Los maestros en la República Dominicana no están siendo preparados con las actualizaciones del currículo ni con la supervisión adecuada para la nueva generación de estudiantes. Lo cierto es que la formación de maestros en el país se asocia mucho a la institución donde aprenden sobre la didáctica, esto va de acuerdo con sus políticas de enseñanza, filosofía y metodología, en la actualidad hay múltiples opciones de programas para capacitar a los maestros, pero no es suficiente con la cantidad.
En una investigación del Foro Socioeducativo (FSE) y la Fundación InteRed presentaron los resultados de su Análisis de los Programas de Formación Docente (2016), los cuales fueron testeados a universidades e instituciones financiadas por el Instituto Nacional de Formación y Capacitación del Magisterio (INAFOCAM), y por el Ministerio de Educación (MINERD), en el que concluyeron que los niveles de eficiencia de la formación no van acorde con los programas, ya que los contenidos proporcionados no se adaptan a la contextualización del nivel bajo estudio.
Por otro lado, en el Ministerio de Educación existe un departamento encargado de la supervisión educativa en general, que también vela por estos programas, pero si estas inspecciones se realizaran con mayor regularidad, aunque esto suponga un estrés para incluso los maestros universitarios, seguro que el sistema cambiaría a niveles colosales. No se trata de implementar cientos de programas, pero sí de invertir con calidad en los mejores, en aquellos dispuestos a abrirse paso a teorías constructivistas pero que también abarquen las competencias necesarias para que la formación de los maestros sea cada vez más efectiva, ya que esto es un reflejo de cómo los estudiantes aprenden.
En referencia a que los maestros no son formados con la rigurosidad adecuada y alineada con el diseño curricular se debe plantear la necesidad de una revisión del currículo como un reto para la formación inicial de los docentes, así como para lograr la articulación entre los saberes pedagógico, disciplinares y los nuevos saberes que traen al aula los maestros, pero para esto es necesario una mirada más abierta y profunda al currículo, ya que no solo se trata de la teoría, sino también de ser pragmáticos.
La vocación del docente también se involucra con su proceso de aprendizaje, pues una persona que solo se ve motivada por tener un título y no por la convicción de que enseñar es su pasión es un factor muy importante para evaluar cuando se forma un maestro, esta preparación debe ir ligada a sus aficiones, movida por la autenticidad de la enseñanza y su interés porque sus futuros estudiantes aprendan. La carrera magisterial no es una carrera más, sin duda es de las más importantes porque muy pocos aprenden por sí mismos, es una responsabilidad moral y personal para quien las estudia; sin duda es un compromiso en la sociedad.
En clase, escuché una vez decir a la maestra Leah Castillo: ¨El maestro enseña de la misma forma que aprende¨, en muchos casos algunos maestros de la ´vieja escuela´ tienen una filosofía que va alineada con teorías antiguas que han quedado de alguna forma obsoletas porque en la práctica no son la mejor forma de que los estudiantes aprendan, son tan cerrados que no pueden aceptar la idea de que en algún punto fueron estudiantes también.
El maestro también debe ser una inspiración para el propio docente en formación, porque esto genera un impulso, una motivación más para crecer, una guía que puede hacer el proceso más placentero y fascinante, si bien en los programas se evalúan de manera más profunda a estos maestros, tanto sus técnicas como habilidades cognitivas, entonces serán un molde perfecto para la preparación que se ajusta a las necesidades de una buena educación.
En conclusión, las instituciones encargadas de las habilitaciones en programas de formación de los docentes en República Dominicana deben preparar maestros de calidad, que vayan alineados a las competencias de los programas y que no solo sean evaluados intelectualmente, sino que también con orientación vocacional porque de esta manera las personas que eligen la carrera no lo harán solo por el título, sino que también por el placer de enseñar. El país merece una educación de altos estándares, que sea un ejemplo para el mundo, con educación podemos lograr todo.
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Leoneris Báez Ramírez, la autora del artículo, es estudiante de la carrera de Educación orientada a la enseñanza de la Lengua y la Literatura en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra.