‘’La navidad no se trata de abrir regalos se trata de abrir nuestro corazón’’ (Janice Maeditere)

Ramón Núñez Hernández, escritor de narrativa y maestro de la Escuela de Letras de la Universidad Autónoma de Santo Domingo. El autor en este cuento para la primera infancia ‘’La hija de la vieja Belén’’ teje los hilos mágicos de una historia, que nos llena de asombro y sensibilidad. Un cuento que entraña y revive la tradición de un personaje que se va perdiendo en esta época y que estamos llamados a rescatar como sucede en este relato fecundado de ilusión, esperanza y magia.

Por un rayito de luz este cuento sobre los Santos Reyes Magos y la Vieja Belén se nos cuela. Melchor, Gaspar y Baltasar por los desiertos de las Dunas de Bani en sus camellos galopan y llegan hasta las musas de Ramón Núñez. ¡Que llegue Gaspar, quiero que venga Baltasar, que corra rápido Melchor! ¡Cuánto daría para que junto a mis zapatos dejen regalitos, para yo poder jugar con todos mis amiguitos! ¡Que ruego tan del alma brotaba de estos pequeñitos! ‘’Una tarde de fiesta por el Día de Reyes, dos niños y una niña muy pobres anhelaban conocer a Melchor, Gaspar y Baltasar. Andaban descalzos y semidesnudos con ropas raídas y sucias’’.

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Ramón Núñez Hernández.

Los Santos Reyes Magos representan un rito (usanza) que permanece generacionalmente de siglo en siglo, cubiertos en un encantador secreto que se difunde en el tiempo y los confines culturales. Ellos, Gaspar, Baltasar y Melchor, son figuras de una memoria antigua (atávica) representan la naturaleza del encanto que abraza las celebraciones de la Navidad. El vigor que esto tiene se fundamenta en gran medida, en la disposición para acercar a la familia y comunidades respecto a una historia universal a través del tiempo. Su tradición ha permanecido como una hebra conductora entre distintas civilizaciones, transfiriendo valores colectivos de altruismo, esperanza y afecto.

La magia de la ilusión, el arribo de los Santos Reyes Magos, encarna el augurio de un nacimiento, de anhelos por realizar y de esperanzas revitalizadas en una humanidad, donde comúnmente la ilusión, esa esperanza ansiada, se ve disminuida por la rutina. Su herencia es un aviso de que la fe y los anhelos pueden hacerse realidad en instantes fantásticos y perdurables. El encanto de la generosidad está en la acción de entregar obsequios, esto no solo implica una postura visible, lleva contenido el afecto, solidaridad y la filantropía por los seres humanos. Esta forma generosa nos une con los demás, formando conexiones significativas, que llenan de felicidad.

Los Reyes Magos suscitan lo fascinante de la imaginación tanto en los pequeños como en los grandes, de igual forma convoca a pensar en lo insólito, a ver el mundo con mirada de asombro y la capacidad de soñar se mantiene viva. Esto es gratificante en un universo que se va tornando práctico. Esta fiesta es una oportunidad para compartir con la familia, disfrutar de risas, concebir recuerdos felices y consolidar el amor. El tiempo que compartimos en el transcurso de esta celebración, es una riqueza invaluable que siempre estará en nuestros recuerdos.

El encanto y la magia de los Reyes Magos está en la emoción invisible que ellos logran en nuestra existencia. Ellos están por encima de una herencia, tradición. Son un enlace palpable y espiritual que converge en el tiempo pasado como en el actual. Son un vínculo entre lo real y lo imaginario. Son destellos de esa magia que está latente en cada uno de nosotros y nos recuerda que a veces la ilusión está en lo elemental de pensar en algo más alto que nosotros. ‘’Los Reyes Magos no visitan casa de pobres, es por los camellos.’’

Esta es una historia breve y sencilla, con una estructura lineal definida. Se evidencia fiel el espíritu de la Navidad, pero sin depender enteramente de clichés leídos en otros cuentos. El literato trata de sorprender al lector con nuevas perspectivas y modelos de personajes, que sirvan no solo para renovar la historia, sino para pretender acercar a otros lectores ansiosos de nuevos cuentos en los cuales sumergirse.

Este libro tiene ilustraciones de Enmanuel Núñez Arache. Imágenes que se relacionan con las palabras, unos dibujos que fueron hechos con un pincel, de ternura y armonía en cada trazo. Ramón Núñez nos envuelve en la agradable fantasía que le fluye con naturalidad y consonancia. Una mirada aguda en este cuento costumbrista nos recrea a la Vieja Belén, personaje exclusivo de la tradición de nuestro país: República Dominicana. Es un relato relacionado a las celebraciones navideñas y a los Santos Reyes. La vieja Belén es una estampa popular propia del folclore dominicano.

En nuestra tradición ella aparece después del día de los Santos Reyes (iluminación del salvador), viene con regalos simples a los pequeños necesitados, que por su clase social no obtuvieron ningún presente de los Reyes Magos o del niño Jesús. Los obsequios que ella ofrece son muy sencillos, porque no cuenta con muchos recursos económicos para poder comprar costosos regalos. La Vieja Belén busca traer alegría, ilusión en medio de la desesperanza de la niñez. Crea la ilusión de que hay un mañana mejor.

