(Ilustraciones del Dr. Odalís G. Pérez)
Narrar no simplemente es contar hechos, como nos dicen en las escuelas y en algunas academias de educación superior. Narrar es un proceso discursivo que implica asumir el tiempo, el espacio, los personajes y sus dinámicas actorales, incluyendo sus proyecciones espirituales y sus matices expresivas.
Cuando asumo aquí el concepto de narrar, lo hago apoyado en el plano estético-literario, porque este narrar también nos induce a tener en cuenta el ambiente, los colores o facturas atmosféricas de ese ambiente. De ahí que la descripción, sea un factor primordial en el narrar.
Narrar a secas, sin detallar los contextos que estructuran los espacios y las acciones, desde los cuales se manifiestan los sujetos actuantes y quien narra, nos empuja al posible aburrimiento del lector. De ahí que desde las primeras líneas que abren la narración, deben atrapar al lector, hasta el final.
Esta vez, vuelvo a una lectura marcada por el virus del COVID-19. No es extraño que me suceda eso, porque la escritura es expresión de nuestro tiempo y espacio real o de nuestro tiempo y espacio ficcional.
En esta ocasión, me corresponde exponer mi criterio sobre estas narraciones, convertidas en extensos cuentos que están centrados en las situaciones contextuales y melancolicas, provocadas por el coronavirus.
Hay aquí veinte (20) cuentos que integran el corpus de esta segunda edición del libro "Héroes en tiempo de coronavirus", y otros cuentos", de José Espinosa Féliz, (Imprenta CONADEX, SRL, Santo Domingo, Distrito Nacional. República Dominicana, octubre 2022. Con diseño de portada y diagramación de Guarien Reyes).
Desde un enfoque general del discurso narrativo presente en estos cuentos, el sujeto que dice o que narra, es un narrador omnisciente, sabe, domina o conoce cada detalle de lo que ocurre o está por ocurrir en cada texto narrativo.
Es lo que ocurre en el cuento que lleva el título de la obra, "Héroes en tiempo de coronavirus", donde va marcando el transcurrir del virus a nivel social, que (…) "Se movía de arriba abajo, de los más ricos a los más pobres, como si fuera una programación llevada". Ver página 45.
El narrador asume una posición critica, ante un virus que no distinguía estrato social, para alojarse en el cuerpo de cualquier persona.
Sinembargo, lo más importante aquí, no es la proyección cuestionadora o crítica del narrador, sino el cómo, partiendo de un tiempo pasado, presenta como "Homero Tejar" usaba Vick VapoRub, té de yerba buena, yerba mala con ajo machacado; cilantro ancho, miel de abeja, ivermectina (pastillas indicadas contra los parasitos, también decían que mataban el virus o controlaban la enfermedad, entre otros medicamentos".
Ver pág. 47.
Esta es una radiografía del paciente o del infectado, automedicándose, como parte del accionar rutinario del sujeto, en esta sociedad.
Es un presentar del proceder cotidiano de las costumbres de una sociedad desinformada, idiotizada, cercada, en su responder ante los virus y las enfermedades.
Todos nos convertimos en médicos, por la ignorancia y la falta de educación y de prevención. Y en esta narrativa ese panorama queda en evidencia, desde sus personajes y sus achaques quejunbrosos.
Son cuentos convertidos en radiografía del virus. Esta es una narrativa del contra-ataque impulsivo al virus del COVID-19.
El narrador, que, en este caso, no es el autor, sino un personaje, nos expone y se expone, como parte del ambiente enfermo que permanece en acechanza, con, y sin mascarillas, esquivando la enfermedad.
Esta es una narrativa que sustenta una antropología del vivir infeccioso y contagioso de estos mal llamados pueblos del tercer mundo.
Aquí, el sujeto-autor, asume su rol de paciente, para situar al lector en el esquivo panorama de un contexto social contagiado por la ignorancia y el mal vivir de sus habitantes.
Es esta, una narrativa contextual de este hoy, convertido en tiempo impaciente y enfermizo.