Las relaciones humanas son extrañas. Quiero decir estás con una persona un tiempo comiendo, durmiendo y viviendo con ella. Amándolas, hablándoles, yendo a lugares juntos y luego, ya no.  (Charles Bukowski)

La boricua Amanda y Pipe se conocieron a través de Luisa o Lali, para algunos. Luisa, la  panita de la bori   en Santo Domingo. La amiguita que la llevaba los viernes  a menear las caderas en el Sartén de la calle Hostos.

Dos mujeres saliendo de los 40 y esperando que la buena suerte y que cierto coqueteo experimentado, directo y juguetón,  les ubicara  un macho dominicano de los que queman a las mujeres con la hebilla del pantalón mediante   la cadencia de un bolero destinado a humedecer las máquinas del placer, ya sea  del Songo Francis Santana o de Julito Litro Deschamps.

El Sartén de la Zona (bueno, el único sartén bailable del país),    Un bar tan angosto y limitado como los deseos de colágeno Channel No. 5  de los  futuros geriátricos en fase próstata hinchada y micciones nocturnas e intermitentes, interruptus por la mitad del sueño más profundo. Pre geriátricos con apneas del sueño que simulan la muerte y que los hacen exclamar sentados en la cama  “coño, todavía sigo aquí, gracia papá dio”.

Amanda Lali  Amanda Lali. Una de ébano y otra de marfil. El poderoso dúo femenino  también pasaba largos y feriados  fines de semanas en  la casita de playa de Luisa en Playa Coson de  Las Terrenas.

Cuatro maderas y un techo de zinc colocados para padecer las embestidas  de  los mosquitos más hijoeputas de la zona, un desacatado calor trepando por la piel,  los ruidos de las construcciones cercana y la verborrea eterna de los trabajadores haitianos (hablan a ritmo de vozarrones desde las 6am hasta que se acabe el día),  más un triste y lentísimo abanico de techo con un aspa menos como perro cojo de playa. Life is very difficult in the tropic, querida Amanda.

A veces a Lali  era tan buena amiga que también le prestaba a la nena de ébano , dos veces por semana,  a  la muchacha de servicio cuando Amanda estaba muy ocupada en sus labores de  directora de comunicaciones de una importante empresa de la región este del país.

Inusual  actitud de generosidad de  amigas  que la vida les regala a otras mujeres sin ellas  esperarlo,  y a la que muchas veces no agradecen. como es el caso de Amanda.    Mujeres  que les resuelven  a otras mujeres,  las labores del rechazado  mundo del chopeo,  “esa desgracia,  inmunda e inferior” de fregar, lavar,   planchar, lavar inodoros y suapiar  y hasta  sacar la basura cada noche si en  el edificio no hay guachimanes.

Hasta novio le consiguió a la tal Amanda y sin mucho esfuerzo. A esa edad  cuando  la picada se pone difícil y nadie quiere colgarse del anzuelo.

Para eso se inventaron los Tinder y los Kisma, los consuelos virtuales de ensayo y error que abundan en las redes  como las matas de mango en el antiguo Mata Hambre.

Una tarde de diciembre, vísperas de Nochebuena en las que no hay nada que hacer en  el trabajo, en la que   todo el mundo está barajando y esperando las  4pm  para largase a beber birras,  Pipe recibió un mensaje de Wasap de Luisa, Lali, Luisa.  Pipe, cómo vamos, oye , tengo una amiga boricua que quiere ir a bailar y los hombres que conozco no saben bailar, si te interesa te envío su Instagram y la agregas, de ahí adelante, sabrás tú o ustedes, no sé. Es super simpática,  pero tiene su lado oscuro, como todos y todas,  algo complicada. Maneja eso, bai, hablamos.

Pipe se quedó pensando. ¿Y éste maipioleo de Luisa? Tenía a tiempo que no la veía. Luisa  y  Pipe se conocían hacia ya veinte años en los bonches de un grupo de amigos artistas, periodistas y malos  escritores y fracasadísimos  dirigentes políticos de izquierda.  Un grupo combinado de elixir  para la acidez y soda Enriquillo.

Pipe le tiró a la bori por Instagram, sin embargo, tras largas jornadas de resistencia, de boches finos, pero boches boches de los que no se devuelven, de  llamadas por teléfono cortadas por mitad porque a ella le dio la gana de colgar, de planchones y desplantes 24/7, ¡por fin por fin!   Pipe se levantó a la mujer del lado oscuro, la que nació ahí al lado , en la isla pequeña.

Amanda, aspirante a diva de lo que sea, siempre concentrada en ungir sus largas y delgadas manos con cremas caras como la de la línea  Ekos Maracuyá, un hidratante  con delicioso aroma a chinola recién cortada y tomar leche de almendra como Cleopatra y seleccionar los cuchillos para cortar las carnes y hacer el amor con una fiereza de gata que hace mucho no ve a Linda pero cuando la ve entrega hata la amaneca. Amanda aspirante a diva de lo sea

La del lado oscuro y Pipe empezaron a salir en enero. A partir de esa fecha , la alegría del tsunami de la buena cogedera y el enamoramiento bioquímico posesivo y agobiante se extendió por varios años. Hasta que la pandemia y el  lado oscuro de la bori,  sus laberintos recorridos por mi sin armaduras ni espadas para mi defensa,   jodió la vaina hasta hundir en el pantano  del olvido aquel primer y delicioso  beso en el Uber.