En esta ocasión, estoy ante un libro que, para mí, fue un reto leerlo, porque, al tratarse de un libro de poemas, en los idiomas español e inglés, me ví en la obligación de leerlo con cierto detenimiento, más pausado que lo habitual, auxiliádome de un diccionario de traducción al inglés.
No fracasé en el intento, porque, por razones profesionales, en mis pasadas tareas diplomáticas, me vi en la obligación de dominar lo más cotidiano en el uso del inglés, como lengua comercial y de trato cuasi universal.
En el caso de esta autora, hay privilegios que pocos hogares dominicanos les pueden asegurar a sus descendientes. Esta poeta y pintora (ilustradora profesional), nació en un hogar de académicos, ya que, es hija del poeta, narrador e investigador Valentín Amaro y de la escritora para niños y crítica literaria Karina Castillo.
Aunque estos datos extraliterarios, en nada tienen que ver con el posible potencial estético de su obra, no dejan de incidir en su formación personal.
"El lagarto" ("The lizard", poemas bilingües,2022), traducido y corregido por Meg Peter son, con edición a cargo de Luis Amaury Rodríguez y Valentín Amaro. Ilustrado por la autora Sarah Amaro. Dedicado a Dios y a sus padres.
El libro está organizado en cinco (5) bloques o partes. El primer bloque consta de cinco (5) poemas. El segundo bloque consta de seis (6) poemas. El tercer bloque consta de diez (10) poemas. El cuarto bloque contiene tres (3) poemas. Y el quinto y último bloque o parte, consta de ocho (8) poemas, para un total de treintidós (32) poemas que integran la arquitectura gráfica y textual del poemario.
Este libro no puede ser analizado, sin hacer una lectura y una visualización inmediata de sus páginas, porque aquí, texto e ilustración van hilvanando sus universos estéticos, porque versos e imágenes, se complementan, en una misma acción estética.
Se trata de poemas narrativos, donde la autora proyecta su potencial imaginativo, y, desde el uso frecuente de la prosopopeya o personificación, como recurso literario tradicional, asume su creatividad para narrarnos su experiencia vivencial y abordaje ficcional de la lengua.
Aquí el lagarto le habla a la autora y la autora le habla y le canta a su amigo lagarto, a partir de la palabra y desde la imagen que se proyecta desde sus ilustraciones, donde el azul intenso, el amarillo, el verde, el negro y el color mamey, entran a simbolizar la realidad contextual de la obra.
Ilustración y versos convergen en la configuración del poema. El abordaje ficcional, hacen de lo fantástico, el núcleo narrativo en el discursivo poético de la autora, en esta obra.
Ha sabiendas de que el texto, en nuestro caso, como idioma español caribeño, puede cambiar el contexto narrativo, la autora, como ilustradora, también incluye ilustración apropiadas a los textos poéticos traducidos, conllevando al lector a ampliar la covertura imaginativa que, desde su plano de lectura, pueda hacer del texto desde una mirada reflexiva y crítica.
Las ilustraciones son sugestivas y recogen, en sus rasgos y colores, los sentidos y el impacto visual que el espectador no espera. Parecen estar dirigidas a niños y niñas, pero esa proyección visual no encaja con los poemas que están dirigidos para adultos.
Aunque parezca una contradicción, las acciones que se encaminan hacia el imaginario del lector en estas ilustraciones encajan de manera ideal en poemas para niños, porque reúnen la gracias y la dinámica visual más apropiada, para ese público especial.
Se trata de un libro que recoge el convivir familiar y la voz ficcional de la autora, para contarnos o narrarnos, desde el verso, sus sueños, sus cotidianidades y sus memorias existenciales, desde su entorno vivencial.
La poeta y la ilustradora fluyen en una vertiente creativa, dominada por la imagen surreal del decir. Veamos:
"Mientras camino
la piel seca en mis coyunturas
grita y se rasga
líneas horizontales se alzan
como las cordilleras
entre un valle que nunca vio río.
Pero esta vez
me atrajo la sombra de un ave
inscrita en las paredes del amanecer.
Aún en dolor
con marcas carmesí
iré tras él".
(Ver poema, pág. 32, obra citada).
Recurro a la contraportada de este libro, para poder engarzar mis notas finales sobre esta obra, asumiendo las palabras de la autora, al decir:
"Un retrato de la
necesidad humana de
trascender a pesar de
las limitaciones".
Y agrego que, más que un retrato, aquí se expone el respiro espiritual de una artista del pincel y de la palabra, en su aspiración de adueñarse de su mundo, desde el pincel y la palabra, teniendo como aliada a la naturaleza y la ritualidad de sus misterios.
"El lagarto", aquí, es la excusa para exponer ante el público el discurso poético de su pintura y el sentir de sus intimidades, su imaginario y la vertiente cromática de su mirada ficcionada, desde la palabra.