Leyendo el exquisito y vibrante epistolario de Las cartas del Boom (Alfaguara 2023) que reúne las intimidades personales y literarias de los “muchachos” que atravesaron la literatura latinoamericana y universal con sus lanzas y la despojaron de su viejo corazón de grandes cauces, jaguares , reservas indígenas derritiéndose al tetero del sol, siempre por culpa de los eternos patrones de la tierra
Los cuatro que navegaron las letras americanas y la hicieron parir de hombres y sus circunstancias con más armas que el talento, la pasión y la incertidumbre. La marcaron como un canon de acero hasta el día de hoy.
Ellos también dudaron y vencieron. Al principio eran muy unidos, luego las ideologías y la Guerra Fría lo dividieron. Hasta una galleta hubo de por medio , pero ese incidente me huele a cuernos, a falda demasiado corta y a machito rompedor, de los que proclaman que lo que se me ponga por delante, lo parto en dos
Y claro, aparte del Boom, existieron más autores en la región: Onetti, Donoso, Edwards…por imprevistos de la historia y los negocios editoriales, los de arriba se llevaron la mejor parte.
Hablamos de Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, y el único sobreviviente de ese cuarteto de Grandes Ligas, Mario Vargas Llosa.
El morbo floreció dentro de mí al toparme con la carta de Julio Cortázar a Carlos Fuentes fechada en Viena, un 17 de septiembre de 1964.
Cortázar le relata al autor de Aura y La región más transparente su rechazo a reunirse con escritores en cónclaves internacionales y en el ámbito local.
Escribe el Cronopio Mayor: me sentiría profundamente traidor hacia mi mismo si aceptara reuniones por razones amistosas e intelectuales.
Luego, al pasar de los años, las fotos registran sus encuentros con otros colegas de plana mayor de la literatura universal. Cambio de parecer.
Lo cual es absolutamente válido, nadie permanece como estatua en medio de parque sin la que la lluvia, el sol y las alimañas no dejen huellas en su alma y rostro
Pero esa vez, en 1964, el argentino rechazaba esos juntes. Y sigue: por desgracia, quizá, soy muy distinto, muchas veces necesito estar solo , soy solo. Luego comenta que en esa época le gustaba París porque en París se puede estar mucho más solo que en cualquier parte del mundo , solo sin empobrecerse y en plena de abundancia de vida.
Mi curiosidad con la carta Cortázar-Fuentes se debe a una morbosa extrapolación hacia lo que pasa aquí, en la insularidad mecánicamente colapsada con las capillas, asociaciones, corillos y melcochas de escritores, escritoras y escriteres .
Ahora que estoy metido en esta vuelta, observo que en la escribidera local subyace y florece como la tierra roja y los cadillos, el ego inflado y la sutil tarea de minimizar el trabajo del otro sin que casi uno lo perciba.
Revolotean alrededor de uno gente capaz de sonreírte mientras destrozan tus propuestas. Y todo en plan panita cool y buen rollito o tu ere lo máximo brodellll. Obvio, no hacerles caso es el antídoto y la paz.
Yo, que entré a pecho abierto al corral con mi libro Marginalia, ahora toca cierto recogimiento lo que me permite observar y seleccionar dónde poner los huevos la próxima vez.
Escribo un intento de novela que espero terminar algún día. Sin embargo , autoproclamarme escritor es algo de herejía de mi parte. Y digo esto porque creo que sufro del síndrome del impostor. Me toca desenmascararlo y vencerlo a tres caídas como Jack V.
Además , el largo camino de escribir no es una adivinanza de junta palabras. Escribir es las mas solitaria de las artes. Tu solo contra ti mismo.
¡Robándole vainas a la imaginación y peleando constantemente contra el pellizco de la nalga izquierda que te dice “y esa mierda qué escribiste” “deja esa vaina, nadie va a leer eso!” y cosas así!
Con el fascinante y laberíntico mundo interior de Cortázar era previsible que pudiera estar totalmente solo por días, meses y años. No me extrañaría, aunque en estos tiempos modelnos es imposible encerrarse a embarrar cuartillas . Nos toca escribir fragmentos de textos por el celular cuando nos desplazamos por el Metro, robarnos algunos minutos del trabajo y hasta en los carro públicos. Grabar conversaciones que servirán para algo, tripas y vainas de lo que dice la gente y aprender de los gestos corporales que también cambian al paso de los años.
Lean Las cartas del Boom y luego me dicen sobre la de Cortázar- Fuentes en la página 95, no me dejen solo jejeje, compartan sus consideraciones.
Bai, no Bye, le dijo Tadeo a la Maca cuando le reclamó a quién le tocaría regar su balcón-jardincito en la Crucero Ahrens de Gazcue. ¡Préndele candela! le gritó Tadeo desde la acera de enfrente. Jejejejje