El objetivo de compartir estos saberes desde este espacio, es para poner el valor los conocimientos ancestrales y el uso de las plantas en la comunidad y sobre todo en la salud. Ya que aun en estos tiempos de la Inteligencia Artificial, un tema que hace poco hemos analizado desde la lirada de la cultura, en nuestras comunidades todavía existe una gran riqueza de conocimientos sobre el uso de las diferentes plantas del bosque para curar enfermedades comunes de la zona.
La etnomedicina y su valor en el pueblo
La Etnomedicina también llamada medicina popular, medicina tradicional o folkmedicina, de acuerdo a lo que establece el antropólogo Pizza, G. en la obra: Antropología Médica: una propuesta de investigación (2007): “Es comprendida dentro de la Antropología Médica y estudia la medicina tradicional o popular de un determinado grupo cultural. Mientras que la Antropología Médica es una ciencia experimental y dialógica que nace como desarrollo crítico de un campo de estudio definido como medicina tradicional o popular. A través de investigaciones etnográficas, se busca elaborar reflexiones teóricas específicas sobre las maneras en las que el cuerpo, la salud y la enfermedad, son definidas y vividas en un continuo proceso social, cultural, político e institucional históricamente determinado. Por lo tanto, la etnomedicina estudia la medicina tradicional o popular de un determinado grupo cultural en un cierto momento”.
En el caso de la Republica Dominicana esta práctica ancestral recurre a diferentes alternativas que contribuyen a la atención a la salud y la misma ha sido estudiada desde diferentes campos del saber. Como plantean los investigadores la práctica forma parte de un movimiento cultural global de amplio espectro que descubre o redescubre antiguas tradiciones que trabajan a partir de la convicción y cosmovisión de que existen zonas biopsíquicas que escapan a las intervenciones de la ciencia positiva, zonas del self donde es posible una manipulación eficaz, sin ser necesariamente mágica (Romero Gorski, S. 2005).
En las sociedades actuales existen diversas maneras de atender la enfermedad y su curación. Por ejemplo, a lo ancho del territorio dominicano y toda la isla todavía podemos encontrar diferentes prácticas medicinales que son empleadas para obtener beneficios en salud desde la medicina popular.
Dentro de la medicina tradicional, la forma más utilizada son los tratamientos con plantas medicinales, permaneciendo en el tiempo gracias a la transmisión oral, esta tradición forma parte del acervo cultural de nuestro pueblo y su uso permite comprender tradiciones que del pasado han llegado hasta el presente. Aunque en nuestro país, la medicina popular se sigue relacionando generalmente con el medio rural, personas no estudiadas, zonas pobres, campesino y afrodescendientes, en las áreas urbanas siempre ha estado presente y en todos los espacios y clases sociales, aunque con más discreción. Los trabajos o curaciones realizadas por curanderos en el interior del territorio son prácticas conocidas de la medicina popular. Por eso cuando hablamos de lo popular hay que sumergirse en la existencia cotidiana del pueblo.
Lo popular ha estado vinculado a manifestaciones ajenas a transformaciones contemporáneas, a lo rural y ha sido lo excluido, relacionado a lo tradicional y lo subalterno, en contraposición con lo culto, moderno y hegemónico. Desde esta perspectiva, el interés antropológico es poner en evidencia las relaciones existentes entre los diferentes modelos posibles de curación, contemplando el sistema médico hegemónico y los sistemas culturales subalternos. Por eso bajo esa reflexión que refiere Canclini, reconocemos que el interés es, observar y atender los conflictos entre las relaciones culturales y los procesos institucionalizados sobre estos saberes médicos, considerando el encuentro y el desencuentro que se produce entre la medicina popular con los saberes y prácticas populares (García, Canclini 2004).
