En el barrio de Fairhill, en el norte de Filadelfia, la señales que indican la presencia de puertorriqueños están por todas partes.
La bandera roja, blanca y azul de la isla estadounidense adorna las casas y los negocios, y los sonidos de la salsa y el reguetón retumban en los autos que pasan y en los restaurantes que venden plátano fritos y lechón asado.
La zona es el corazón palpitante de la comunidad puertorriqueña de Filadelfia, que cuenta con más de 90.000 integrantes, y es una parte clave de la comunidad latina de Pensilvania, a la que tanto los demócratas como los republicanos han tratado de cortejar antes de las elecciones del 5 de noviembre.
Pero el lunes por la mañana, muchos vecinos estaban furiosos por el mitin de Donald Trump celebrado la noche anterior en Nueva York, en el que el cómico Tony Hinchcliffe describió a Puerto Rico como una "isla de basura".
Algunos dijeron que la "broma" podría volverse en contra de los republicanos en un estado clave que los demócratas ganaron por un estrecho margen de 1,17% (unos 82.000 votos) en 2020.
"La campaña se lastimó a sí misma, mucho. Me parece una locura", dijo Ivonne Torres Miranda, una residente local que aseguró que sigue desilusionada con ambos candidatos (el republicano Trump y la demócrata Kamala Harris) a solo ocho días de que termine la campaña.
"Incluso si él [Hinchcliffe] estaba bromeando, no se bromea así".
"Somos puertorriqueños. Tenemos dignidad y tenemos orgullo", le dijo Miranda a la BBC hablando en un español rápido y con un fuerte acento puertorriqueño.
"Tienes que pensar antes de decir las cosas".
"No refleja las opiniones de Trump"
La campaña de Trump se distanció rápidamente de la broma de Hinchcliffe y un portavoz del republicano dijo que esta "no refleja las opiniones" de Trump.
La campaña de Harris aprovechó la opotrtunidad y la vicepresidenta señaló que la broma sobre Puerto Rico es una señal de que Trump está "echando leña al fuego para tratar de dividir" a los estadounidenses.
Sus opiniones fueron compartidas por celebridades puertorriqueñas como Bad Bunny y Jennifer López, quienes apoyaron a Harris el domingo.
Un representante de la campaña le dijo a la cadena CBS, socia estadounidense de la BBC, que la controversia fue un regalo para los demócratas.
Algunos residentes puertorriqueños están de acuerdo con este análisis.
"[La broma] simplemente nos dio la victoria. Literalmente nos dio la victoria", dijo Jessie Ramos, partidaria de Harris. "No tienen ni idea de lo mucho que la comunidad latina va a salir a apoyar a Kamala Harris".
Los residentes de Puerto Rico (un territorio insular estadounidense en el Caribe) no pueden votar en las elecciones presidenciales, pero la gran diáspora que se encuentra en los Estados Unidos continentales sí puede hacerlo.
En toda Pensilvania, unos 600.000 votantes elegibles son latinos.
De ellos, más de 470.000 de ellos son puertorriqueños, una de las mayores concentraciones del país y un factor decisivo potencial en un estado donde las encuestas muestran que Harris y Trump están en una carrera extremadamente reñida.
El norte de Filadelfia en particular ha sido un objetivo para Harris, quien el domingo hizo una parada de campaña en Freddy & Tony’s, un restaurante puertorriqueño y centro comunitario en Fairhill.
El mismo día, Harris dio a conocer una nueva plataforma política para Puerto Rico, prometiendo desarrollo económico y más ayuda en caso de un desastre, y acusando a Trump de haber "abandonado e insultado" a la isla durante el huracán María en 2017.
Queda por ver si esto influirá en los votantes puertorriqueños.
La propietaria de Freddy & Tony’s, Dalma Santiago, le dijo a la BBC que no está segura de si la "broma" que se hizo durante en mitin de Trump tendrá un impacto en las elecciones, aunque cree que se escuchó "alto y claro" en Fairhill y otras comunidades puertorriqueñas.
"Todos tienen su propia opinión", le dijo a la BBC. "Pero nadie la olvidará".
Del mismo modo, Moses Santana, un veterano del ejército de Estados Unidos que trabaja en un centro de reducción de daños en Fairhill, dijo que no está seguro del impacto de la broma.
En una entrevista con la BBC, Santana dijo que la gente está cansada de los políticos de todo tipo, y muchos creen que ambos partidos no han logrado abordar los problemas socioeconómicos que afectan a la zona.
"La gente de aquí no suele obtener lo que pide", agregó. "Incluso cuando votan".
"Profundamente ofensiva"
El martes, Trump debía hacer campaña en Allentown, una ciudad de unos 125.000 habitantes en el centro de Pensilvania, donde unas 33.000 personas se identifican como puertorriqueñas.
Pero incluso entre los partidarios de Trump en la comunidad latina más amplia de Pensilvania, la broma fue mal recibida.
Entre ellos se encuentra la votante republicana Jessenia Anderson, una residente puertorriqueña de la ciudad de Johnstown, situada a unos 380 km al oeste de Filadelfia.
Anderson, una veterana militar que nació en el Lower East Side de Nueva York, una zona con una población predominantemente puertorriqueña, asiste con frecuencia a los actos de campaña de Trump en Pensilvania.
Describió la broma como "profundamente ofensiva" y dijo que le parecía "totalmente fuera de lugar". Imploró a sus compañeros republicanos a que entablen "conversaciones reflexivas y respetuosas".
Pero Anderson no tiene planes de cambiar su voto.
"Mi creencia en el potencial del partido para tener un impacto positivo sigue siendo firme", dijo.
"Espero que se dirijan a los votantes latinos con el respeto que merecen".
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