Una candidatura, dos cabezas.
La dupla de la oposición formada por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado busca este domingo ganar las elecciones presidenciales de Venezuela, dar un giro a la política del país y poner fin a 25 años del chavismo en el poder.
Pese a los numerosos obstáculos institucionales y electorales, González –el exdiplomático de 74 años sin experiencia en política que aparece en el tarjetón– lidera las encuestas frente a Nicolás Maduro, presidente desde 2013.
Y mucho se debe al papel de María Corina Machado.
"Lo que estamos viendo es una campaña 2×1", explica a BBC Mundo la politóloga Carmen Beatriz Fernández. “Funciona como un tándem, una bicicleta de dos puestos, donde María Corina es quien lleva el manillar y Edmundo pedalea. Pero ella es quien lidera el proceso y lo lidera desde el año pasado, cuando ganó arrolladoramente las primarias”.
Machado resultó vencedora en las elecciones internas que organizó la Plataforma Unitaria Democrática el 22 de octubre de 2023, en las que obtuvo 93% de los votos. Sin ser una abanderada de los partidos tradicionales, se convirtió en la nueva cara del bloque opositor y revivió a un conglomerado que había perdido fuerza en los últimos años.
"Después de 2021, la sociedad se despolitizó, porque la gente interpretó que el gobierno [interino de oposición] de Juan Guaidó no cumplió con lo que prometido", asegura el analista político Oswaldo Ramírez.
"Como consecuencia, la oposición dura desapareció. Cayó a niveles críticos. Con las primarias, Machado se posicionó como la líder de la oposición y logró algo más: repolitizar al país”.
Para el momento de las primarias, Machado ya estaba inhabilitada por orden de la Contraloría para postularse a cargos de elección popular durante 15 años por su presunta participación en hechos de corrupción ocurridos durante el llamado gobierno interino de Guaidó.
El acuerdo que cerró la Plataforma Unitaria y el oficialismo en Barbados una semana antes de las elecciones internas abría la posibilidad de que se autorizara la participación de “todos los candidatos y partidos políticos” en la contienda.
Pero ni siquiera las condiciones que fijó Estados Unidos para el levantamiento de las sanciones al petróleo, oro y gas venezolanos revirtió la decisión.
Machado, de 56 años, quedó fuera del tarjetón. Mas no de las preferencias del electorado.
"En el pasado, quien lideraba el voto opositor era Leopoldo López. Cuando lo inhabilitaron hubo que mirar hacia otras opciones. Con María Corina no pasó. A nadie le importó que estuviera inhabilitada, porque ella capitalizó el descontento contra la oposición tradicional”, afirma para BBC Mundo Eugenio Martínez, periodista experto en temas electorales.
Frente a la imposibilidad de inscribir su candidatura ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), se propuso el nombre de Corina Yoris para representar a Machado.
Sin embargo, la académica de 80 años tampoco pudo formalizar su postulación por una supuesta falla en la página web del órgano electoral. Fue entonces cuando surgió la opción de postular a González Uruttia como candidato.
Machado destacó en una reciente entrevista la firmeza y capacidad de trabajo de González. "Hemos logrado armar un equipo. Algunos han buscado dividirnos. Pero vamos a estar juntos hasta el final"
Desde entonces, los dos comparten campaña, viajes, discursos, entrevistas. Para muchos opositores que quieren un cambio votar a González representa votar a Machado.
Su pasado confrontativo
María Corina Machado comenzó su carrera política hace 22 años, cuando estuvo al frente de la organización no gubernamental Súmate, destinada a velar por la transparencia electoral y la participación ciudadana.
Su rol fue crucial para la recolección de más de cuatro millones de firmas que abrieron el camino hacia un referéndum revocatorio en 2004 contra el presidente Hugo Chávez.
Desde entonces, el gobierno le confirió a María Corina el papel antagónico. Esa confrontación tuvo momentos cumbre. Uno de ellos ocurrió cuando en 2005 salió retratada en el salón oval con el mandatario estadounidense, George W. Bush, enemigo declarado del chavismo.
Otro memorable sucedió durante el mensaje anual de memoria y cuenta de Chávez ante la Asamblea Nacional en enero de 2012. Entonces, la diputada Machado interrumpió al mandatario en su discurso y frente a todos le lanzó una frase ya célebre: "Expropiar es robar".