Estamos muy claros que el mayor aporte de estos conocimientos está en manos de los curanderos y curanderas, quienes curan no solamente con medicinas elaboradas con plantas del monte, sino también con curaciones espirituales, de este tema también hemos escrito este año, dedicando dos artículos en el mes de marzo, titulados: Curanderos, ensalmos, medicina popular, saberes ancestrales y plantas que sanan I y II. Pueden buscarlos para conectarse con esta otra reflexión.
Mi experiencia con mis abuelos curanderos
En el hogar donde nací y me crie con mis abuelos paternos era muy frecuente escuchar decir a mi abuela Matilde que iba a la hojera del mercado, a veces me llevaba con ella, este es un negocio muy popular donde se venden todo tipo de hojas, raíces, palos, troncos, aceites, semillas, piedras y demás productos que se usan para la preparación de remedios y botellas en la etnomedicina, medicina popular o folkmedicina. En mi caso como ya saben quiénes me leen, mi abuelo paterno Ramon De Oleo, era curandero y preparaba todos estos bebedizos como también le llaman. De hecho, a un servidor fueron muchas las veces que le prepararon botellas para situaciones de salud especifica, como una vez para la anemia y otra para expulsar los cálculos de los riñones, problema de salud con el que he vivido toda la vida, por nacer con un riñón más pequeño que otro.
En el artículo que publicamos en esta misma columna titulado: Curanderos, ensalmos, medicina popular, saberes ancestrales y plantas que sanan II, sobre este tema plantemos: "Si nos adentramos al estudio de estas prácticas ancestrales en las personas, la ciencia antropológica la sitúa dentro de la folkmedicina, medicina popular, folklore médico, etnomedicina y otras denominaciones que la antropología como ciencia dedica al estudio de la importante sabiduría popular y tradicional en relación a las enfermedades de las personas y el arte de curarlas, como establece el investigador español, folklorista de la medicina popular y etnólogo, Antonio Castillo de Lucas en su obra: Folkmedicina,1958: "Para nuestros ancestros, la salud no necesariamente tenía que comprenderse como la ausencia de enfermedad sino, más bien, como la mantención de un estado corporal y espiritual equilibrado con seres naturales y sagrados que posibilitan la vida en comunidad".
Preguntando a algunas personas sobre este tema nos manifiestan, que los famosos bebedizos hacían milagros, quitaban los dolores menstruales, curaban el pecho apretao, se usaban para las mujeres después del parto, para purificar la sangre, ya que, como decía mi abuelo: "Las mejores medicinas son las de las plantas de la tierra", y mi madre Fiordaliza que siempre fue muy enfermosa y mis abuelos le preparaban botellas, decía: "Yo no sé cuál es el truco, pero esas botellas funcionan al cien por ciento".
La medicina tradicional en la República Dominicana es un reflejo de la historia cultural de la isla y del origen étnico diverso de sus habitantes, además que representa una mezcla sincrética de tradiciones indígenas taínas, africanas y europeas que incluye elementos del catolicismo, prácticas tribales africanas y herencia indígena (Babington,1999). Opera con conceptos como la clasificación de enfermedades en caliente-frío y remedios vegetales, así como con el funcionamiento humoral del cuerpo, la distinción entre etiologías de enfermedades espirituales versus físicas y el uso de plantas, salmos, santos, oraciones, curanderos tradicionales y parteras para mantener la salud y el bienestar y curar enfermedades. Es una medicina holística que considera al paciente en relación con una multitud de factores, incluyendo la historia personal del paciente, el estatus dentro de la comunidad, la fecha que nació, el santo de cabecera, el entorno natural, social y espiritual de los habitantes (Bonnelly de Calventi,1985).
Conceptos como el equilibrio, la estabilidad y la firmeza son fundamentales para la salud de una persona. Las mujeres menstruantes y embarazadas, los niños pequeños y los adolescentes que están en su etapa de desarrollo físico son vistos como débiles y en peligro de enfermarse. Un cuerpo sano es aquel que está “equilibrado, limpio y dulce”. Para restablecer un cuerpo desequilibrado o espantar el mal existen plantas con propiedades calientes, frías, ácidas, amargas, saladas, dulces, pegajosas o viscosas (Brendbekken,1998).
