Esta novela empieza con una cena jovial entre Chris Kraus, Sylvere el esposo de Chris, y Dick, amigo de la pareja. Entre miradas de flirteos entre Dick y Chris, se desata un enamoramiento que empieza más adelante con persecuciones, podríamos decir paradójicamente distanciadas, pues la pareja lo que está haciendo es invadir el espacio del otro, aunque no estén mandando de momento las cartas que ambos le escriben a Dick.

Acá se muestra la condición grotesca del enamoramiento de Chris Kraus, pues hay una especie de unión entre el tipo de romanticismo abstracto y el “polvo conceptual” que ella misma crea. pues inicia este enamoramiento sin sexo. Aporta indicios que son claves en ausencia, pues todo se mantiene a distancia, y es ella quien sola sostiene ese enamoramiento, y a su vez trata de acortar la distancia a través de la correspondencia endosándole al otro sus fantasías, pues es una proyección fantasmática lo que se muestra en las cartas que le escriben a Dick.

Dick representa una realidad mezclada de dicha y desdicha que une más el lazo de los esposos que piensan mandar los faxes a Dick exigiéndole que conteste, lo que muestra el nivel de delirio que alcanza la pareja pues no han mandado las cartas.

Toda esa sensación de no poder conectar con Dick sumerge a Chris por la rememoración de su experiencia como bailarina de striptease en los clubs donde se encuentra con Sylvere, que era un filósofo perverso de Nueva York, y como a través de contactos con él, de carácter sadomasoquista, fue convirtiéndose en alguien que se introduce en su vida y se convierte en su esposa. Van pasando progresivamente de la pasión sexual sadomasoquista a la ternura que se ablanda y finalmente el sexo se desploma y nace una intimidad conversacional, y Chris piensa que una pareja sin sexo en realidad progresivamente deja de ser una pareja.

La segunda parte del libro, a través de las cartas que escribe Chris a Dick, se proyecta a sí misma y contra todos los códigos estereotipados donde las mujeres son humilladas y rebajadas con respecto a su propio nivel, por esto se la observa tratando de escapar de lo sensible; pero encuentra cierta resistencia, pues opina que siente necesidad de ir a lo íntimo, a lo profundo del interior, y que la sinceridad entraña no solo autoconocimiento, sino conocimiento de lo que otros no ven; ser real y absolutamente sincero es ser casi profético.

Ella se sitúa a sí misma en la posición de Emma Bovary, de la que Flaubert escribe que ha hecho un “verdadero vertedero de pasiones, una especie de orinal para recoger el derrame de no sé qué y no huele bien pues huele a odio”. Sin embargo, considera que escribir es salvar la vida. Chris siente que se ha convertido en un vertedero de pasiones en las cartas que le ha enviado a Dick y que luego le entrega.

A lo largo de la novela va gestándose dentro de Chris una escritora, ella consigue su voz propia, y en cierta forma es gracias al amor que siente por Dick, pues amándole había violado todas sus fronteras.

Más adelante Chris y Dick coinciden en algunas exposiciones, pero son encuentros llenos de frialdad e indiferencia, parecidos a los encuentros en casa de Dick, donde ella se entregó a él.

Al final del libro ella dice que tiene que ir al centro de todo eso, y el centro ha sido ver con realidad la subjetividad dividida que ha creado, pero también ver esa necesidad de hablar en un yo femenino que ella proyectó rebotando contra la pantalla de la masculinidad de Dick. Es importante ver a Dick como la representación del intelectual misógino masculino, y cómo ese “Dick”, que es también la representación del falo masculino, le permite a ella que asume la posición de vulva parlante, tomar la palabra y le permite hacerlo de una forma absolutamente desinhibida y fiel.

Al final, Dick le responde, pero no es más que una fotocopia de la carta que le envía a Sylvere, donde pide mantener la amistad con éste a pesar de haber estado con su esposa. Crhis toma aliento, se baja del taxi y presenta su película.

Chris Kraus ve su enamoramiento como el objeto que le ha permitido desplegar esa correspondencia que se ha convertido en novela, pero en realidad es una escritura feminista, deconstructiva, profundamente deconstructiva.

A continuación, abordaré algunos elementos que hacen de esta novela una novela perteneciente a la literatura posmoderna:

Falta de valores de fidelidad, recato y prudencia

“Crestline, California

10 de diciembre de 1994

Querido Dick:

Apuesto a que si hubieras podido hacer esto con Jane nunca te habrías deshecho de ella, ¿no es cierto? ¿Envidias nuestra perversidad? Eres de lo más gazmoño y sentencioso, pero apuesto a que querrías ser como nosotros. ¿No deseas tener a alguien para hacerlo?

