidio del Alba Besonia, quienes se aferran a su propia distancia de la muerte. Donde el suicidio se presenta como un acto de liberación frente a las cadenas impuestas por la sociedad y la guerra que oprime, reafirmando su identidad en un momento de atroces conflictos. Por tanto, la decisión de Alba representa la búsqueda desesperada de la identidad y las pulsiones de liberación de la sociedad y de las personas que le rodean, como es el caso de Latorre, una figura que oprime a sus conciudadanos con tal de reafirmar su poder y control.
La necesidad del Dr. Latorre de dominar es evidente. Con su figura fría y acosadora busca dominar las circunstancias a su favor, considerando a los demás como entes débiles, susceptibles de desprecios y de la muerte a manos de su verdugo. De esta manera, la novela evoca una profunda crítica contra una sociedad donde predomina el despotismo y la verborrea. De tal manera que, se une el placer erótico con la huida como parte de las frustraciones que deja el imperio de la guerra. Todo ello se mezcla para denotar el sin sentido de la existencia humana, herencia de la guerra que genera angustia y desesperación.
Estas acciones incitan al lector a realizar un ejercicio de razonamiento, de frente a las implicaciones de la guerra, entorno a la identidad y el desarrollo de la condición humana. Donde la tragedia que representa el suicidio de Alba Besonia supone un eco de luchas colectivas e individuales en un ambiente de desesperanza y de búsqueda de reafirmación de la propia identidad. En el que los conflictos sociales impactan de manera significativa a la psique y las relaciones humanas.
Desde la perspectiva de la novela, la guerra no solo destruye al ser humano, sino que también destruye las estructuras sociales y emocionales que sostienen la identidad de los actantes. Por tanto, es el punto a través del cual los personajes enfrentan sus propias incertidumbres, la vacuidad de la vida y la necesidad de reafirmar o reconstruir su identidad y dignidad, pese al interés de continuar, en la figura de Latorre, el proceso degradante de los conflictos.
En definitiva, la novela La otra Penélope, al poner en contexto la búsqueda insistente de la identidad y los procesos de deshumanización producto de los conflictos sociales pone en perspectiva la complejidad de la existencia humana como lo han hecho autores como Gabriel García Márquez al señalar en su novela Cien Años de Soledad que “El tiempo es un río que arrastra todo”. Lo cual resuena en el narrador y los personajes al denotar las luchas de estos ante las realidades pasadas, en un mundo que parece desmoronarse en su entorno.
Asimismo, La ciudad y los Perros de Mario Vargas Llosa al sostener que: “La guerra es una forma de vida”. En relación con los personajes de La otra Penélope las guerras dejan cicatrices profundas que destrozan la existencia humana en todas sus manifestaciones. Convirtiéndose la novela en una historia de la resiliencia humana en la búsqueda de significado ante la pérdida de sentido consecuencia de las guerras y los conflictos deshumanizadores a los cuales se tienen que enfrentar los individuos y la colectividad a lo largo de la historia.
Richard Nicolás Rosario Félix