La botella en la etnomedicina dominicana
En el trabajo de investigación titulado: "La importancia de las botellas y otras mezclas de plantas en la medicina tradicional dominicana", un estudio sobre etnomedicina dominicana llevado a cabo en la ciudad de Nueva York y la República Dominicana en los años 2005-2006, con el auspicio de la Universidad de la Ciudad de Nueva York, realizado por: Ina Vandebroek, Michael J Balick, Andreana Ososki , Fredi Kronenberg , Jolene Yukes, Christine Wade, Francisco Jiménez, Brígido Peguero y Daisy Castillo, publicado por J Ethnopharmacol en el año 2009, refieren sobre el tema: "El uso de plantas para el cuidado de la salud es una práctica cultural fundamental en la República Dominicana (RD). Se trata de una habilidad o práctica tradicional que resulta vital para el sostenimiento de una cultura y desempeña un papel fundamental en la definición de la identidad cultural (Brosi, 2007). Las plantas medicinales son utilizadas para la automedicación por personas comunes o para la curación de pacientes por curanderos especialistas (llamados curanderos o curiosos y continúan desempeñando un papel importante en la isla hoy en día, así como en el extranjero, donde la práctica sigue siendo relevante incluso después de que los dominicanos emigran a los Estados Unidos".
Botellas dominicanas. Fuente externa
Las botellas son una preparación tradicional dominicana que se almacenan típicamente en botellas de plástico o vidrio y que combina diferentes especies de plantas y alguno o varios de los siguientes ingredientes no vegetales: miel, melaza, leche condensada, calcio, hierro, vino tinto, aceites animales, partes del cuerpo de animales, aguardiente, malta y/o ginebra. A veces, aunque con poca frecuencia, la botella se llama pote o galón.
Todos estos nombres se refieren al receptáculo en el que se almacena la mezcla de hierbas y que también se ha convertido en el nombre popular para la compleja preparación herbal que contiene. La botella está íntimamente ligada a la cultura dominicana y su uso se considera parte de “ser dominicano”. Esto es especialmente cierto en el caso de un tipo de botella, la popular botella mamajuana, conocida por todos los dominicanos que viven en la isla y en el extranjero.
De acuerdo con el antropólogo dominicano Víctor Ávila Suero, una preparación herbaria dominicana popular se conoce como botella, es la mezcla herbaria embotellada que consiste en una combinación de partes de plantas o exudados de diferentes especies de plantas, especias culinarias y con frecuencia, también ingredientes no vegetales. También se han reportado otros tipos de mezclas tradicionales dominicanas que combinan plantas en fórmulas y recetas de variada complejidad, incluidos tés, bebedizos (brebajes o mezclas medicinales) y baños aromática.
El uso de mezclas, fórmulas o formulaciones tradicionales de plantas, además de Republica Dominicana, se ha descrito en detalle en Cuba, Haití y se menciona en estudios sobre el uso de la medicina herbal en Martinica y Trinidad y Tobago, en la etnobotánica de Puerto Rico y la comunidad dominicana en la ciudad de Nueva York. Sin embargo, no existe información detallada en la literatura publicada sobre la prevalencia de estas mezclas versus los remedios de una sola planta en las tradiciones etnomedicinales de las culturas caribeñas o sus comunidades migrantes, así lo establece la investigación que hemos mencionado anteriormente. un estudio sobre etnomedicina dominicana llevado a cabo en la ciudad de Nueva York y la República Dominicana en 2005-2006, con el auspicio de la Universidad de la Ciudad de Nueva York.
Las botellas pueden variar considerablemente en composición y preparación y se utilizan para una amplia variedad de dolencias, incluyendo artritis, asma/congestión torácica, dolor de espalda, colesterol, resfriado común, tos, quistes en el sistema reproductor femenino, gonorrea, hepatitis, infertilidad, impotencia, cálculos renales y otros problemas renales, parto y puerperio, padrejón (un problema gastrointestinal), sífilis e infecciones vaginales.