El fenecido sociólogo Teófilo Barreiro dice que es endémica. Era una señora oriunda de San Pedro de Macorís, en los años 1930-1940 que después del día de Reyes recaudaba dinero y compraba juguetes para los niños pobres, para que estos no sintieran la frustración de no tener con que jugar. Esta tradición comenzó como una obra filantrópica. La Vieja Belén venía cubriéndole la espalda a los Reyes Magos. También la escritora Julia Álvarez escribió, el libro ilustrado para niños: ‘’El mejor regalo del mundo’’. La leyenda de la Vieja Belén hay que recuperarla sin importar si esta figura está inspirada en la ‘’Befana de Italia (La bruja Befana que se cruzó en el camino de los Reyes Magos cuando ellos iban hacia Belén a ver al niño Jesús)’’ O si es legado cocolo. Lo significativo es que manifiesta de una forma singular y llena de candidez la generosidad, fraternidad y amor de la nación dominicana. ‘’Le estamos pidiendo a Dios que le diga a la Vieja Belén que nos traiga regalos para nosotros jugar como ellos. Mire usted que felices y contentos están.’’

En este relato la lógica de lo fantástico, lo que ocasiona la sorpresa, la creación de este cuento, es capaz de dejarnos con la boca abierta. Sin asombro no puede haber literatura. El lenguaje de la literatura marcha no importa el género, cuando desarraiga al leyente de su esfera dominada y lo transporta a otros universos en astronaves apenas creadas. ‘’Siempre se los pedimos a los Reyes Magos y nunca nada. Les ponemos los zapatos con yerbas frescas y jugosas para sus camellos y ellos ni por allá van’’

Este cuento infantil permite desarrollar en los pequeños capacidades argumentativas, comunicativas y también interpretativas. Estas competencias serán fundamentales para el desarrollo del lenguaje y para incrementar su vocabulario. ¡Qué cuento encantador, sensible e inspirador! Va llegando la vieja Belén con su alto moño blanco, lentes pequeñitos, con zapatos negros cojeando los pasos. Trayendo regalos que a los Reyes les faltaron. ¡Muñecas, carritos, pelotas y aros! La Vieja Belén con el aro baila conmigo. Rio viendo cómo falla cuando María le tira la pelota. Media Turuleca choca uno a uno los carritos con Pedrito y es tan gracioso como Perla y ella peinan la muñeca, una le hace una cola alta y la otra una corta. ¡La Vieja Belén a todos va dando los regalos que a los Reyes Magos les faltaron! Muy feliz les da juguetes a Tite y a ti.

El paso inicial alrededor del deleite de lo literario indudablemente es el asombro. Ese resultado súbito que sirve para descomponer sitios habituales y uniendo nueva vez el desorden de este mundo en una historia con emotividad. Ese asombro que es parte del estilo y otras veces de la escogencia de los hechos descritos y su orden. Hay ocasiones que las dos maneras se unen en un maravilloso texto como: ‘’Cuento de Navidad y el Grinch’’ Reproducir el asombro frente a la hermosura y la bestialidad de este universo es una de las búsquedas de la literatura y el arte en su generalidad. En los cuentos infantiles ese asombro se profundiza y se hace tangible.

Un escrito infantil si está bien acabado, nos conduce a mirar la sorpresa de un infante frente a los secretos que habitan el mundo, a esas vivencias de ver todas las cosas con miradas nuevas. ‘’La hija de la Vieja Belén’’ proporciona a los lectores momentos únicos que nunca olvidarán. Respuestas simbólicas, recorridos emocionales. Este libro irradia una esencia especial que nos hace más sensibles. Es un viaje al corazón de lo humano. Así lo concibió Núñez Hernández.

Debido a la estructura en la que está compuesto, este cuento puede convertirse fácilmente en una pequeña representación escolar, en la que los niños puedan todos participar. Y sin lugar a dudas, ¡Se lo pasarán en grande! De una manera decisiva aborda la ilusión, bello concepto que todos tenemos. Nutrir la ilusión en los chiquitos debe ser una constante. Cuando un niño siente la ilusión por todo lo que le rodea de manera habitual, beneficia su calidad de vida y su felicidad. ‘’La niña corre detrás de ella y la alcanza. Se le tira encima y abrazándola pregunta: ¿Señora, señorita, es usted hija de la Vieja Belén?’’ La Vieja Belén es una hermosa tradición que el pueblo dominicano debe conservar. Un imaginario, agitado e impetuoso nos ayuda a atravesar el mundo para comprenderlo desde ángulos muy especiales.

Lo lúdico, lo llamativo y lo imaginario en la etapa de la niñez, en su exploración ensaya diversas maneras una y otra vez para hallar soportes que ayuden a comprender cómo funciona ese gigantesco y enrevesado armazón que es el mundo. El autor nos brinda evocaciones selectas para rememorar lo agradable, sensatez para que nunca se destruya el hoy y esperanza retadora para enfrentar lo que vendrá. Sale de su zona de confort, mostrándonos una antigua manifestación cultural del país, casi olvidada y que la rescata de esta manera que nos maravilla.

¡Qué bien! Que la literatura infantil ofrece caminos para internarse en el atlas fabuloso de la vida. Es un placer este asombro que nos deja en este cuento Ramón Núñez Hernández. Está prohibido olvidar a la Vieja Belén y por supuesto a su descendencia.