Caroline, hija de Dominique y Gisèle Pelicot, gritó a su padre desde el otro lado de la sala que morirá "solo como un perro".
La tensión fue máxima el miércoles en el tribunal de Aviñón (Francia) durante la jornada de alegatos finales en el juicio por la violación masiva a Gisèle Pelicot, a quien su ahora exmarido, Dominique, drogó repetidamente durante una década para que la violaran otros hombres.
Caroline Darian, de 45 años, ha afirmado en varias ocasiones que está convencida de que su padre también la drogó y abusó sexualmente de ella después de que se hallaran fotos suyas durmiendo semidesnuda en la computadora portátil del acusado.
Dominique Pelicot niega haber abusado de ella, pero admitió haber drogado a su esposa, Gisèle, durante una década y reclutado a hombres a través de internet para que la violaran en su casa cuando estaba inconsciente.
Él y otros 50 hombres están siendo juzgados desde septiembre y se espera un veredicto el 20 de diciembre.
"Morirás solo como un perro"
El miércoles, los abogados de Gisèle Pelicot ofrecieron sus alegatos finales, describiendo el juicio como histórico y elogiando el coraje de la mujer al renunciar al anonimato para dar relevancia al juicio por violación masiva.
En sus declaraciones ante el tribunal, Caroline habló de su angustia por lo que considera mentiras constantes de su padre.
A principios de esta semana, con la voz llena de emoción, declaró al tribunal que su vida se "detuvo" cuando la policía le mostró por primera vez fotos de la computadora portátil de su padre en 2020.
Dominique Pelicot tuvo este miércoles la oportunidad de dirigirse a su hija mientras subía al estrado por última vez en el juicio.
El principal acusado afirmó que su mayor deseo era seguir contando con el apoyo de Caroline.
"Puede causar risa a algunos, pero es a mi hija a quien desearía poder mirar a la cara. Me duele verla así", afirmó, sentado en un habitáculo de cristal a solo unos metros de su hija y el resto de su familia.
"Me encantaría verla, me encantaría hablar con ella", agregó.
Mientras su voz vacilaba, la de Caroline surgió desde el otro lado de la sala: "nunca iré a verte. Nunca. Morirás solo como un perro", le espetó.
"Todos morimos solos", respondió el padre, a lo que su hija replicó: "tú especialmente".
Fue el último intercambio público entre un padre y una hija que, según todos los informes, mantuvieron durante muchos años una relación cariñosa y cercana.
Dominique Pelicot recordó haberla visitado en el hospital de niña cuando ella se estaba recuperando de una cirugía para abrazarla y consolarla, y compartió recuerdos de su adolescencia.
Cuando él repitió que siempre la amaría aunque ella hubiera dejado de amarlo, su hija permaneció en silencio, con lágrimas corriendo por su rostro, y no respondió.
Pero más tarde, cuando terminó la sesión, se acercó al habitáculo donde estaba sentado su padre y gritó: "¡Tuviste dos meses [para decir la verdad]!".
Adicto al sexo
Durante el interrogatorio, Pelicot también declaró que era adicto al sexo y que se sintió "aliviado" cuando la policía lo descubrió en noviembre de 2020.
Negó que los crímenes cometidos contra su esposa respondieran a un complejo de inferioridad o un deseo de venganza por una aventura que ella tuvo en la década de 1980.
Preguntado sobre qué pensaba acerca de la sumisión química (drogar a alguien con fines de coerción o agresión), respondió: "Es basura. Aniquila todo. Nunca debería usarse".
A las declaraciones de Dominique Pelicot siguieron los alegatos finales del equipo legal de Gisèle Pelicot.
Los abogados de los otros 50 acusados ofrecerán sus argumentos finales a partir de la próxima semana.
Se espera que su defensa se enfoque en que muchos de ellos no pueden ser culpables porque no se dieron cuenta de que Pelicot estaba inconsciente y, por lo tanto, no "sabían" que la estaban violando.
Durante casi tres horas los abogados de la víctima, Antoine Camus y Stéphane Babonneau, volvieron a contar la horrible historia de los crímenes de Dominique Pelicot, agregando a su relato referencias literarias.
"Todos contribuyeron a esta monstruosidad a su manera. Es la banalidad del mal de [la filósofa] Hannah Arendt", declaró Camus.
Petición de sentencias duras
Los letrados de la acusación pidieron a los jueces que dicten sentencias que reflejen la magnitud del sufrimiento de Gisèle Pelicot y su familia.
Camus dijo que es consciente de las "expectativas y esperanzas en esta sala y más allá" para el juicio, que describió como histórico, porque "deseamos y necesitamos urgentemente que así sea".
Apoyándose en gran medida en la noción del libre albedrío, desestimó el argumento de la defensa de que muchos de los hombres que supuestamente violaron a Pelicot lo hicieron porque fueron intimidados, manipulados o engañados por el esposo.
"La manipulación no es una hipnosis", alegó.
El hecho de que todos fueran conscientes de que Dominique Pelicot estaba "reclutando" a muchos otros hombres también debería ser tomado en cuenta por los jueces, agregó.
“Todo el que entró en esa casa de los horrores sabía que otros habían venido antes que él y que otros lo seguirían", sentenció Camus.
La renuncia al anonimato de la víctima
Stéphane Babonneau describió entonces lo que le sucedió a Gisèle Pelicot, que en ese momento vivía en un pequeño pueblo con su nombre de soltera, para impulsarla a renunciar a su anonimato y abrir el juicio al público y a los medios de comunicación.
En 2023, explicó, los medios franceses comenzaron a informar sobre el caso Pelicot utilizando seudónimos, y entonces "un sentimiento de rebelión comenzó a apoderarse de Gisèle Pelicot".
"Decidió recuperar el control de su vida. Había llegado el momento de que la vergüenza cambiara de bando", relató.
La voluntad de dejar de esconderse había despertado en ella, indicó, porque no había hecho nada malo.
Y pensó que los detalles de su caso y los videos de las presuntas agresiones ayudarían a exponer la realidad de la violación.
"Para que su historia fuera útil y ayudara a otras mujeres, comprendió que tenía que renunciar al anonimato" y “aceptar que sería para siempre la víctima de las violaciones de Mazan", aseveró.
El abogado también instó a los jueces a no aceptar el argumento de que los acusados cometieron un "error" cuando, como algunos han dicho, violaron a Pelicot involuntariamente o "por estupidez o ignorancia".
"Si aceptan el derecho a cometer un error, ¿qué impedirá que otro hombre diga mañana que cuando una mujer le dijo 'no' en realidad entendió 'sí'? ¿Que también cometió un error?", argumentó.
"Les pido que rechacen el derecho a cometer errores que pondrían en peligro a la sociedad, con el riesgo de que surjan más Gisèle Pelicot", expresó Babonneau.
Terminó rindiendo homenaje a Pelicot y afirmó que el juicio será un "legado" para las generaciones futuras.
"Escucharán el nombre de Gisèle Pelicot, escucharán sobre su coraje y sobre el precio que pagó", proclamó.
Volviéndose para mirar a Pelicot, le dijo: "hiciste tu trabajo. Fuiste más allá de lo que se esperaba de ti".
Y añadió: "ahora, pasa la antorcha a las demás para que continúen la lucha que nunca elegiste".
Gisèle Pelicot, a su derecha, se secó los ojos.
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