Según nuestros datos, existen al menos cuatro subtipos diferentes de botellas que se utilizan para tratar diferentes problemas de salud: (1) una mezcla de partes crudas de plantas leñosas empapadas en alcohol (a menudo denominada botella mamajuana ); (2) una decocción de varias plantas aromatizadas con especias (a veces denominada indistintamente bebedizo ); (3) una mezcla de varios aceites de origen animal y vegetal (a veces también llamados aceites ); (4) una mezcla de jugo derivada de agregar miel a vegetales crudos, frutas y hojas (a veces denominada jarabe o jarabe).
Los dominicanos describen con frecuencia los dos primeros tipos de botellas como brebajes de raíces, pero también pueden contener corteza (y ramitas, hojas o flores en el caso de las decocciones) de diferentes especies, así como especias culinarias e ingredientes no vegetales. La diferencia entre estos tipos de botellas está en su preparación: una tintura alcohólica de partes crudas de plantas (tipo 1) frente a una decocción concentrada de hierbas, hervida en agua durante un período prolongado (tipo 2). Ambos se utilizan para tratar afecciones similares, a saber, problemas de salud reproductiva y problemas renales. Para afecciones respiratorias como la gripe, el resfriado común, el asma/congestión torácica y la bronquitis, existe un tercer y un cuarto tipo de botella: una que se basa exclusivamente en aceites de origen animal y vegetal (tipo 3) y otra que contiene verduras crudas, miel y, a veces, también aceites vegetales y animales (tipo 4). Esta de menara especifica se usa de cuerdo a los que la preparan para el asma y la congestión del pecho, como la que tiene aceites de tiburón y de serpiente y para la impotencia se utiliza una botella de raíces.
La cultura popular y su cosmovisión es tan rica, diversa y única, que nuestra gente sabe que las botellas a base de aceites y jarabes de vegetales crudos para afecciones respiratorias son generalmente bien conocidas y a menudo preparadas por personas comunes, mientras que esas botellas de raíces pertenecen al dominio de los especialistas a quienes las personas comunes se refieren como "alguien que prepara botellas " o "alguien que sabe". Esos códigos populares solo lo conocemos entre dominicanos.
Compartimos lo que establecen tres informantes dentro la investigación, La importancia de las botellas y otras mezclas de plantas en la medicina tradicional dominicana: “Yo conozco a un señor que hace botellas para curar toda clase de enfermedades que existen, que han existido y que existirán, que no es curandero, es un señor que hace remedios para todas las enfermedades y así se le conoce. Es decir, esa es su tarjeta de presentación dice que se hacen remedios para todos los problemas del cuerpo con plantas medicinales y raíces"; “Mi mamá me hacía té para la gripe, pero para otras cosas no. Tenía un dolor y por eso me llevaron con alguien que sabe y que prepara botellas”; “Las cosas de los hombres nunca dejan que uno sepa nada de lo que están haciendo. Y yo nunca supe mucho de esto, pero se cree que el curandero preparaba botellas para limpiar esos órganos… le echaban algo a la botella … algo para que los hombres se limpiaran, para que les sacaran las infecciones de gonorrea y todo eso. Los curaban de esas. Sí… pero no me acuerdo qué le ponían a la botella”.
Esta última cita ilustra la creencia popular dominicana en la capacidad de una botella para limpiar el cuerpo y expulsar enfermedades. Se cree que las botellas “expulsan la gripe”, son un “purgante que envía a la persona al baño”, “extraen la infección”, “limpian los riñones, el sistema” y “expulsan la flema del cuerpo”. Como explicó un participante, las plantas combinadas en una mezcla se consideran más fuertes que las plantas individuales: “Cada planta tiene su propio poder curativo, en combinación el poder curativo es más fuerte”. “Distintas plantas trabajan para la misma cosa o condición. Si una no trabaja, la otra sí”.
