El mundo siempre ha sido apocalíptico. Vivir es esperar el Apocalipsis; esperar los sueños fantasmales que de alguna manera nos acosan. En este libro, Hijos de la Pesadilla, el escritor Sauris Ramírez nos trae una nueva cosecha de cuentos y relatos en los que plasma los temores del ser humano ante su fragilidad en el tránsito por este mundo terrenal. Sauris nos recrea con maestría de conocedor de la oralidad popular vivida en una infancia y juventud al amparo de un Sur, rico en estas tradiciones. Aunque parte de esta narrativa está sustentada en el aspecto de lo mágico-religioso, la mayoría de los relatos se enmarcan en una realidad de evolución citadina y de contextura moderna con el acoso del drama humano que atraviesa la psiquis del narrador y sus personajes.
Estos relatos nos cuentan las experiencias tenebrosas que entre la verdad y la ficción vertebran el subconsciente del ser humano y lo impulsan o lo detienen a seguir este mágico camino que es el vivir. Una ojeada a cada etapa de la vida, donde cada escalón, cada paso se asocia a esta ruta que le da la sazón a la misma, porque la vida es así, un arcoíris de hermosos sueños o un zarzal de puras pesadillas. Y como ya dijimos en el párrafo anterior, aunque en muchos de ellos es la ciudad su habitad narrativo, la grandeza de este joven autor es que nos transforma la realidad de los barrios, capitalinos o provincianos, para trasladar esa vivencialidad cruda al fascinante mundo literario.
Cada cuento del autor es un túnel donde él viaja en el tiempo perdido por el avanzar de los años, pero con el que se reencuentra para volcarlo en cada entrega seductora y apasionada.
Por eso, el preguntarnos ¿Quién es el autor de Hijos de la Pesadilla? Nos lleva a contestarnos que no es quien lo escribe. Más bien quizás podríamos afirmar que lo es una conciencia colectiva que se expresa a través de la pluma del escritor. En cada relato danza una musa endemoniada, como en el texto Chihuahua del Sobaco, donde encontramos una criatura reviviendo en la lente de una película inverosímil, y en cada escena el personaje principal se descarrila irremediablemente como un tren al precipicio. Pero también caminan desobedientes los duendes de los sueños, acompañando como observadores a las pesadillas para luego imponerse en el papel garabateando narrativas que a los lectores le pueden parecer absurdas, otras veces impredecibles, donde el intelecto del autor material realiza las labores autómata de parir para la posteridad estas descabelladas historias, como La Invasión, El Muerto Poeta, Los Uñículas, Las Mujeres de Rojo, Raim o La Semilla de Auyama.
Cada individuo tiene su propio mundo de sueños y el submundo amenazante de las pesadillas, algunas de ellas muy cercanas a la realidad o las complicadas realidades de nuestra sociedad, como La Parranda de un Rey, El Cojo, La Teoría de Hermógenes, y La Rosa y la Plancha.
A veces estas pesadillas cabalgan por tortuosos senderos para terminar en el Edén soñado, como las Uñas del Sol, Lobo, Camaro y el Cojo, El Candado o La Vida es una coincidencia. Así, estas narrativas zigzaguean lo apocalíptico, lo terrenal y los cuentos felices. Es por eso que, las vivencias y creencias del lector complementarán las aventuras de estas lecturas fascinantes.
La cuentística de Sauris Ramírez está concebida desde una acción escritural en que la voz omnisciente hace que los personajes se enganchen en el discurrir de una catarsis envolvente del sujeto lector al que indiscutiblemente arrastra al apocalipsis memorial que este narra de forma y manera a veces espeluznante, otras tantas desgarradora y no menos conmovedora de la realidad existencial. Allí deja en las páginas como pesadillas despertadoras del rabiar de los perros cancerberos. Cada cuento del autor es un túnel donde él viaja en el tiempo perdido por el avanzar de los años, pero con el que se reencuentra para volcarlo en cada entrega seductora y apasionada.
Por ello, los lectores tienen en sus manos un conjunto de relatos para que los disfruten, los aprecien o los aborrezcan. Pero, puede suceder que, sencillamente los lean y vean retratados sus mundos interiores de sueños y pesadillas, en algunos de ellos, su propia existencia.