En diversas publicaciones, sistematizadas, Juan Bosch y Juan Isidro Jimenes-Grullón, enemigos irreconciliables, coincidieron en sus ataques a la llamada pequeña burguesía dominicana.
Llegaron a atribuirles, espoleados por su formación marxista, vicios comunes a otras clases sociales. Devinieron incisivos, persistentes en sus ataques a sus falencias. No se dieron límites. Podría decirse que en ocasiones se ensañaron contra ella.
Habría que entenderlos, aunque no justificarlos, como se verá adelante, tratándose la pequeña burguesía de un sector de clase dinámico, que se hace visible, que muestra sus debilidades y que suele ser inestable en toda sociedad, en su aspiración de ascenso social. Hay una pequeña burguesía que honra la historia y otra que hace un uso deplorable de su presencia.
Fue esa pequeña burguesía agraria, incipiente, débil todavía, la que prohijó la gesta restauradora en 1863, partiendo de sus mentes más lúcidas en el Cibao y principalmente en Santiago. Asimismo, la revolución de abril de 1965, las movilizaciones antitrujillistas antes, durante y después de la tiranía, aquí y en el exterior. La pertenencia a ella no es per se, un pecado sino una condición a veces inevitable.
Bosch y Jimenes-Grullón vieron parcialmente el problema, ya que las otras clases se asientan en prejuicios, ambiciones sin límites, distorsiones, visiones equivocadas y posiciones puramente egolátricas
Fue la que creó las instituciones culturales más importantes., la que gestó la toma de la Bastilla en Francia, la que delineó la independencia de toda Latinoamérica y la que todavía se encuentra inmersa en ese proceso transformador.
Juan Pablo Duarte perteneció a ella y prefirió la pobreza casi absoluta y la excomunión católica antes que renunciar a sus ideales que eran los ideales liberadores del pueblo dominicano en su gran mayoría iletrado, rural y pobre. Muchos hechos históricos le son atribuibles a la vapuleada pequeña burguesía, que también es captable por causas indignas. Pero hay, por fuerza, que relativizarlas.
Las razones que tienen estos dos políticos analistas importantes de la sociedad nacional son comprensibles desde el análisis materialista pero no desde un acercamiento más incisivo sobre el ser humano. No se les puede ver sólo a partir del manual marxista, hay que auscultar los procesos de la mente, la inestabilidad emocional, las condiciones históricas, políticas, estructurales y las inclinaciones naturales de los seres humanos a la escogencia de sendas que se bifurcan y que se pierden en el decurso del devenir. Bosch y Jimenes-Grullón vieron parcialmente el problema, ya que las otras clases se asientan en prejuicios, ambiciones sin límites, distorsiones, visiones equivocadas y posiciones puramente egolátricas para crecer a expensas de los demás.
De la pequeña burguesía nacen el arte, la literatura, la creación en general, nacen las sociedades mismas, y ciertamente, les nacen “flores del mal” de que hablara Baudelaire pero su rol social es tan dimensional, tan imprescindible.