johanaramirezreyes2004@gmail.com
La figura enigmática de Cristóbal Colón se desvela a través de las páginas de su Diario de a Bordo, la fuente más directa que poseemos sobre su travesía hacia América. Sin embargo, al someter este documento a un análisis crítico, se suscitan numerosas interrogantes acerca de su autenticidad y la perspectiva particular del almirante. Pero, ¿quién fue realmente Cristóbal Colón? Este intrépido personaje, reconocido como navegante, cartógrafo y explorador, pasó a la historia por haber llevado a cabo el descubrimiento de América el 12 de octubre de 1492. Su audaz expedición marcó el inicio del encuentro entre las civilizaciones europeas y americanas, desencadenando las posteriores conquistas y colonizaciones que transformaron de manera significativa el curso de la historia de la humanidad.
Desde el inicio, el Diario muestra ilusiones y desilusiones, reflejando las expectativas y miedos de una tripulación enfrentada a la incertidumbre del océano. Las complejidades del texto se manifiestan en la dualidad de su propósito: informar a los Reyes Católicos y ordenar la experiencia personal de Colón, creando así una especie de mapa en forma de diario. Colón, lejos de ser objetivo, miente sobre las millas recorridas para no generar temor en la tripulación. A pesar de las ilusiones iniciales, la realidad se impone cuando, tras avistar aves cercanas a la tierra, descubren que era solo el comienzo de un largo viaje. El 12 de octubre de 1492, finalmente, llegan a una isla llamada Guhananí, describiendo a sus habitantes con una mezcla de admiración y exageración.
El Diario revela la faceta poética de Colón al maravillarse ante la belleza del continente. Sin embargo, su exageración constante, utilizando metáforas y analogías, distorsiona la realidad, presentando un mundo idealizado y perfecto. Es importante destacar que el documento original se perdió, y las versiones que tenemos pueden haber sufrido alteraciones. A pesar de la pretensión de objetividad, el Diario se entrelaza con recursos literarios, creando un género híbrido entre ficción y realidad.
El uso frecuente de comparaciones, hipérboles y metáforas revela la tensión entre la objetividad y la ficción. Colón, al suponer estar en Asia, interpreta el nuevo mundo desde sus parámetros conocidos, utilizando referencias como las de Marco Polo y bestiarios medievales. El discurso hiperbólico, lejos de describir objetivamente, idealiza América como tierra de abundancia, contribuyendo al mito de América como botín. La visión teocéntrica de Colón se refleja en la dedicación de sus hazañas a Dios y en la percepción de los indígenas como seres mansos susceptibles de ser evangelizados.
El análisis crítico revela que el almirante se niega a aceptar el verdadero significado de su descubrimiento. Desde su cosmovisión medieval, carga con una visión tripartita del mundo, leyendo la novedad como historias fabulosas y negando la posibilidad del "descubrimiento" por razones religiosas y culturales.
O’Gorman (1958), en su libro La invención de América: Investigación acerca de la estructura histórica del Nuevo Mundo y del sentido de su devenir desafía la noción del "descubrimiento" de América por parte de Cristóbal Colón al proponer una reconstrucción histórica que cuestiona su origen. O’Gorman aborda la idea de invención histórica en contraposición a la creación o descubrimiento, términos que presuponen la generación ex nihilo, algo posible sólo desde una perspectiva de fe religiosa. Desde esta premisa, sugiere que el "descubrimiento de América" debe entenderse como una invención del pensamiento occidental, no como un hecho físico casual.
Su argumento se basa en interpretaciones críticas de los textos colombinos, planteando la pregunta central: ¿Puede afirmarse que América fue descubierta sin caer en un absurdo? Aquí, O’Gorman destaca que la noción de descubrimiento es una interpretación del hecho y no el hecho en sí mismo.
Otro aspecto crucial de su argumentación se centra en la conciencia sobre el descubrimiento. A pesar de que Colón no reconoce haber llegado a un nuevo continente, O’Gorman resalta la dificultad de aceptar la idea de descubrimiento. Suponer que América fue descubierta, implica pensar que ella estaba ahí, esperando ser develada y que no existía. Por tanto, es negarla como un mundo poblado por personas, culturas, imaginarios, finalmente cosmovisiones. Este argumenta que el rechazo a la idea de descubrimiento es fundamental para comprender los conflictos derivados de la conquista y los persistentes impactos de la transculturación en las culturas originarias de América. En este sentido, el "saqueo de América" persiste como un legado innegable.
Para finiquitar, el Diario de a Bordo de Colón, a pesar de ser un testimonio crucial de la llegada europea a América, no escapa de las complejidades y ambigüedades que rodean la perspectiva del almirante. Las dudas sobre la autenticidad de su "descubrimiento" persisten, ya que la línea entre la realidad y la invención histórica se difumina. Aunque se enfrentan incertidumbres, el Diario sigue siendo una ventana única hacia las aventuras que marcaron un hito en la historia. En última instancia, ¿quién mejor para relatar estos eventos que el propio protagonista, el Almirante Don Cristóbal Colón? Su narrativa, aunque cuestionada, sigue siendo una pieza fundamental para comprender el mayor acontecimiento de todos los tiempos en nuestra América. Entonces, de acuerdo con todo lo expuesto, ¿Colón fue un descubridor o un inventor?…
Referencias:
Colón, C. (2006). Diario de abordo (Vol. 295). Edaf.
Duverger, C. (2017). Diario de a bordo. TAURUS.
De La Rosa (s.f). El Diario A Bordo de Colón – Un recorrido por el nuevo mundo.
Ochoa (2021). ¿Qué pasó con Cristóbal Colón después de descubrir América?
Pérez (s.f). El diario de a bordo de Cristóbal Colón: Cristóbal Colón: Revisión crítica de la idea del “descubrimiento” de América