En Cónclave, la película más reciente del cineasta alemán Edward Berger, se examina con cierto rigor la logística interna del Vaticano en los momentos de crisis, siguiendo al pie de la letra esa narrativa típica sobre clérigos dubitativos. En las dos horas que dura, sospecho que su síntesis discursiva es un poco maniquea manipulando las pretensiones progresistas del tercer acto, pero, afortunadamente, casi siempre mantiene el pulso de intriga y me resulta atrapante su misterio sobre duda, ambición y corrupción institucional en la iglesia católica, con una actuación estelar de Ralph Fiennes que carga sobre sus hombros cada una de las escenas.

El argumento se ambienta tras la inesperada muerte del Sumo Pontífice y cuenta las experiencias de Thomas Lawrence, un cardenal que es designado como el responsable de administrar la elección en secreto de un nuevo Papa, mientras descubre una conspiración siniestra que amenaza con sacudir la moralidad de la Iglesia y es testigo, además, de los choques de poderes entre los cardenales ambiciosos que ostentan ocupar el trono sagrado.

De entrada, la narrativa me provoca un grado considerable de tensión porque se configura, con eficacia, sobre las bases del misterio y el thriller político, donde el cardenal que cuestiona la fe ejerce la tarea de un detective al investigar por su cuenta las redes de mentiras que oscurecen los aposentos del Colegio Cardenalicio.

El conflicto central se desarrolla con eficiencia y, entre otras cosas, los personajes son interesantes por los diálogos densos que expresan cuando discuten a puerta cerrada las estrategias necesarias para elegir a la nueva autoridad eclesiástica dentro del ritual ancestral. El asunto logra mantener un equilibrio entre las conversaciones, el tono misterioso y los giros inesperados que sirven para edificar un comentario sobre la corruptela del poder eclesiástico, desde la óptica de un cardenal honesto que funciona como mediador en las disputas entre sacerdotes liberales y conservadores que se reúnen en los salones del Vaticano para custodiar las ambiciones políticas de sus respectivas alas; basado, en su registro de obviedades, sobre aquella reñida cónclave entre Joseph Ratzinger y Jorge Bergoglio en 2005.

Aquí es donde, inoportunamente, la película se vuelve un poco predecible cuando interroga, a través de las motivaciones de ciertos personajes, los entresijos de la burocracia cardenalicia entre los curas conservadores que son mostrados como los extremistas xenófobos y los arzobispos liberales como los tolerantes soberbios, sobre todo cuando blanquea el victimismo de los progresistas para condenar a los tradicionalistas como los que no toleran los cambios actuales que atraviesa la Iglesia para preservar los valores institucionales. A modo subtextual también se habla con maniqueísmo sobre los escándalos de abuso sexual, la misoginia, la homofobia y la intolerancia del catolicismo. Pero la gota que derrama el vaso ocurre en ese clímax innecesario y tontamente sensacionalista que pide a gritos la aceptación con su trillado desvío hacia la moda woke de la diversidad y la inclusión que ya, gracias al Dios en el que no creo, tiene los días contados.

Por suerte, la interpretación de Fiennes es más que suficiente para ignorar por completo la metedura de pata de las escenas finales. Cuando él está en escena, me parece de inmediato que se trata de uno de sus papeles más sólidos; sobre todo cuando se pone la sotana, el capelo rojo y el solideo para interpretar a un cardenal audaz y razonable que emplea virtudes teologales como la caridad y la esperanza con el fin de consolidar un liderazgo justo que unifique las divisiones clericales. A su lado hay roles secundarios bien solventes de John Lithgow, Stanley Tucci e Isabella Rossellini.

Berger consigue que todos estos actores tengan su momento para confesarse frente a la cámara, en una puesta en escena dinámica que goza de atmósferas oscuras, espacios herméticos, música atoñal, ritmo consistente y un elegante sentido del encuadre móvil. Su resultado es entretenido. Me hace recuperar la creencia de que los verdaderos milagros ocurren en la sala de edición y no en la Capilla Sixtina.

Ficha técnica
Título original: Conclave

Año: 2024
Duración: 2 hr. 00 min.
País: Reino Unido
Director: Edward Berger
Guion: Peter Straughan

Música: Volker Bertelmann
Fotografía: Stéphane Fontaine
Reparto: Ralph Fiennes, John Lithgow, Stanley Tucci, Isabella Rossellini, Sergio Castellitto

Calificación: 7/10