Manifestantes en Seúl.
Reuters

Miles de surcoreanos salieron a las calles de Seúl este sábado para exigir la renuncia del presidente del país después de que una moción de destitución contra él no pudiera salir adelante por la falta de quórum.

Yoon Suk-yeol, que el pasado martes desencadenó la peor crisis de la democracia de este país asiático al declarar la ley marcial, en lo que sus críticos vieron un intento de golpe de Estado, ha logrado por el momento sortear su destitución gracias al boicot de los diputados de su partido.

Todos los miembros del gobernante Partido del Poder Popular (PPP) menos tres abandonaron la sesión agendada en la Asamblea Nacional para votar una moción de destitución contra el presidente.

Una masa de ciudadanos descontentos se había congregado a las puertas del edificio para intentar impedir que los diputados salieran, que no pudo frenar el boicot.

"No nos rendiremos", dijo Lee Jae-myung, líder del opositor Partido Democrático de Corea, en los escalones del parlamento.

Lee se disculpó ante las miles de personas allí concentradas por no haber logrado el objetivo de la moción de censura, aunque se mostró convencido de que el país volverá a la normalidad antes de final de año, lo que se convertirá en un "regalo de Navidad".

"Vamos a destituir con toda seguridad a Yoon Suk Yeol, que se ha convertido en el peor riesgo para la República de Corea", proclamó el líder opositor ante los manifestantes.

El presidente surcoreano había intentado por la mañana calmar los ánimos en una retransmisión en directo en la que se disculpó por haber declarado la ley marcial -que el parlamento no aprobó- y en la que dijo haberse movido por la "desesperación".

"Lo siento mucho y me gustaría pedir sinceras disculpas a las personas que se vieron sorprendidas", afirmó Yoon en su breve discurso televisado.

"Respecto a la declaración de la ley marcial, no eludiré ninguna responsabilidad legal o política", aseguró el presidente.

Muchos habían especulado con que Yoon podía utilizar el discurso televisado para dimitir, pero nada más lejos de la realidad. Su alocución fue el anticipo de lo que vendría por la tarde, con el PPP cerrando filas alrededor de su líder.

El proyecto de ley para destituir al presidente necesitaba que 200 diputados, dos tercios de la cámara, votaran a favor para salir adelante.

Miles de personas en una manifestación en Seúl.
Reuters
Decenas de miles de surcoreanos salieron a las calles de Seúl para exigir la destitución del presidente.

Los partidos de la oposición, que cuentan con 192 diputados, necesitaban que ocho legisladores del gobernante Partido del Poder Popular respaldaran el proyecto de ley para que fuera aprobado. Sin embargo, todos los diputados del PPP menos tres boicotearon la votación, y abanaron la cámara.

Los diputados de la oposición respondieron con abucheos y gritos de protesta, mientras el presidente del Parlamento les reprendía por marcharse.

"Esto es ignorar la voluntad del pueblo", les dijo.

A las puertas del Parlamento, la multitud coreaba: "vuelvan a entrar, únanse a la votación".

Pero aunque algunos diputados del partido acabaron regresando a la cámara, el proyecto no obtuvo la asistencia necesaria.

Cuando los funcionarios del Parlamento empezaron a contar los votos, la multitud se quedó en silencio viendo la retransmisión en directo en la pantalla, según relató la reportera de la BBC en Corea del Sur, Tessa Wong.

Entre gritos de decepción, la multitud empieza a corear "¡destitución, destitución!".

El portavoz anunció entonces que "la votación no puede celebrarse" porque no se había alcanzado el quórum, lo que dio lugar a renovador gritos y lágrimas de los manifestantes.

La protesta, en la que participaron decenas de miles de personas, se dio por terminada.

Mientras sonaba "All I want for Christmas is you", de Maria Carey, los organizadores pidieron a los manifestantes recogieran la basura que habían dejado, "y la multitud se dispersó pacíficamente con esta extraña nota festiva", reportó Wong.

Diputados de la oposición surcoreana con carteles.
Reuters
El líder del opositor Partido de la Democrático de Corea, Lee Jae-myung, y los diputados de la oposición en una rueda de prensa posterior.

La ley marcial que el presidente Yoon declaró el pasado martes y que desató la crisis política e institucional, tiene un legado traumático en Corea del Sur.

Aunque el país se considera hoy un faro pacífico de democracia en Asia, pasó sus primeros 40 años gobernado en gran parte por dictadores, en los que se sucedieron 16 episodios de ley marcial.

Cuando se declara la ley marcial, se prohíben las actividades políticas como las concentraciones y manifestaciones, se prohíben las huelgas y las acciones laborales, y las actividades de los medios de comunicación y las publicaciones están controladas por las autoridades. Los infractores pueden ser arrestados o detenidos sin orden judicial.

Para declararla, el presidente Yoon citó amenazas de "fuerzas antiestatales" y de Corea del Norte. Sin embargo, pronto quedó claro que su decisión no se debía a amenazas externas, sino a sus propios problemas políticos internos.

Tras la declaración del presidente el pasado martes, la Asamblea Nacional se reunió de urgencia.

Algunos legisladores tuvieron que saltar barricadas y vallas para burlar a las fuerzas de seguridad para poder llegar a la cámara, donde se aprobó una resolución que pedía el levantamiento de la ley marcial.

Poco después, Yoon anunciaba que revocaba su decisión.

El protavoz del parlamento surcoreano.
EPA
El portavoz del Parlamento declaró que la votación no pudo celebrarse por falta de quórum.
Línea gris.
BBC

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