‘’El mundo sería hermoso si las bibliotecas fueran más importantes que los bancos.’’- Quino
Juan Carlos Toral, pediatra, neonatólogo y escritor de cuentos infantiles, es un escritor con alma de libro. Es admirable cómo fomenta el amor y placer por la literatura infantil y juvenil, como transporte esencial de instrucción para la vida. Es un hombre que, en su experiencia con la lectura, nos va regalando risas y nos obsequia sueños a las almas lectoras. Toral ve el mundo con vastos libros y extensos mundos dentro de ellos.
El deleite por la literatura va incluido en sus vocablos, en la inflexión, en su emoción, en sus visajes y en la vehemencia que le fluye como ola revuelta. Su entusiasmo por la interpretación de los textos nos transmite esa pasión por la lectura. A través de las obras literarias aprendemos, progresamos, escribimos, encontramos, corregimos, reformulamos, aprendemos a pensar, devanamos y somos capaces de volver a hilar. Juan Carlos Toral es uno de los letrados que llevan en su interior ese amor constante por la promoción de la literatura. Ofrecer lecturas a los pequeños no es una cuestión solo de diversión, es una cuestión esencial.
Los niños que leen historias de hadas, clásicos, folclóricos y cuentos actuales, que son verdaderamente una amplia gama, cuando crezcan estos infantes, van a tener una creatividad considerable para afrontar problemas, para resolver las adversidades. Un niño que lee cuentos sabe que todo se puede resolver y cuando sea adulto va a tener oportunidades de encarar lo que se presente y salir airoso. Para este letrado está claro que la lectura es relevante en el cambio y la transformación de la primera infancia, porque esto incidirá en el desarrollo de nuestra nación.
Este autor en su discurso dice a los padres que es importante y significativo hacer una rutina diariamente para leerles a los pequeños, ya que esto es vital para el incremento de su léxico. Esto hará que ellos puedan aprender a diferenciar el sentido de los objetos y elementos que rodean su entorno. Para los niños en edad temprana leer les aporta tantos beneficios como: la activación de las células cerebrales, su vocabulario, amplia su emotividad, estimula a que sientan interés por los libros y su percepción se abre a un universo lleno de posibilidades que los asombra.
Juan Carlos Toral apuesta a que el lector a través del mundo de las letras vea todo lo favorable en su existir. Tiene una sensibilidad luminosa cuando proclama ‘’Si nuestra primera infancia es capaz de leer, entonces tendrá oportunidades de mejoría y podrá salir de la pobreza.’’ En sus sueños pretende que nuestra niñez descubra, en las páginas mágicas de los libros, los valores que deben regir la vida de los chiquitos como el afecto, la solidaridad, la paz, la amistad y el respeto. Espera que el cuidado y esmero por la naturaleza se consolide en cada niño. Aspira a que esta sociedad asuma la valoración del libro.
Es un emprendedor que ajusta las velas de su embarcación tras sus aspiraciones, desafiando el riesgo de realizar ferias infantiles, contagiando escritores, editoriales y patrocinadores. Esta iniciativa privilegia la literatura infantil por cuarta vez, posicionándose certeramente al frente de un nuevo comienzo para la expansión de la cultura y literatura en nuestro país. ¡Cuántos retos ha vencido nuestro escritor! Nosotros los escritores infantiles hemos asumido con alegría, esperanza y fe este paradigma que nos hace sentir orgullosos.
El sendero hacia sus logros ha sido enrevesado pero superado con su determinación de abrir fisuras en un proyecto que nos involucra a todos. Toral se adentra en el mundo literario como si fuera un ministerio. Hay cosas que él ve y claro que también hace que las veamos. La magia está en los libros, esos que siempre esperan que alguno los abra y les dé un soplo de vida, como les ha dado Juan Carlos Toral. Lo imperecedero de lo que va despojando la existencia tiene vida en lo escrito, en las letras de los textos.
Al igual que Jorge Luis Borges, él piensa que ‘’El paraíso debe tener una biblioteca.’’ Estamos llamados a edificar esos paraísos en nuestras comunidades. Somos lo que leemos. Defender la literatura, volver a ella, adentrarnos en los pasillos de los libros clásicos y contemporáneos debe ser nuestro norte. En su alma de libro ve en sus hojas, ventanas abiertas con alborozo para conducirnos a un universo de viajes fantásticos. Le preocupa que el sistema de instrucción habitual no impulse la conexión con lo escrito en los libros y que no se fomente el análisis y su meditación.
