La esperanza nunca estremeció tantos corazones en Cuba que cuando Fidel, el Che y todos los guerrilleros bajaron triunfantes de la Sierra Maestra en la plenitud del espacio heroico de Santiago de Cuba cuando una voz grito al firmamento “cayó la dictadura y llegó la revolución”.
El optimismo, las ilusiones y los sueños definían una nueva vida, un cambio a todos los niveles. Por fin vendría la justicia, desaparecía la desigualdad, la discriminación y la explotación de la minoría. Las rancias elites cubanas y el el imperialismo estaban a la expectativa, hasta que Fidel anuncio: “Cuba es socialista”.
Y comenzó una nueva Era hija de la Revolución tal como lo anunció la canción de Silvio Rodríguez. Silvio era parte de nuevos trovadores y de una Nueva Canción con mensajes diferentes, que hablaban de un mundo nuevo, de un mundo solidario, de la libertad de los pueblos.
Yo no tengo dudas de que la revolución cubana ha sido la más solidaria y generosa del mundo y al mismo tiempo se convirtió en el centro universal del anticolonialismo y del antimperialismo y esto le costó la venganza de que jamás habría perdón por parte del Poder imperial. La revolución cubana existe sobreviviendo el protagonizando su historia.
En la euforia de la generosidad, estamos hablando del comienzo de la década de los 70, cuando artistas jóvenes comenzaron la transformación de la música popular cubana y surgieron entre otros, Silvio, Noel Nicola, Sara González y el inmenso Pablo Milanés, se desarrolló una inmensa promoción nacional e internacional fundamentado en una Nueva Canción en los jóvenes revolucionarios. “El Elegido” o “Yolanda” se convirtieron en himnos de identidad.
Pero en la población adulta, en los viejos bohemios dominicana había una profunda tradición donde la música popular estaba por encima de las banderas políticas. A pesar de toda la nueva producción y promoción de la nueva trova cubana, prevalecía en nuestro medio de un pasado-presente de boleros sobre todo y cantantes que estaban presentes, incluso con nostalgia de todas las “bebentinas populares” de viejos.
Para muchos bohemios estaba presente Celia Cruz, importar su relación de ruptura con la revolución cubana. Todavía, tiene cantidad de seguidores. Yo me escondo todavía a disfrutar de Omara Portuondo, que me da la impresión de que con ella el tiempo no existe y permite soñar en una voz que trae tranquilidad, paz y amor.
“Contigo a la distancia” de César Portillo de la Luz, lo conocen todavía hasta los jóvenes, como un himno de amor, que se saborea con unos tragos de ron. Todavía hay “íconos sagrados” como Barbarito Diez y Benny Moré de esa vieja tradición cubana de bohemios en Dominicana.
Dámaso Pérez Prado con “El Mambo”, causó un avispero a nivel popular, pero fue transitorio, al igual que Compay Segundo. Los que llegaron y se quedaron vigentes hasta el día de hoy, fueron Los Matamoros. Algunas de sus canciones tienen que ver con su estadía en el país, como es el caso del bolero-Son “Lágrimas Negras” escrito aquí por Miguel Matamoros.
En la San Carlos todavía hay una casa donde los Matamoros se metieron como pudieron, algunos en la cocina y pasaron allí el inmenso ciclón de San Zenón. Las escenas de destrucción fueron inmensas y la de los muertos fue dantesca. Miguel, me contó don Luis Peralta, jefe de los Soneros de Borojol, era chofer y en una ambulancia recogió varios muertos, que llevaron a lo que hoy es el parque Eugenio María de Hostos donde funcionaba una fosa común para todos los muertos.
Para Ciro, Miguel y Cueto fue “El imperio macabro de la Muerte sobre el pueblo entero destruido”. El Trío después de pasar el susto, visitaron varias veces, todas las iglesias dando las gracias. De ahí salió posteriormente la grabación el “Trío y el Ciclón” que recorrió el mundo. Entre otras cosas el Trio decía: “Cada vez que me acuerdo del ciclón, se me enferma el corazón”.
En 1974, Enriquito de León trajo sus experiencias de su estadía en París. Él era miembro de la Central General de Trabajadores (CGT) y con Nélsida Marmolejos y Francisco Santos, aprobaron un encuentro de hacedores de la Nueva Canción de países de la región.
La propuesta fue presentada en una reunión presidida por el sociólogo Cholo Brenes, acogida unánimemente por los participantes. Los nuevos grupos de Nueva Canción como Expresión Joven. Nueva Forma y Convite, con diversos promotores sociales e intelectuales comenzaron la organización de un evento aparentemente inocente que se les pifió a los mecanismos de seguridad de la dictadura ilustrada del régimen balaguerista, el cual comenzó con bienvenidas y terminó con impedimento de entrada al país para todos los artistas extranjeros participantes.
Este evento convirtió a Dominicana en l capital de la Nueva Canción a nivel internacional, por sus impactos movilizó al pueblo a nivel popular, sorprendió hasta a los organizadores que jamás esperaban un evento de esta naturaleza. Impactó a toda la sociedad dominicana a nivel popular. En su evaluación Silvio Rodríguez dijo que fue un evento irrepetible y Los Guaraguaos afirmaron que era el encuentro de Nueva Canción de 7 Días con el Pueblo más impactante que se había organizado en América Latina.
Silvio Rodríguez y Noel Nicola, eran dos jovencitos brillantes de la nueva canción, eran los representantes de Cuba en este evento. Una noche, después de terminar un conversatorio con Silvio en la Central General de Trabajadores, eran cerca de las once de la noche, en el carro de Cholo Brenes, que transportaba a Silvio y a mí, por la acción del semáforo se paró frente el Supermercado Nacional en la esquina Av. 27 de Febrero esquina A. Lincoln, una niña pequeña tocó el vidrio del lado donde estaba Silvio ofreciéndole la venta de flores. Había varias niñas.
Silvio no dijo nada y al poco rato las lágrimas llegaron a su rostro y solo nos dijo ¡No puede ser, no puede ser! No entendía cómo unas niñas para sobrevivir en una sociedad como la nuestra tuvieran que vender flores a esa hora. ¡Esa noche Silvio lloró de rabia y de impotencia!