¿Es necesario editar un libro para consagrar la obra de alguien? ¿Son los libros— ahora al alcance de quien tenga los recursos para editarlos— el paso suficiente para establecer el prestigio, valor o vigencia, (verídicos o no), de una trayectoria profesional determinada? Desde luego que no.
Pero hay oportunidades en las cuales un libro, adecuadamente documentado, con información primaria del tema o el personaje, escrito, a partir enfoque testimonial que permite el género de la entrevista, establece una referencia nueva, reveladora respecto de las características de una trayectoria que ha aportado novedad, creatividad, y nuevas formas de identidad.
Es lo que acontece con Johnny Pacheco, tres de café, dos de azúcar y ¡ponle salsa!, del cronista musical Juan Moreno-Velázquez, presentado por Banreservas, se escapa de los esquemas del populismo disquero, supera a las cavilaciones y elogios propios del ambiente farandulero y evita identificar el triunfo artístico con el tamaño de las listas de discos de éxito (Hit parade).
Pacheco logra, a la luz de la historia contada, superar las condiciones de su entorno. Era positivo más no suficiente, haber tenido influencia musical paterna en Los Pepines (Santiago) por Rafael Arias Pacheco, ni sus estudios de percusión en el Conservatorio The Juilliard School, de New York, ni siquiera su capacidad de intérprete (sobre todo flauta y percusión), su talento de arreglista virtuoso y su carisma personal como líder inspirador musical.
Pacheco completó esas condiciones con una visión empresarial que modificó los patrones del negocio del disco y el espectáculo, que hizo más justo y amigable el tratamiento a los artistas.
El aporte de Pacheco es otro, superiormente más valioso: tomó la salsa como hoy la conocemos (fusión de diversas expresiones musicales afrocaribeñas), para elevarla a una categoría de identidad caribeña que dio sentido de ser, a millones de latinos que de pronto encontraron que la música podría ser un pasaporte digno a su encuentro.
Aunque no se hizo famoso como compositor, escribió y grabó 150 salsas, entras cuales se destacan las que popularizó Héctor Lavoe: El rey de la puntualidad, Mi gente. Y la que escribió en homenaje a su apreciada amiga Celia Cruz: La dicha mía. También son de su autoría: El número 100, en homenaje a su amigo Tito Puente, y Quítate tú, pa ponerme yo (escrito para la orquesta Estrellas de Fania, coros y música para el juego de la improvisación y la creatividad de los cantantes).
El maestro creó un concepto artístico empresarial nuevo, el sello Fania, determinante en la consolidación de la salsa, que era resultado de corrientes musicales provenientes de Cuba, República Dominicana y Puerto Rico, con claras influencias africanas.
Musicalmente, la base de la salsa es el son montuno, que tuvo entre sus pioneros al gran músico cubano Arsenio Rodríguez, con influencias de otra expresión musical, el guaguancó, refieren los conocedores de historia popular de estos ritmos.
Antes de lograr lo que hizo con la salsa y el fenómeno Fania, Pacheco había mostrado su impulso creativo con dos ritmos que personalizó: la Pachanga y la Charanga.
Pacheco y la identidad del Caribe
El libro ofrece una panorámica de hechos personajes, circunstancias, encuentros, anécdotas que pocas veces se había visto tan en detalle el libro, pero su tema no es la creatividad musical en las producciones (sin restarles calidad) sino el movimiento de identidad latina que representa.
El impacto de la música de Pacheco es resultado de un conjunto de factores, se colige del texto el profesor Juan Moreno Velázquez en un proceso que hizo provecho de su experiencia, su sentido de la música, su liderazgo musical, su asimilación de las experiencias de otras orquestas, su capacidad de conformar el sello Fania.
Era necesario un libro de esta categoría para consignar y consagrar la obra de Pacheco, que se resuelve en una reconstrucción documental.
Ojalá este título, debido a su alto interés para un público que sigue la música, pueda llegar a la venta en librerías, a pesar de ser un título institucionalmente editado por Banreservas.
Mucha gente quiere tenerolo, y no todo el mundo cuenta con las relaciones para lograrlo de otro modo. La presente es una publicación que deja experiencias y guías, en especial a los jóvenes emprendedores en general, los caminos del éxito no son fáciles de desarrollar las rutas cuando se trata de nuevas miradas y renovados enfoques.
Editorialmente es un volumen en gran formato: cuadrado, ocho y media pulgadas por lado, en el interior papel satinado 100, 208 imágenes, con sobrecubierta (“camisa”) en cartonite. Full color, empleando el sobrio color negro como marco del diseño exterior.
Ficha Técnica:
Título: Johnny Pacheco: tres de café, dos de azúcar y ¡ponle salsa!
Autor: Juan Moreno-Velázquez
Presentación: Samuel Pereyra, Administrador general
Diseño y arte final: Ninón de Saleme y Asociados
Responsabilidad editorial y Producción: Dirección General de Relaciones Públicas: Luis R. Miñoso, Wilson Rodríguez, Mijail Peralta, Salvador Tavárez y Silvia Hazoury Ruiz.
Concepto de portada: María Elena Pacheco (Cuqui) y Cristopher Hopkins.
Contraportada: Izzy Sanabria
Impresión: Amigo del Hogar