Esperamos que se sigan desarrollando estrategias de comprensión lectora en la formación del propio lector que gradualmente adquiera la capacidad de seleccionar lecturas que le apasionen y cultiven su acervo. Los libros son astros, todo lo alumbran. Dan su destello a las montañas, resplandecen a la vida. A todos los niños les brindan alegría, muchas canciones hay dentro de ellos, sonrisas y colorido. ¡Cuántas luces en el caudal de su conocimiento! Este autor nos asombra con su denuedo por posicionar la IV Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil 2024. Una feria encaminada a cambiar útilmente el modo de crear, idear, apreciar, colaborar, valorizar y sentir la lectura como cimentación intercultural. Desde esta óptica, el fomento de la lectura enlaza al niño con la lectura.
Esta feria del libro es, en sí misma, una clase de libro expedito que convida que los visitantes vuelvan a sus casas sorprendidos de esa vivencia leedora. Personas que participan en la feria del libro, escritores, leyentes, editores, distribuidores y libreros son figuras sociales que tienen un rol en la valuación y en la invención de una ética sobre el avalúo comunitario del libro y la lectura. Toral enfatiza que esta época garantiza reemprender y consolidar el enlace de la nueva generación con los libros. Del mismo modo que es un lugar de divulgación y distribución, la feria del libro debe inclinarse al apoyo de la lectura y su enseñanza en sus diferentes pilares.
Su plan debe considerar un interés incrementado a brindar medios que favorezcan el trato continuo con los libros y la innovación de disposiciones entretenidas y didácticas. Para la educación de leyentes Juan Carlos Toral, por esto piensa, que los libros son emisarios de nuestro ingenio y proyectistas de nuestros sueños. ¡Qué hermoso es disfrutar de la lectura de un libro! Bajo un árbol florido, a la orilla de un rio, en una tarde fresca de lluvia o tan solo dentro de cobijas antes de cerrar los ojos.
La literatura siempre será ese aire necesario para seguir emanando (resoplando). ¿Acaso puede haber un tesoro más grande que un libro? Para este autor su propósito es que el lector observe anonadado el vuelo sutil y rápido de un colibrí, el salto mágico de un delfín entre las olas, el encanto de una estrella boreal en el firmamento y el goteo casi imperceptible del rocío entre las hojas de los árboles cuando despunta el alba.
Su intención es que cada lector pueda capturar esos instantes de hermosura y que nunca pasen desapercibidos ante la mirada curiosa de la infancia. El lector no nace, se hace. La responsabilidad de hacer lectores con fidelidad y pasión, sobre todo lectores infantiles apasionados, nos pertenece exclusivamente a nosotros (todos los actores de la sociedad). Diariamente hay más ética en lo acertado y categórico de aportar mundos interconectados con la lectura a los pequeños. Debemos acondicionar el entorno para crear un camino de niños lectores, en este cibermundo para los pequeños que leen. Pueden leer por vía digital y pasar páginas con sus dedos en un computador portátil, pero de seguro que será inigualable el efecto de pasar las hojas de los libros hacia adelante o hacia atrás, para volver y volver a mirar las particularidades de ilustraciones y dibujos, también alguna frase o capítulo que les haya fascinado.
Agarrar el libro de la mesita de noche, del estante, de la biblioteca, del armario, manipularlo y percibir la resonancia al pasar sus páginas. ¡Qué sensación tan agradable, el olor del papel en su anverso y reverso! Verlo una y otra vez como una joya primorosa. ¡Qué delicia se siente al degustarlo! Sonreír, lleno de felicidad, al acariciarlo una y otra vez con la delicadeza más extrema. Es una maravilla ver el espíritu de este literato cómo mira el anverso de los libros, el compás de lo decoroso, la expresión inmaculada del amor, la valentía con su espada dorada de pura paz y sobre todo ese aval incalculable que tienen los ideales cuando los pequeños se adentran en los cuentos. Se puede ir tan lejos como queramos. Toral en su pensamiento sonríe y tiene ese esplendor que se arrodilla ante la niñez. ¡Qué manera tan dulce de vincular la vida adulta con la infantil! Ese latido mágico que conecta la edad temprana en la viabilidad que nos da el embeleso en la avidez de lo divertido y de la carcajada factible. Hacen falta más libros en la tierra. Personas que cambien armas por los libros. Hacen falta escritores que cambien este mundo.
Cuando acabamos de leer un libro que nos emociona esto no se acaba, solo se oculta dentro de nosotros. Juan Carlos Toral representa, en la literatura infantil de nuestro país, un antes y un después. T.S Elliot puntualizó: ‘’Solo las personas que se atreven a ir demasiado lejos logran descubrir hasta dónde pueden llegar.’’ Toral con su alma de libro, en el recorrido de sus páginas, juega con los versos, siente, ríe, canta, crea, imagina y nos invita a aventurarnos con él, a que nos atrevamos a tener también alma de libro.