La bestia es una película de Bertrand Bonello que, en el rato que dura, evoca sobre mí aquella idea filosófica en la que Baudrillard sintetizaba el simulacro como algo que reemplaza la realidad por su representación abstracta. Pero, además, me traslada a una zona de fatiga que remueve de mi cerebro cualquier posibilidad de caer rendido o de emocionarme por su premisa. Se puede decir que su propuesta de ciencia-ficción presenta una actuación correcta de Léa Seydoux que sirve, desde la superficie, para interrogar ideas interesantes sobre la soledad, la identidad y la naturaleza de la realidad en tiempos de IA, pero su narrativa carece de cohesión interna y pierde su rastro entre cada salto temporal; en dos horas y medias infinitamente largas en las que, por momentos, me asalta la sensación de que el asunto no tiene un horizonte definido.

Su historia se ambienta en el año 2044 y muestra un futuro en el que la inteligencia artificial se ha adueñado de la mayoría de los trabajos en el mundo y, entre otras cosas, ha desplazado a los seres humanos en la toma de decisiones porque son vistos como inútiles por sus emociones; los cuales también deben someterse a un proceso purificación para deshacerse de ellas y encontrar empleo.

La trama sigue a Gabrielle, una mujer que se siente marcada por la depresión de su trabajo cibernético y decide purificar su cuerpo para entrar en el modelo de bienestar que rellene su vacío afectivo; mientras viaja por tres épocas y se enamora de un hombre llamado Louis.

En términos generales, la narración tiene un inicio que despierta mi interés cuando esta mujer solitaria se conecta a la matriz para acceder a las realidades de períodos del pasado para revivir fragmentos de posibilidades y hallar el amor con el hombre que la elude. Sin embargo, detecto de inmediato una ausencia de desarrollo que mantiene a los personajes en una inercia de situaciones fútiles que, por lo regular, se reducen a diálogos pretenciosos a puerta cerrada y a laberintos temporales.

De esta manera, me resulta aburrido ver la negativa de Gabrielle a tener un episodio de infidelidad con Louis en la Francia de 1910; las experiencias de Gabrielle como una modelo y actriz que, en medio del lujo, es vigilada por Louis cuando este pasa a ser un incel de Los Ángeles en 2014; los temores del presente que se manifiestan en Gabrielle cuando conversa con una mujer androide. Las escenas, en su ritmo plomizo, se estiran hasta que solo queda el registro de obviedades.

La ejecución se siente distante y pesada, como si Bonello estuviera más preocupado por impactar intelectualmente, con la única finalidad de elaborar un discurso sobre el deseo, la identidad y la forma en que la inteligencia artificial aísla al ser humano de su realidad hasta colocarlo en una bandeja de plata que es ajena a la empatía y al paso del tiempo, donde el núcleo conceptual del ocio en el ecosistema de realidad virtual se convierte en un simulacro que anestesia al individuo de su propia identidad.

Bonello intenta abordar grandes temas, como el significado del destino y el impacto de la tecnología en nuestras vidas, pero lo hace de manera superficial. El guion plantea preguntas profundas sin molestarse en explorarlas a fondo, además de desperdiciar el potencial de Seydoux cuando interpreta de manera competente a una mujer vulnerable atrapada en el laberinto de las dudas. Seydoux tampoco tiene química con George MacKay.

Pero, al menos, me parece aceptable la estética minimalista por la que ellos pasean y de la que, dicho sea de paso, Bonello capta con atención al detalle la reproducción de las distintas épocas, con cierta sofisticación por la parte visual. Lo otro no es otra cosa que un melodrama inane, que experimenta con la forma sin arrojar algo de emotividad y, además, pasa por mis ojos como un código QR, de esos que uno escanea sin sentir nada.

Ficha técnica
Título original: The Beast (La bête)

Año: 2023
Duración: 2 hr. 26 min.
País: Francia
Director: Bertrand Bonello
Guion: Bertrand Bonello

Música: Bertrand Bonello, Anna Bonello
Fotografía: Josée Deshaies
Reparto: Léa Seydoux, George MacKay, Guslagie Malanda, Julia Faure

Calificación: 5/10