La novela Insolación de Emilia Pardo Bazán es un importante ejemplo de la literatura española del siglo XIX, donde la autora analiza las complejidades de la naturaleza humana y su relación con el entorno. A través de una historia rica en detalles, Pardo Bazán muestra cómo el determinismo geográfico y racial afecta la identidad y el comportamiento de sus personajes. Esta obra no solo revela las tensiones entre lo "civilizado" y lo "salvaje", sino que también cuestiona los prejuicios de su tiempo. La idea de que el entorno y la raza determinan el carácter humano es central en los primeros cuatro capítulos de la obra.
Desde el inicio de la novela, el determinismo geográfico se evidencia en la constante referencia al sol como un factor desestabilizador que afecta el comportamiento de los españoles. El personaje del comandante Pardo insiste en que el sol deja al descubierto los instintos salvajes en las personas:
"el primer rayito de sol de España… produce una fiebre y una excitación endiabladas… Se nos sube a la cabeza, y entonces es cuando se nivelan las clases ante la ordinariez y la ferocidad general". Aquí, el entorno lleva a todos, sin distinción de clase o género, a comportarse de manera irracional. Esta visión se aplica tanto a hombres como a mujeres, aunque con implicaciones diferenciadas.
Pardo además, nos da a conocer que el determinismo racial está presente en los españoles, en particular los del sur. Estos llevan en su sangre una herencia africana o árabe, lo que explica, según él, su naturaleza salvaje:
" De los Pirineos acá, todos, sin excepción, somos salvajes, lo mismo las personas finas que los tíos; lo que pasa es que nosotros lo disimulamos un poquillo más, por vergüenza, por convención social, por conveniencia propia". Esto refleja un prejuicio racial que sitúa a los españoles entre la civilización y la barbarie, condicionado por su origen étnico.
La parte feminista es muy destacada en los primeros 4 capítulos de Insolación. Pardos Bazán a través del personaje del comandante sugiere que incluso una mujer educada como Asís Taboada puede caer en la barbarie si las circunstancias lo permiten:
"Sería capaz, al darle un rayo de sol en la mollera, de las mismas atrocidades que cualquier hija del barrio de Triana o del Avapiés". Esta observación resalta la creencia de que las mujeres, aunque aparentemente civilizadas, son en el fondo tan salvajes como los hombres. En cambio, los hombres pueden justificar sus comportamientos debido al entorno o a su herencia racial.
En conclusión, los primeros cuatro capítulos de Insolación muestran cómo las ideas de determinismo geográfico y racial afectan la percepción del carácter humano, con énfasis en la naturaleza salvaje que, según la obra, todos llevan dentro. Un análisis feminista permite ver cómo estas ideas refuerzan las desigualdades de género, al esperar que las mujeres repriman sus instintos naturales bajo las normas sociales de civilización, mientras que los hombres disfrutan de mayor libertad para expresarlos.