Clemente Guido Martínez.

Motivada por su ejemplo y por la nueva visión que recorre las tierras de América sobre los dolorosos procesos de la Conquista, la Alcaldía del Poder Ciudadano de Nicaragua editó el libro El cacique Enriquillo y la rebelión del Bahoruco entre los años 1519-1534, del historiador dominicano Juan de la Cruz.

Clemente Guido Martínez, supervisor editorial de la obra, historiador y director de Cultura y Patrimonio Histórico de la Alcaldía del país centroamericano, explicó que el libro forma parte de la Biblioteca Digital, una iniciativa de esa institución que busca llevar la historia y la literatura a las nuevas generaciones.

“El cacique Enriquillo -precisó el intelectual- es uno de los íconos de la resistencia indígena gloriosa de nuestros pueblos originarios, ante el desastre humanitario que significó la conquista y sus posteriores consecuencias entre nuestros pueblos.”

El historiador nicaragüense comparó a Enriquillo con los rebeldes indígenas Nicaragua y Diriangén, amantes de la libertad y enemigos de la esclavitud, que en la época de la Conquista se enfrentaron a los conquistadores españoles.

Clemente Guido Martínez ha publicado La rendición de William Walker,

Ajax Delgado: Morir por la patria, A 50 años de su martirio, Hacia la identidad cultural de Nicaragua: rutas de acción 1887-2000 y Nueva historia de Nicaragua, entre otros.

En su opinión, el colonialismo no ha desaparecido, solo se ha transformado.

¿Qué motivaciones tuvo la Alcaldía de Managua para publicar el libro “El cacique Enriquillo y la rebelión del Bahoruco entre los años 1519-1534”, del historiador dominicano Juan de la Cruz?

La Alcaldía del Poder Ciudadano de Managua tiene una política editorial desarrollada por medio de la Biblioteca Digital de la municipalidad, consistente en promover el rescate de la identidad cultural de nuestro pueblo, y esa política es extensiva hacia la identidad cultural e histórica de los pueblos hermanos, como lo es el pueblo dominicano.

Por eso, cuando conocimos el trabajo de Juan de la Cruz, nos pusimos en comunicación con el autor para solicitarle los permisos de autoría necesarios, conforme la ley y el respeto a los autores de obras intelectuales, y conseguimos que él nos lo concediera de forma gratuita, lo cual agradecemos grandemente.

El libro ha sido distribuido a más de 1,100 usuarios de la Biblioteca Digital, que incluye lectores de otros países, no solamente de Nicaragua, divulgando la historia del cacique Enriquillo y la Rebelión de Bahoruco, que no es conocida por nuestros conciudadanos. Ahora lo será más.

¿Qué ponderación tiene usted, como historiador y como investigador del pasado, de la figura del cacique Enriquillo?

El cacique Enriquillo, ahora que le conocemos, es uno de los íconos de la resistencia indígena gloriosa de nuestros pueblos originarios, ante el desastre humanitario que significó la conquista y sus posteriores consecuencias entre nuestros pueblos.

Enriquillo está entre los grandes caciques de Nicaragua (Nicaragua y Diriangén), que iniciaron esa resistencia por salvar la identidad cultural y formas de organización social y política de nuestras comunidades originarias.

¿Qué importancia tiene contar la historia desde el punto de vista de las víctimas?

Clemente Guido Martínez.

La gran tragedia cultural que significó la conquista española es más grande aún, porque ellos obligaron a nuestras comunidades originarias a “olvidar” y renunciar por la fuerza militar y el adoctrinamiento cultural católico, a la memoria histórica de nuestros pueblos. Obligaron a las nuevas generaciones a pensar que ser español era lo deseable y ser indígena era lo menospreciable.

Y posteriormente “la historia” inicia en 1524 (en el caso nicaragüense) porque fue cuando se fundaron las ciudades españolas León y Granada, y no en el año 6000 mil antes de Cristo, que es cuando los primeros pobladores de Nicaragua caminaban por el valle de Managua, dejando sus pisadas en barro volcánico en la actual ciudad de Managua (las Huellas de Acahualinca, son vestigios humanos y culturales de 4000 a 6000 años antes de Cristo, según estudios de C14 y otros medios científicos).

Rescatar la historia auténtica, sin manipulaciones, sin opresiones, de parte de las nuevas generaciones, para reconstituir nuestra identidad cultural como pueblos latinoamericanos, es indudablemente un desafío de todos los historiadores del continente, y liberarse de las interpretaciones alienantes y opresoras de nuestra historia ancestral, es retornar al camino de nuestro desarrollo natural interrumpido por la violencia conquistadora.

Asumirnos como los pueblos que somos ahora, pero rescatando los orígenes de quiénes éramos antes del siglo XVI. Ese es el desafío.

Hay que rescatar nuestra identidad de forma integral, para ser pueblos con rostros propios, nuestros rostros, en medio de un planeta que se globaliza contra las identidades culturales de los pueblos, en un remate del etnocidio y del culturacidio que experimentamos hoy en día a nivel planetario.

El colonialismo no ha desparecido, solo se ha transformado. Identificar las nuevas formas coloniales, que sobre todo, se expresan por los medios sociales masivos y planetarios de comunicación, y las economías sojuzgadas de nuestros Estados; es un desafío de las nuevas generaciones, y encontrar medios alternativos que ofrezcan una visión diferente y auténtica a nuestros pueblos, y lograr que nuestras economías se independicen realmente, debe ser asumido como una política de Estado de nuestros gobiernos si queremos sobrevivir a un futuro incierto para los pueblos empobrecidos y oprimidos.

¿En un mundo hiperinformado ya la historia no la cuentan los vencedores?

Cuidado con pensar que el mundo “hiperinformado”, realmente lo está. ¿Quién decide lo que consumimos cada día en los medios masivos planetarios de “información”? ¿Qué medios realmente responden a los intereses populares y sociales, y qué medios están destinados a idiotizar y someter a nuevas formas coloniales de dominación a nuestros pueblos? ¿Qué tan dueños somos de nuestro destino, si las políticas económicas las definen organismos internacionales manejados por invisibles soberanos del mundo que construyen conflictos bélicos y enfrentan pueblos enteros entre sí, para lograr mantener dividida a la humanidad por ideologías y supuestos intereses nacionales, cuando esos invisibles soberanos son los que realmente definen el presente y el futuro de la humanidad?

¿Cuál es la gran enseñanza que legaron los caciques a nuestra América?

Clemente Guido Martínez.

Depende de qué caciques sean. Los rebeldes y no los colaboracionistas, enseñaron el camino de soberanía que luego han venido forjando nuestros pueblos, a través de una extensa y conflictiva historia de lealtades y traiciones.

No olvidemos que, al lado de cada español o europeo conquistador, siempre iba un cacique también, soldados indígenas de nuestros pueblos, que combatieron al lado del conquistador para vencer a los grandes señores, como en México o en Perú.

 

Vianco Martínez en Acento.com.do