Tu amigo,

Sylvère”

 Humor negro y jocosidad

“Y luego está el piloto aéreo de Connecticut que mató a su mujer, alquiló una trituradora de leña, la ató a la plataforma de su camioneta y luego recorrió las calles de Groton soltando un remolino de piel y huesos triturados en medio de una tormenta de nieve. Sylvère dice que esta historia le recuerda al Cuento del Grial. La sangre debió de ser cosa digna de verse.

“Crestline, California

10 de diciembre de 1994

Querido Dick:

Hace dos días Sylvère y yo estuvimos examinando métodos para deshacerse de cadáveres. Yo pensaba que el mejor sitio podría ser un guardamuebles rural. Esta semana visitamos uno y se me ocurrió que, mientras se pague el alquiler, allí podría dejarse un cadáver un tiempo considerable. Sylvère, sin embargo, objetó que al pudrirse olería. Discutimos la posibilidad de refrigerarlo, pero por lo que recuerdo los contenedores no tienen enchufe.

Es sabido que las medianas de las autopistas son un buen sitio para deshacerse de un cadáver, además de una auténtica glosa a la arquitectura civil de los ochenta, ¿verdad? Como las gasolineras autoservicio (¿la descripción no es ya elocuente?), son espacios públicos de tráfico denso pero anónimo donde al parecer nadie está al mando. Uno no ve gente haciendo un picnic en la autopista, ¿no? No es un lugar donde jueguen los niños. Sólo vemos las medianas desde vehículos acelerados: una circunstancia ideal para depositar restos mortales.

Hace mucho tiempo que me interesa el descuartizamiento”. 

Intertextualidad en Amo a Dick

“Ramones dan a “Needles and Pins” una posibilidad irónica, pero la ironía no mina la emoción del tema; la vuelve más fuerte y sincera. A este fenómeno Soren Kierkegaard lo llamó “tercer estadio de la existencia”. En su libro La crisis y una crisis en la vida de una actriz,”

“—Pero ¿y mi carta? Cuando dejé a Sylvère la escribí como un intento de llevar “adelante esto contigo. Haga lo que haga, tú te crees que es sólo un juego, pero yo intenté ser sincera.  («Una sinceridad de este orden es una amenaza para el orden», escribió una vez David Rattray acerca de René Crevel, y entonces yo intentaba alcanzar ese punto.)” 

Paradoja

“ Y me pregunto si alguna vez será posible reconciliar juventud y edad, o la abierta herida anoréxica que fui en un tiempo con la bruja codiciosa en que me he convertido. ”

La hibridación de géneros y la fragmentación narrativa están presentes en la novela, pues no hay una estructura lineal y coherente, lo que causa una especie de sensación de caos, a su vez se funciona estilos literarios lo que da a luz diferentes formas narrativas. 

Chris Kraus.

Hibridación de géneros y fragmentación narrativa 

“Me despierto a eso de las seis y tú todavía duermes.”

“Al otro lado de la ventana, las hierbas han verdecido con la lluvia. Encuentro un libro y me instalo en el sofá del salón. Me da miedo la escena matinal…”

“En Crestline, Chris se encorva sobre el Toshiba. Ya ha cargado la camioneta. Tiene la vaga convicción de que escribirá a Dick durante el viaje. Tiene la vaga convicción de que la escritura es la única vía de escape hacia la libertad. No quiere perder el hilo. Teclea esta historia:

PRUEBA I: «ÚLTIMA NOCHE EN CASA DE DICK»

“ Me despierto conectada, cansada, pero aún con carga de energía nerviosa. El sol me daña los ojos, tengo la boca pastosa de tanto alcohol y tabaco anoche. El día no piensa aflojar el paso y yo no estoy lista.

¿Hemos follado? Sí… pero follar parece insignificante al lado de las vueltas que dimos para llegar a eso. Este estupor parece mucho más real. ¿Qué puede decirse? Fue desapasionado, pro-forma.”

“D: Con que tenemos la posibilidad de que estés por aquí el semestre que viene…

S: Sí. Me figuro que me será más fácil entre el 10 y el 20 de marzo. ¿Quieres que prepare algo sobre antropología cultural? ¿Es a eso a lo que te estás dedicando ahora?

D: Si el tema no te interesa, tal vez podríamos, ehm… Olvídalo, pero… (Inaudible.)

S: ¿Sí?

D: (Inaudible.)…no sé si te entusiasmaría, bueno, dar una síntesis de James Clifford y de otros discursos cercanos a la antropología, pero si quieres hacer algo más original, más, ehm, primario, tú mismo.”

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Rosbelisa Berroa es estudiante de la Licenciatura en Letras en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD). Cultiva los géneros del cuento, el ensayo y la poesía.