Dependiendo de las plantas que se le añadan, la botella también se considera que puede curar muchas enfermedades. Por ejemplo, un tío parterno nuestro nos habló, que su padre en Juan de Herreras, provincia San Juan preparaba una botella que curaba “51 enfermedades”, conteniendo 29 tipos de plantas diferentes, entre las enfermedades que curaba nos citó: alergias, anemia, hinchazón, circulación, cáncer, colesterol, gripe, impotencia, inflamación, cálculos renales, problemas de próstata y enfermedades de transmisión sexual.
Cada planta que se añade a la botella tiene un propósito particular y se utiliza para tratar una enfermedad específica, como el uso de maravelí (Securidaca virgata Sw.) que se usa para la sífilis. Sobre lo que nos compartió el familiar es importante destacar que en la creencia dominicana la combinación de plantas en las botellas cada especie individual actúa sobre una enfermedad particular, pero también hay plantas que actúan conjuntamente sobre la misma enfermedad (sinergia) por eso la presencia de varias plantas en la botella aumenta la probabilidad de la curación de la enfermedad. Si lo analizamos, esto se parece al misterio bíblico de la Trinidad, son tres en uno y sin uno no funciona el otro, nadie llega al padre si no es por hijo. Es un misterio, es parte de una cosmovisión.
Plantas que curan
Quienes se dedican a estas prácticas consultados por nosotros en diferentes lugares con ese extraordinarios conocimiento, que en ocasiones no son ni siquiera personas alfabetizadas, nos dicen que las plantas individuales o mezcladas, se utilizan dependiendo de la condición de salud que se esté tratando o de acuerdo con la persona. Un ejemplo es la aplicación de aceite de coco (Cocos nucifera L.) para tratar quemaduras, mientras que la leche se ingiere para el asma, problemas renales y resfriado común, la cáscara del coco y el agua de coco se ingieren para problemas renales y la raíz se usa para tratar la infertilidad y las enfermedades de transmisión sexual. Eso aprendimos y sobre el agua de coco nosotros la hemos usado toda la vida para la expulsión de los cálculos renales, eso lo aprendimos con los abuelos de los que les hablo.
Otro ejemplo es la naranja amarga (Citrus aurantium L.), la masa de fruta de esta especie se aplica para la sinusitis, para la cual las hojas también se beben como té. El jugo de la fruta se toma por vía oral para la diabetes y para regular la presión arterial; las hojas se hierven en un té para una variedad de afecciones, incluida la diabetes, el dolor de estómago, el dolor de cabeza, el dolor de parto, la gripe, el resfriado común y la bronquitis; las hojas también se aplican para los furúnculos de la piel. La observación de que se pueden usar varias partes de la planta para tratar la misma condición de salud agrega más complejidad a las mezclas de plantas, es lo que consideramos. Otras plantas usadas en la medicina popular dominicana, que nos han informado en lugares donde las venden y personas que se dedican a preparar botellas como Don Pedro en el barrio Puerto Rico en el municipio de Castillo, provincia Duarte, así como en el sur y la capital nos comparten estas informaciones que hemos completado con estudios de otras fuentes para mencionar los nombres científicos.
