Tres estaciones de martirio preceden a un final optimista, y aquí hay una diferencia con relación al final del ritual Cristiano.

PRIMERA ESTACIÓN (Ritual Cristiano):
 1- Jesús es condenado a Muerte. 

PRIMERA ESTACIÓN (“Cara a cara”):
 1- El pueblo es condenado a Muerte

 SEGUNDA ESTACIÓN:
2- Jesús carga con la cruz

, 2-  El pueblo “carga con la cruz” (“Cara a cara”). Aunque no se ve la cruz en la obra.

 DOCEAVA ESTACIÓN (Ritual Cristiano)=TERCERA ESTACIÓN (“Cara a cara”)

, 12- Jesús muere en la cruz

, 3- El pueblo toma conciencia y se revela (“Cara a cara”)

. Mientras en el ritual Cristiano la crucificción es un símbolo de redención, en el Viacrucis de Cara a cara, el final estuvo cerca de la crucifixión y muerte del pueblo, pero según lo expresa el Director Haffe Serulle en una nota al final  del texto base de la dramaturgia literaria:

“El curso que tomó la puesta en escena de Cara Cara es muy diferente del que se asume en el texto. Se trata de una propuesta que violenta los esquemas y parámetros del teatro y nos introduce en un acto creativo de dimensión colectiva, más allá de cualquier concepción que se tenga del arte”.
 El desenlace del espectáculo, aun cuando está sometido a una organización predeterminada, es impredecible por cuanto obra en consonancia con la libertad que asuma el público y sus posibilidades creativas.”


En las investigaciones para este trabajo, encontré un dato curioso que apoya mi hallazgo de la similitud del Viacrucis Cristiano con el Viacrucis de la obra Cara a cara.
 En el Viacrucis original, la procesión avanzaba como hasta ahora con un ritual austero, pero no con la cantidad de estaciones de hoy. Durante las caminatas los parciculantes llevaban unos cirios y como en la obra Cara a cara, emitían sonidos guturales rítmicos. Cuando los desfilantes se detenían, rezaban una oración. El coro decía: ¡Aaaaaaaaameeeennnnn!!!!
!
 “…es dolor y amor al mismo tiempo. (Vatican News).

En los parlamentos de Cara a cara hay una atmósfera parecida a pasajes bíblicos. Por lo visto el Director ha hecho estudios bíblicos y por tanto esto refleja alguna influencia  en ese sentido.

Veamos:

“Cuerpo 1: Acabo de tener un sueño.

Cuerpo 2: ¿Un sueño?

Cuerpo 1: Un sueño, hermano; un sueño.

Cuerpo 2: Pero tú no has dormido. No duermes desde ayer.

Cuerpo 1: Tal vez dormí y no te diste cuenta.

“Cuerpo 2: ¿Qué ves?

Cuerpo 1: Lo mismo de siempre.

Cuerpo 2: ¿Son muchos?

Cuerpo 1: Tantos que sería imposible contarlos. Estamos acabados.

Cuerpo 2: No, hermano. La gloria espera por nosotros”.

Veamos ahora este pasaje del evangelio según San Marcos, donde el ambiente es temor, fe y compromiso, lo mismo que en Cara a cara:
 “Del Evangelio según san Marcos (14,32-37)
 Llegaron a una propiedad llamada Getsemaní […]. Después llevó con él a Pedro, Santiago y Juan, y comenzó a sentir temor y a angustiarse. Entonces les dijo “[…] Quédense aquí velando”. Y adelantándose un poco, se postró en tierra y decía: “Abba –Padre– todo te es posible: aleja de mí este cáliz, pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya”. Después volvió y encontró a sus discípulos dormidos. Y Jesús dijo a Pedro: “[…] ¿No has podido quedarte despierto ni siquiera una hora?”. (VÍA CRUCIS, COLISEO ROMA, 29 DE MARZO DE 2024).


Como podemos ver, es sorprendente esa atmósfera de Cara a cara con ese relato bíblico, y lo es por ese manejo poético ante la inminente encrucijada entre la Muerte y la vida, entre la lucha o la crucificción.

Cara a cara es un Tour de force de la dramaturgia y la dirección contemporánea que trasciende los límites de una simple representación teatral. Esta obra  nos sumerge en un Viacrucis emocional y reflexivo, desafiándonos a explorar nuestras propias complejidades y cuestionar nuestra visión del mundo.

La estética del montaje Cara a Cara fue plasmada artísticamente en imagen por Alesca Jiménez Mets. (Tomado de la página de José Rafael Sosa, periodista cultural).

A través de una dramaturgia profunda, poética y cautivadora. La obra actúa como un espejo que refleja nuestras realidades como sociedad, invitándonos a confrontar nuestras concepciones.
 Es una experiencia teatral que resuena mucho después de terminada la escenificación, que se queda grabada en nuestra memoria y nos invita a seguir reflexionando y explorando sus múltiples capas de significados.

Para cualquier amante del teatro que busque una experiencia transformadora, reveladora y profundamente conmovedora, esta obra se convierte en una pieza imprescindible en su recorrido teatral. Una invitación a adentrarse en el mundo de nuestros desgarramientos sociales y nos desafía a mirar más allá de la superficie y a sumergirnos en las complejidades de las nuevas propuestas teatrales del Maestro Haffe Serulle.