Un nuevo reto para el pensamiento sería exponer el despliegue actual de la filosofía hermenéutica en el contexto del «giro digital de la cultura». Cultura que delata su vocación de no seguir sosteniendo una “concepción fuerte” de la razón o de la verdad como voluntad de dominación. La filosofía hermenéutica se revela como un “saber de la multiplicidad”, que acoge bajo su seno el “conflicto de las interpretaciones” mediado por “el caos de la información”. Hoy, asistimos a una nueva sensibilidad que cuestiona la idea de que la verdad y la razón sean como “entidades absolutas” que están por encima de la experiencia humana.
En efecto, si hay una característica innegable de nuestra época es que nuestras sociedades están basadas y estructuradas en redes sociales ya globalizadas. En consecuencias, lo que hoy parece empujar a la filosofía no es tan solo el giro lingüístico, sino además el «giro digital» de nuestra cultura, presentándose como su nuevo desafío.
La idea que defendemos es que la filosofía hermenéutica, si no quiere estancarse en las argumentaciones sobre la importancia de la interpretación y compresión humana debe responder a su relación con la tecnología de la información. O sea, como está impactando en la nueva manera de construir conocimientos. Esta tesis no es ajena, a la que hace mucho tiempo propusiera el filósofo italiano Gianni Vattimo al decir que la hermenéutica es esa filosofía que se corresponde con la sociedad posmoderna, una sociedad dominada por la tecnología de punta.
Nosotros, como testigos del nacimiento de la hermenéutica de la red digital, queremos dar entender, y a la vez aclarar, que es la misma técnica digital la que posibilita el distanciamiento del objeto interpretado; es ella la que invita a flexibilizar los usos tradicionales de la información en el tratamiento de la comprensión del mundo.
Ante esto, la hermenéutica nos ayuda a construir una nueva concepción de racionalidad, apoyándose en el desarrollo de estos medios comunicacionales y sus respectivas teorías. Solo así, la filosofía hermenéutica lejos de reaccionar en contra de la nueva “dispersión informativa” debe comprometerse a reconducirla hacia la innovación y la reinterpretación, utilizando el poder que proporciona la “data”.
Con este intento, la filosofía hermenéutica se define también como un saber de las diferencias, un reconocimiento de los límites del mundo, pues, entiende que la crisis de la metafísica tradicional nos lleva a otra actitud ética del ejercicio del pensar.
Hay una condición que parece imponerse, cada vez más, en la cultura digital. Se trata de una especie de “autoconciencia”, consistente en que la práctica del pensar en relación con las realidades en que vivimos ha de encaminarse hacia la vida práctica: al replanteamiento del «mundo de la vida» de cara a la sociedad tecnológica. Esta “autoconciencia”, además, funda los límites de nuestras presunciones de poder y de conocimiento.
Asimismo, la actual filosofía hermenéutica contribuye a la reflexión del giro digital de la cultura como resultado de la crisis de la metafísica y la modernidad. Pero, además, ofrece otra vía para rebasar crisis. Una apuesta que acoge la historicidad, el devenir y las distintas cristalizaciones del sentido que se manifiestan en textos, discursos y símbolos con el objetivo de orientar la experiencia humana.
Este reconocimiento nos lleva a modificar el papel de la filosofía como forma de saber en un mundo global y en una era digital. Pero obliga a proponer una concepción no instrumental de la racionalidad, ya que toma en cuenta nuestro contexto social que se ordena sobre la base de las nuevas tecnologías de la información que ha provocado la llamada Revolución 4.0. A esto se le debe sumar el impacto de los desarrollos científicos sobre la Inteligencia Artificial, las redes sociales, la investigación sobre el cerebro, los nuevos medios de comunicación y la saturación de la información, bien conocida como “infoxicación”.
Por eso, la filosofía hermenéutica intenta redefinir un “nuevo” paradigma de la razón, más cerca del lenguaje, la historicidad y la pluralidad de las culturas que hoy vemos expresarse en todo el conglomerado de las redes sociales. Resituando el tema de la “verdad” en una época donde se habla de “posverdad” y se finge el valor de lo humano.