Guaucí de nombre cuentifico Ruellia malacosperma; Juana la Blanca, Spermacoce assurgens; manzanilla, Matricaria recutita; canela, Cinnamomum verum; anis de estrella, Illicium verum; maguey, Agave antillarum; algucema, Lavandula angustifolia; anis, Pimpinella anisum; mala madre, Kalanchoe gastonis-bonnieri; llantén, Plantago major; jerico o apararayo, Yucca aloifolia; maravilloso, Securidaca virgata; anamú, Petiveria alliacea; higuero, Crescentia cujete; sen, Senna itálica; cardo santo, Argemone mexicana; sabila, aloe vera; cadillo de gato, Xanthium strumarium; canelilla, Pimenta haitiensis; higuereta, Ricinus communis; cañafístula, cassia fistula; cola de caballo, eqisentum giganteaum; naranaja agria, citrus aurantium; nuez moscada, Myristica fragrans; tilo, Tilia spp; bija, Bixa orellana; clavo, Syzygium aromaticum; morita, Solanum americanum, apio, Apium graveolens; naranja, Citrus sinensis; anis de estrella, Illicium verum; manzanilla, matricaria recutita; cereza, Malpighia emarginata, cebollin, schoenoprasum; cebolla, Allium cepa; limoncillo, Cymbopogon citratus; higuereta, Ricinus communis; rabano, Raphanus sativus; guanabana, Annona muricata; cabra, Bunchosia glandulosa; jengibre, Zingiber officinale; manzana, Malus domestica; cereza, Malpighia emarginata; eucalipto, Eucalipto spp; ajo, Allium sativu; ajinjoli, Sesamum indicum; chinola, Passiflora edulis; dragón, Alpinia zerumbet; menta, Mentha spp; menta, mentha spp; anis, Pimpinella anisum, entre otras.
El papel de la mujer en la preservación de este práctica ancestral
Los medicamentos tradicionales a base de plantas (MTP) en el caso de esta reflexión las botellas, se elaboran a partir de plantas medicinales mezcladas con aceites y troncos, que tienen una eficacia demostrada por su larga tradición de uso. Hace unos días conversando con una señora dueña por más de 30 años de una hojera en un mercado de la zona norte de Santo Domingo, nos comentó que dentro de su amplia variedad de hierbas, hojas aceites, semillas y troncos, tiene para preparar botellas para enfermedades como: esterilidad, gripe, refriado, bronquitis, asma, secas, descontrol de la menstruación, tos, enfermedades de transmisión sexual, sinusitis, infecciones vaginales, diarrea, impotencia sexual en el hombre, artritis, colesterol, problemas renales, diabetes, dolor de espalda e hipertensión.
Otra portadora de estas prácticas es la sabedora Doña Mélida Villamán, que, en San Víctor, provincia Espaillat, al norte de la Republica Dominicana, que ha dedicado toda su vida a elaborar botellas medicinales con raíz de plantas, ella cuenta que lo aprendió de su madre y su madre lo aprendió de su abuela. De manera que estamos al frente de unos saberes y practicas ancestrales que las mujeres se transmiten de generación en generación, con sus recetas, formas de preparación, secretos, formulas, oraciones y remedios que vienen legados de nuestras mujeres y raíces indígenas y africanas, que han perdurado y resistido en el tiempo, en un mundo que ya desecha estas prácticas, así como a quienes las practican, de hecho les siguen llamando brujas, el mejor ejemplo fue mi abuela, fueron muchas las veces que escuche en el barrio donde vivimos que de forma despectiva le llamaban brujas, pero esas mismas personas luego iban a la casa a buscar remedios para sus dolores y ella con amor le servía, ya que también se trata de un compromiso o misión de vida este plano con el que vienen o adquieren nuestras mujeres.
No importa la forma como se prepare el remedio, este funciona y cura a quienes los consumen, ya sea en té, botella, jarabe, jugo, bebida mezclada, zumo, licuado, vapores, vendaje, gárgaras o baños, refiere la señora Villamán.
Las botellas se han transformado y ahora son parte de una industria
En estos tiempos vemos como los remedios en las botellas se han transformado, sobre todo en lo que tiene que ver con su comercialización, presentación, uso de recipientes, las ventas y el marketing, usando las redes sociales como puente para llegar al público. Eso lo vemos a diario en diferentes páginas y portales dedicados enteramente a la comercialización de estas botellas, trascendiendo su venta y consumo a otros países. A mí me ha tocado llevar remedios en recipientes a familiares que viven en otros países, así como a amigos de otras nacionalidades que me solicitan para su uso.
