En República Dominicana se celebra el treinta Junio el día del maestro. Esta ocasión se aprovecha para reconocer, celebrar y agradar a los maestros de todos los niveles de enseñanza, a pesar de la desvalorización que ha sufrido su figura en los últimos años. Así como en otras épocas su figura ha sido exaltada por intelectuales, también en el presente su desvalorización ha sido tema de reflexión para algunos, como es el caso de Mario Vargas Llosa en su ensayo La civilización del espectáculo, en el cual la incluye, junto a otros factores, como ejemplo, de la banalización de la cultura y el estilo de vida superficial de la posmodernidad. Por otro lado, están los abanderados de la tecnología que en más de una ocasión han augurado su desaparición; su inutilidad. Ante la incertidumbre que produce los últimos avances de la IA, entre otros cambios sociales del presente, cabe preguntarse ¿Cuál es valor del maestro para una sociedad?
Gabriela Mistral exalta a la maestra de distintas formas. En una de sus poesías pide a Dios su intervención para seguir siendo la maestra que produce su propio imaginario, fuerza, entereza, objetividad y pasión. De sus versos fluye su utilidad e importancia de una forma subyacente, pero que se infiere desde su belleza.
Oración a la maestra
Maestro, hazme perdurable el fervor y pasajero el desencanto.
Arranca de mí este impuro deseo de justicia que aún me turba, la mezquina insinuación de protesta que sube de mí cuando me hieren.
No me duela la incomprensión ni me entristezca el olvido de las que enseñé.
Dame el ser más madre que las madres, para poder amar y defender como ellas lo que no es carne de mis carnes.
Dame que alcance a hacer de una de mis niñas mi verso perfecto y a dejarte en ella clavada mi
más penetrante melodía, para cuando mis labios no canten más.
Como se puede advertir, en estos versos no hay solo palabras, ni retórica vacía; se infiere la pasión, un factor fundamental para ejercer cualquier oficio; la rebeldía por la injusticia; su legado en lo que siembra para la posteridad; la defensa de los hijos y algo muy importante para su tiempo; la educación de las mujeres, lo que representa una ruptura para la sociedad de entonces. En otros versos resalta una escuela democrática, que su trabajo aporte a la escuela pobre lo que le falta frente a la escuela rica; una lección de equidad. Asimismo, en otra de sus poesías resalta el rol de la maestra rural. Esa que fue columna de la sociedad de las pasadas generaciones, la que sembró los valores que la sostuvieron.
Vicente Aleixandre en su poema El profesor, en apariencia lo baja del pedestal, lo presenta como un hombre común, pero si se profundiza en su lectura se halla, más que el conocimiento, la sabiduría; factor imprescindible para vivir en sociedad, para el ser humano interactuar con su entorno. Este poema, adjudica al maestro la magia de ofrecer respuestas que satisfagan la curiosidad del aprendiz.
El profesor
Y cuando su dedo índice os amenaza,
cuando lo esgrime como el polo remoto de su majestad el trueno,
se abate la sociedad, se lamentan los hombres,
el mar se embravece,
recorre un crujido los cimientos de los edificios,
la literatura abre sus grandes alas de paloma derruida,
y el profesor se adelanta.
Todo está a punto: el cataclismo entre sus dedos se exhibe.
El profesor lo señala:
«He aquí el viaje de lo que va a suceder.
Aquí está la desembocadura.
He aquí sus meandros, los arroyuelos; aquí afluentes y cauces.
Aquí la patata sembrada, el olivo, la cebolla o la rosa».
Frente a la incertidumbre creada por el avance de las tecnologías de la información, no solo como la conocemos hoy día, sino, desde el surgimiento de la radio y la televisión, Umberto Eco en su ensayo ¿De qué sirve el profesor? Plantea muy claro su papel en el tratamiento de dicha información por parte del estudiante, quien necesita discriminar, seleccionar, valorar y comprender las causas y las consecuencias de los hechos y la narrativa, en sentido general, servida por los medios de comunicación y la internet. El profesor juega un papel fundamental en el acompañamiento al alumno en estas tareas, en el descubrir qué hacer con la información y cómo usar su creatividad para que le sea útil a sus fines.
Quienes auguran la desaparición del maestro a causa del I A ignoran todo sobre el proceso de aprender. Limitan el enseñar a la simple transmisión de información y el aprender a la recepción de esta. Olvidan que los alumnos no aprender todos ni de la misma forma, ni al mismo ritmo. También soslayan la importancia del trabajo colaborativo y la interacción social dirigidos por el maestro. Así como, que el contenido debe ser apropiado para las circunstancias de los alumnos. ¿Están enseñando los maestros ucranianos igual que los dominicanos en la actualidad?
En fin, el papel del maestro es formar seres humanos, no robots. Es formar para la integridad, coadyuvar a la formación de personas adaptadas a las normas de convivencia que les impiden destrozase entre sí. Es fomentar la esperanza de un mundo mejor. Es enseñar a pensar con cabeza propia. Es formar generaciones más humanas y productivas que las que les anteceden. El valor del maestro para cualquier sociedad es tal que ni los intelectuales, ni los científicos, ni el hombre común llega a aquilatar en su justa dimensión
Andrea Teanni Cuesta Ramón en Acento.com.do