Hace algunos años conocí en Nueva York a una artista excepcional y un ser humano exquisito, que se movía creativamente, desde las artes visuales, el periodismo y la literatura. Su intensa vida artístíca y su amor por el arte la llevó fundar Mixta Gallery, que no solo fue un espacio gratuito para artistas visuales, si no que se convirtió en un lugar mágico de encuentro que sirvió para que artistas de la música, folcloristas y cualquiera que quisiera expresarse artísticamente pudiera hacerlo ahí.
Ella, Tanya Torres, se convirtió en una mecena promoviendo el arte y la literatura en esa gran ciudad.
Incursionó en la publicación de libros artesanales hechos a mano, lo que permitió que muchos poetas pudiesen dar a conocer sus obras más fácilmente. Ella misma ha publicado varias obras de su autoría en su editorial artesanal.
Uno de esos libros de poemas publicados con su sello artesanal fue CUERPO DE BATALLA; un libro inolvidable. Es un libro con el que tengo una deuda histórica y literaria por su calidad e impacto que causó en mi. Por eso después de muchos años quiero pagar esa deuda haciendo una reseña de crítica literaria de esta extraordinaria obra.
"Cuerpo de batalla: La poesía desde el dolor"
En este libro, la poeta comulga con poetas que escribieron algunos poemas desde el dolor físico o existencial, como la pintora-poeta Frida Kalho:
(Fragmento de "La casa azul)
En la casa azul
de mis recuerdos
donde el dolor es un río
que me arrastra
y el amor es un fuego
que me consume”.
También Walt Whitman en "The Wound-Dresser" (El vendador de heridas) de su obra "Leaves of Grass", canta desde el dolor . En este poema, Whitman reflexiona sobre su experiencia como voluntario en el campo de batalla durante la Guerra Civil Americana, donde atendía a los soldados heridos.
(Fragmento de “The Wound-Dresser)
“De pie junto a la cama,
con las manos temblorosas,
yo miro las heridas,
las caras pálidas y los ojos apagados,
y siento el peso del dolor en mi pecho…
y les digo que todo estará bien,
mientras mi corazón se quiebra por dentro”.
Veamos otra ejemplo de poesía desde el dolor en la obra de Emily Dickinson:
Dickinson es conocida por su exploración de la muerte, la soledad y el sufrimiento. En su poema "I felt a Funeral, in my Brain", describe una experiencia de angustia mental.
(Fragmento de "I felt a Funeral, in my Brain")
“Sentí un funeral, en mi cerebro,
y el sonido de la tambora
y el murmullo de los pies,
como si la muerte marchara
en un desfile a través de mi mente”.
El libro de poemas de la poeta puertorriqueña Tanya Torres, es una obra que se erige como un testimonio sobre la fragilidad y la resiliencia del cuerpo humano en el contexto de la enfermedad. Es un texto profundo que invita a la reflexión sobre la vida, la muerte y la transformación que ocurre en el proceso de luchar contra el cáncer. La poeta, a través de su experiencia personal, logra elevar el dolor a un plano artístico que conecta con un lector sensible.
Cuerpo de batalla
Carta a Yarisa Colón
“Los últimos pensamientos del año,
o tal vez los primeros,
se los regalé al miedo.
¡Que los de esta mañana sean tuyos!
Y que, con tu poema del otro mundo,
se disuelva la savia pegajosa
que la noche me dejó en la lengua.
Almizcle africano que andas
por el espejo gris
de calles mojadas de historia,
sigues siendo azúcar en mi café,
y una pizca de crema dulce.
Si pudiera ser más egoísta,
te diría que te extraño demasiado
y que la ciudad se quedó sin poesía.
Pero eso sólo me cerraría las puertas
del otro mundo.
Por eso mi corazón vuela
imaginándote seria
respirando nuevas imágenes
nuevas palabras,
nuevas vidas
nuevas nuevas
y sudándolas en nueva poesía.
Aquí siempre lo mismo,
conjurando espacios inexistentes
para meterme,
con un pie en esta vida
y otro al revés.
Los sueños me despiertan
de la sensación apacible
que logro cuando no pienso en nada.
Pero aún miro al futuro
con la intensidad de saber
que me es necesario.
Y que tengo la opción
de buscar tu amistad
con un simple vuelo.
Si me pudiera sacudir la emergencia
y dormir un mes entero…
pero sería demasiado fácil,
una contradicción de la vida.
Así que acepto las constantes,
estudio los resultados,
propongo variantes y las persigo.
Y de cuando en cuando,
si recibo un poema,
le extraigo la dulzura,
y me la tomo temprano.
El resto permanece ahí, para emergencias.
Y comienzo el día”.
Desde sus primeras líneas, Torres establece un tono íntimo y personal, donde las imágenes del cuerpo se convierten en metáforas de su lucha interna. La propia noción de un "cuerpo de batalla" es un poderoso símbolo que encapsula la lucha no solo física, sino también emocional y espiritual. La autora no teme explorar el terror y la desesperación que acompañan al diagnóstico y al tratamiento, pero lo hace sin caer en la autocompasión. En cambio, su voz es una de transformación y renacimiento, sugiriendo que, aunque el camino sea doloroso, también es posible encontrar belleza y esperanza.
Los poemas "Agua de rosas" y "Cuerpo de batalla", entre otros, nos muestran el proceso de reconstrucción personal que vive la autora. La repetición de la idea de un cuerpo que se "regenera" y "se inventa" es particularmente conmovedora, ya que refleja la lucha constante por redefinir lo que significa ser un cuerpo en batalla. Este concepto se convierte en una metáfora no solo para su experiencia con el cáncer, sino también para la vida misma, que es una serie de batallas que todos enfrentamos en diferentes formas.
La inclusión de seres queridos en su poesía, tal como se observa en "Carta a Yarisa Colón" y "Testamento", añade otra capa de complejidad. Torres no solo habla de su propia experiencia, sino que también reconoce la interconexión con otros, mostrando cómo el amor y la amistad son fundamentales para la supervivencia emocional. La relación con su hijo se convierte en un hilo conductor que da sentido y propósito a su lucha, un recordatorio de que el amor puede ser un poderoso motivador en tiempos de crisis.
En términos de estilo, la poesía de Torres es rica en imágenes sensoriales. Ella utiliza el lenguaje con una delicadeza que permite al lector sentir la textura de su experiencia. La forma en que el lenguaje se entrelaza con las imágenes visuales en el libro es notable; las ilustraciones que acompañan a los poemas refuerzan el mensaje de la lucha interna, creando una experiencia multimedia que complementa la lectura. Esta fusión de poesía y arte visual no solo enriquece la narrativa, sino que también refleja la complejidad de su vivencia.
En conclusión, "Cuerpo de batalla" de Tanya Torres es una obra valiente y conmovedora que explora la experiencia del cáncer con una honestidad desgarradora. La fusión de poesía y arte visual, junto con la habilidad de la autora para tejer sus experiencias personales en un relato universal, hace de este libro un viaje de resistencia y esperanza. A través de su lucha, Torres nos invita a considerar nuestras propias batallas y a encontrar la belleza y la fuerza en la vulnerabilidad. Su obra es un recordatorio de que, incluso en los momentos más oscuros, la poesía puede ofrecer luz y compañía.