Un año que llega y otro que se va. El 2023 fue un año apretado, árido, de incertidumbres, se sintieron las réplicas puntillosas de la pandemia en el ámbito social, económico y cultural. Aunque en términos generales fue un año de rupturas, innovaciones tecnológicas, de adaptaciones, de resiliencia y aprendizajes. De conquistas y logros, no solo en el sector turístico, sino también en ámbito científico, deportivo, solo por mencionar algunos renglones.

Ya es tradición. Al finalizar un año, los familiares, amigos y allegados suelen sorprendernos con un mensaje de felicitación y abonar la futura siembra del año que recién comienza con entusiasmo y apelando a palabras positivas, los buenos deseos y la declaración de propósitos en nombre de la salud. Por lo regular el rayo de palabras venturosas, optimistas y esperanzadoras viene acompañado de una descarga espiritual o, mejor dicho, de una lluvia de bendiciones y realizaciones de corte espiritual, no solo de logros profesionales y económicas.

Fari Rosario, en Tampa, Florida (EE.UU).

La gente casi siempre te desea lo mismo, con mínimas variaciones de lo que he dicho en líneas anteriores, por lo que rara vez las palabras de felicitación mencionan otros frutos y beneficios de la vida humana, tales como: la serenidad, la contemplación, la búsqueda del conocimiento, con espacio a la resiliencia, que predomine el uso inteligente y racional del dinero, o la capacidad para optimizar el uso del tiempo, para explorar la naturaleza, es difícil que alguien te exprese: deseo que tengas la fuerza o la disposición para disfrutar del ocio y los viajes. El ocio no es malo, no es cierto que sea el principio de los vicios o los pecados. Es un mito. Muy por el contrario, las actividades asociadas al ocio y la recreación fortalecen la salud mental, la memoria, la capacidad del procesamiento y el razonamiento. Conclusión: es la primera garantía de la productividad efectiva y el equilibrio emocional de las personas. Así que una buena meta para este año (después de un largo encierro y usar cientos de mascarillas) es viajar, proponte explorar y conocer esos lugares de República Dominicana que son hermosos, esos lugares mágicos que aún no conoces y que has soñado con visitar. Ya es hora.

Hay que trabajar para materializar y concretar los buenos deseos, solo así es posible alcanzar las metas y terminar un año con buen balance. Con basta con evocar los buenos deseos y expresar hermosas palabras a nuestros allegados.

Vista de la Represa, Medellín, Colombia.

¿Por qué digo esto? ¿Es una mera perogrullada? Quizás no. Creo en el poder que tienen las palabras; las palabras se encarnan y se hacen realidad de diversos modos, no es cierto que van al vacío o que se las lleva el viento. Sé que detrás de cada cosecha, de toda acción de la vida siempre hay una simiente. Esa semilla mágica es la palabra. La misma con la que luego se expresan las ideas, los conceptos, las imágenes y los deseos (buenos o malos), los arrepentimientos y las aventuras.

Este es mi deseo para ti. Que este sea el año del encuentro contigo mismo y con la belleza del mundo. Para comenzar dedica tiempo a la meditación, la reflexión y a viajar. Si viajas no solo disfrutarás y obtendrás momentos placenteros, sino que —te lo aseguro— tendrás otra visión distinta de la existencia, y, sobre todo, hallarás nuevas y poderosas herramientas para luchar con los problemas de tu entorno. Sé tú mismo y sé inteligente, le creo al escritor francés Emile Zolá: “Nada desarrolla tanto la inteligencia como el viajar”.