Cuando hacemos mención al Popol Vuh, nos referimos al texto sagrado de los mayas. Aquella fuente de la cual podemos extraer la mayor parte de los aspectos relacionados con esta población; como su religión, astrología, mitología, costumbres, etc., al igual que una visión panorámica de las ideologías que estos tenían acerca de la creación del mundo. Se trata de un compendio de informaciones con el que podemos acercarnos a esta cultura ancestral tan enigmática y tan cuestionada a raíz de las experiencias expuestas posteriormente por los colonizadores. No está demás la razón del por qué se le considera “El libro del consejo” o “El libro sagrado de los mayas”. Ni por qué se le considera una de las obras más trascendentales de la literatura prehispánica.

Se suele denominar como la literatura prehispánica o precolombina a un conjunto de manifestaciones literarias pertenecientes a las culturas nativas del continente americano antes de la llegada de los españoles, las cuales se conservan en la actualidad gracias a las traducciones de cronistas y a la tradición oral. Estas obras abarcan diversos géneros literarios, y resaltan múltiples temas como la mitología, la filosofía, la historia, etc, con la finalidad de cumplir una función ya sea educativa, social o religiosa, transmitiendo así valores y conocimientos a la población de la época.

De esta literatura pudieron trascender en mayor cantidad la azteca, la inca y la maya. Estas se caracterizaban por relatar aspectos de la creación del universo, de los animales y los hombres, desde una perspectiva mítica y sagrada. Para ellos existía un ser superior, el cual había creado la vida, y posteriormente a este un conglomerado de hombres que siguiendo el propósito pautado por el creador, debían cumplir la asignación de poblar y salvaguardar la tierra.

Entre los temas universales que se exponen en el Popol Vuh se encuentran: la creación, la naturaleza, la espiritualidad, entre otros, pero también resaltan temas antagónicos como la traición y en especial la soberbia, la cual se escenifica a través del personaje “Vucub-Caquix”, y sus hijos Zipacná y Cabracán. Se conoce como soberbia a una característica personal en algunos seres humanos, la cual los incita a creerse superiores o más privilegiados que los demás. Este término en diferentes casos suele relacionarse con el orgullo, la arrogancia y la vanidad, hasta el punto de considerarse sinónimos uno del otro.

En el Popol Vuh, se resalta en algunos capítulos rasgos de este tema pernicioso, pero muy frecuentado tanto en el diario vivir como en las obras literarias a través de la historia. Las acciones tomadas por los personajes antes mencionados dan indicios de esto.

“Yo seré grande ahora sobre todos los seres creados y formados. Yo soy el sol, soy la claridad, la luna. Grande es mi esplendor. Por mí caminarán y vencerán los hombres. Porque de plata son mis ojos, resplandecientes, como piedras preciosas, como esmeraldas; mis dientes brillan como piedras finas, semejantes a la faz del cielo. Mi nariz brilla de lejos como la luna, mi trono es de plata y la faz de la tierra se ilumina cuando salgo frente a mi trono. Yo soy el sol, yo soy la luna, para el linaje humano. Así será porque mi vista alcanza muy lejos”. (Vuh, Pág. 33)

En esta parte podemos visualizar como el personaje “Vucub-Caquix" pone en evidencia su actitud soberbia. Acudiendo a vanagloriarse a sí mismo y creerse muy por encima de los demás. Este personaje también utiliza términos resaltantes para demostrar esplendor y grandiosidad, como cuando se refiere al color de sus ojos, el brillo de sus dientes y su nariz.

Esta actitud maléfica tiende a crear simpatía y agrado en el entorno cercano de los seres humanos que la cometen, especialmente en los descendientes. La obra trata de escenificar este apego a las malas acciones en los hijos de este personaje; Zipacná y Cabracán. Acudiendo estos a repetir este tipo de actos.

“¡Yo soy el creador de las montañas!”, “!Yo soy el creador de la tierra!”,“!Yo soy el que sacudo el cielo y conmuevo toda la tierra!” (Vuh, Pág. 35)   

Eran las palabras de los hermanos Zipacná y Cabracán, siguiendo los pasos y secundando las acciones de su padre con gran entusiasmo.

Como todo libro considerado sagrado, el Popol Vuh también contiene figuras celestiales. En los cuales se expone que los dioses jamás son partidarios de este tipo de acciones en los humanos, induciéndolos a orquestar un plan para castigar hasta hacer sucumbir estas actitudes, a través de los dioses gemelos Hunahpú e Ixbalanqué.

“Le sacaron entonces los dientes a Vucu-Caquix; y en su lugar le pusieron solamente granos de maíz blanco, y estos granos de maíz le brillaban en la boca. Al instante decayeron sus facciones y ya no parecía señor. Luego acabaron de sacarle los dientes que le brillaban en la boca como perlas. Y por ultimo le curaron los ojos a Vucu-Caquix reventándole las niñas de los ojos y acabaron de quitarle todas sus riquezas”.  (Vuh, Pág. 38)   

Aquí podemos contemplar, como los dioses gemelos, acompañados de dos ancianos, despojan de este personaje todos los atributos que lo inducían a tomar una actitud soberbia. Haciendo reducir su apariencia exuberante, y disminuir su brío hasta hacerlo perecer.

 “Y luego entró de nuevo hacia arriba, pero cuando ya casi había acabado de entrar y solo mostraba la punta de los pies, se derrumbó el gran cerro y le cayó lentamente sobre el pecho. Nunca más volvió Zipacná y fue convertido en piedra.” (Vuh, Pág. 44)     

“Le dieron entonces un pájaro a Cabracán, el pájaro que sería su ruina. Y en cuanto acabo de comerlo se pusieron en camino y llegaron al oriente, a donde estaba la gran montaña. Pero ya entonces se le habían aflojado las piernas y las manos a Cabracán, ya no tenía fuerzas a causa de la tierra con que había untado el pájaro que se comió, y ya no pudo hacerles nada a las montañas, ni le fue posible derribarlas. En seguida lo amarraron los muchachos. Le ataron los brazos detrás de la espalda y le ataron también el cuello y los pies juntos. Luego lo botaron al suelo, y allí mismo lo enterraron.” (Vuh, Pág. 47)

Aquí podemos percibir, como los dioses gemelos, aprovechando la necesidad creada en los descendientes de Vucub-Caquix por su muerte y pérdida de su riqueza, los atraen para ofrecerle algo de comida y los impulsan hacia una farsa donde ambos perecen, dando así por concluida la soberbia en estos tres personajes.

A través del Popol Vuh, podemos conocer la gran percepción que tenían los mayas acerca de la creación del mundo y sus temas universales, aquí se debe su gran valor cultural e histórico. Pero también se puede percibir en el, algunas similitudes con otras obras de contenido similar. En las cuales se trata de exponer que un ser ensoberbecido con explicitud, debe recibir un castigo ejemplar por parte de los dioses. Para evitar que se propague ese tipo de actitudes en los demás, con el fin de erradicarla. Una conducta tan frecuentada en cuantiosas obras a través de la historia, y la cual reflejamos de manera habitual en el diario vivir.

_____________________________________________________

El autor del artículo es escritor y estudiante de la Licenciatura en Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).