Un ejemplo de la transformación que han tenido las botellas es lo que vemos en una la página de la red social de Instagram, llamada: Botella Natural mi luz, que se denomina como: Sitio web de salud y bienestar, aliada a combatir la infertilidad, los quistes los fibromas y toda irregularidad que se presenten el cuerpo. Esta página tiene 566,000 seguidores, 1,843 publicaciones sobre su producto incluyendo cantidades de testimonio de personas que lo han consumido y se han sanado, así como su dirección en 148 post ave, New York, New York 10034, el mismo portal establece que tienen sucursales en República Dominicana, Estados Unidos y Puerto Rico, hacen envíos a la puerta de las casas de quien la compre a cualquier parte del mundo, tienen su venta y pagos por trasferencias bancarias, tarjetas, incluso con PayPal, Venmo y Zell, y si queremos saber más de su sistema muy actual de comercio, en el pasado Black Friday, hace unos días, tenían sus especiales por la ocasión.
De manera que estamos ante el mejor de los ejemplos de cómo se transforman las prácticas y manifestaciones culturales de un pueblo y esos procesos se dan por la necesidad del individuo y estamos muy claro que esa transformación no la puede parar nadie, por eso es que no se pierde la práctica, y eso lo planteamos siempre, solo se transforman. Para nosotros los que hacemos ciencia nos resulta muy interesante los estudios de estas transformaciones sociales, aunque se vean simples.
Para finalizar con nuestra reflexión, es importante destacar, que poseer conocimientos medicinales populares en zonas rurales, especialmente en localidades alejadas de los sistemas de salud, resulta relevante y significativo para estos habitantes como recurso de prevención y cuidado de la salud, ya que esta medicina popular es beneficiosa en donde las distancias y estado de los caminos dificultan el acceso a los centros asistenciales, sobre todo en países como el nuestro, donde no todo está resuelto y seguimos teniendo comunidades muy apartadas aunque mucho no lo crean. De esta manera estos habitantes encuentran los recursos en la naturaleza para una primera atención de salud acompañada de los sabedores y sabedores como aprendí a llamarles en México a las personas que se dedican a esta práctica que me di cuenta en mi casa es un sacerdocio y se hace desde el compromiso y el amor o para cumplir con esa misión en la tierra como también aprendí con mis abuelos.
En el país aún sigue existiendo un vacío referente a la inclusión de estas medicinas populares, tradicionales, complementarias y/o alternativas al sistema de salud, especialmente una valoración de las plantas como medicina, esto también ocurre en los demás países. Esta situación niega la importancia y significancia de dicha práctica que resulta beneficiosa desde varias perspectivas sociales, ya que promover el uso medicinal de las plantas implica un compromiso social por parte de los estados y que aún no se vislumbran en nuestros países.
Otra situación es, que diferente a como conocemos en otros experiencias, en nuestras universidades e institutos de investigación la capacitación e investigación en la temática, a nivel superior no existe cultura de investigación de campos, ni siquiera en la formación de profesionales de la salud para que pueden conocer otras miradas, y no hablemos de la creación de cátedras de etnomedicina, ya que, si no tenemos cátedras en Estudios Africanos siendo el primer pueblo afrodescendiente de América, fruto de nuestra ignorancia y de vivir de espalda a la historia, hablar de esto sería hablar de más. Pero lo planteamos no importa.
En nuestro caso nos queda y nos abrazamos a la antropología, como ciencia, como antropólogo y cientista social para seguir analizando, compartiendo saberes, investigando y aportando desde nuestras observaciones y prácticas populares, rescatando relatos, historias, prácticas, conocimientos y experiencias vividas. Mientras, los avances en la ciencia irán aportando veracidad a esta milenaria practica ancestral que nunca se ha validado de estudios científicos a la hora de sanar y curar al ser humano. Por eso tal vez los curanderos del futuro sean los nuevos médicos reconocidos por sus saberes, prácticas y experiencias populares por las academias e institutos en este mundo globalizado y dominado por grandes empresas de salud con un único interés de generar riquezas. Hasta la próxima semana.