Pero su verbo incendiario y sus posiciones radicales no siempre le valieron adeptos en las filas opositoras. Incluso fue excluida del núcleo de decisiones dentro de la propia dirigencia.
La demostración más clara de rechazo la recibió durante las primeras elecciones primarias organizadas por la Mesa de la Unidad Democrática en 2012, donde obtuvo sólo 3,81% de los votos frente a Henrique Capriles, que ganó con 64,33%.
Machado, sin embargo, no bajó la guardia. En febrero de 2014, llamó a una ola de protestas conocida como “La Salida”, junto a otros dirigentes, para pedir la restitución del orden democrático. Esas manifestaciones, que se extendieron hasta junio, dejaron más de 43 fallecidos y casi 1.900 detenidos.
El chavismo la etiquetó como una de las caras de lo que calificó como "derecha radical y violenta".
Hasta entonces, Machado había sido una defensora de la abstención porque no creía que hubiera condiciones electorales justas.
"Esa narrativa siempre tan confrontativa de María Corina nos llevó a la polarización", confiesa Gabriela Santander, una activista política. “Para ella no existía la vía electoral. Su actitud me parecía muy arrogante. Actuaba siempre por las vísceras. Por eso, cuando ganó las primarias, tuve miedo. Me dije: esta mujer nos va a llevar al despeñadero”.
El gobierno también pensó ahora que estaba frente a la misma María Corina contestaria, opina Carmen Beatriz Fernández. Sólo que le mostró su otro lado. “El oficialismo pensó que al obstaculizarle el paso María Corina iba a llamar a la calle e inmolar a sus seguidores. Pero no la leyó bien. No pensaron en su capacidad de ceder ni en su amplitud de mirada. No pensaron que aprendería de sus errores”, agrega.
La actual Machado ha demostrado ser más estratégica. Cambió su discurso político, sumó esfuerzos y pidió buscar el apoyo político en las urnas, aunque no fuera ella la candidata y el sistema electoral se tornara aún más restrictivo.
En los últimos meses, el gobierno impuso limitaciones a los votantes en el exterior, restringió la invitación a los observadores de la Unión Europa y estableció que los testigos de mesa deban estar registrados en el mismo centro de votación donde realizan sus funciones.
Machado ha manifestado su rechazo, pero se ha mantenido firme en que la oposición permanezca en la contienda. "María Corina tuvo que recalcular y hasta romper su propia vara moral. Aceptó jugar con las reglas impuestas para abrir el camino a un cambio", asegura Oswaldo Ramírez.
La madre de un país huérfano
Los videos de María Corina durante esta campaña electoral evidencian que se está frente a una imagen muy distinta a la de hace unos años atrás.
A juicio de Carmen Beatriz Fernández, Machado se muestra más cercana, comprensiva y solidaria. Tal como si fuera una madre protectora, valiente y aguerrida que ha logrado conectar –desde lo emocional y espiritual– con un país huérfano.
“María Corina le habla a un país que está abandonado, que está en la orfandad”, afirma Fernández.
“Esta campaña tiene un importante componente emocional a partir del fenómeno de la migración, que ha dejado a muchos en un sufrimiento permanente. Madres que quieren de vuelta a sus hijos, niños que desean volver a ver sus padres… Y María Corina conecta porque lo ha vivido en carne propia con sus propios hijos”, agrega.
De ahí que su liderazgo –en opinión de Oswaldo Ramírez– encarna el arquetipo de la madre que protege, que calma el llanto y levanta a la gente. “Lo que María Corina genera en la gente transciende toda racionalidad”, comenta. “Yo no veía esta energía desde 1997/1998, con la diferencia de que, en ese entonces, la emocionalidad estaba conectada con la rabia", recuerda en referencia al proceso que llevó a Chávez al poder.
"Edmundo pa’ todo el mundo"
De cara al evento de este 28 de julio, lo más retador que tendrá Machado será lograr una transferencia de votos a Edmundo González Urrutia en las urnas y alcanzar una votación masiva de la tarjeta de la Mesa de la Unidad Democrática.
Hasta ahora, ella ha conseguido –según afirma Carmen Beatriz Fernández– que una figura desconocida como Edmundo González tenga ahora a un nivel de conocimiento de 95% en un país con grandes limitaciones comunicacionales.
El lema “Edmundo pa’ todo el mundo” se ha llevado a todos los rincones del país para trasvasar la decisión del electorado de un candidato a otro. Y algunos electorales lo tienen claro.
"Mi voto es para Edmundo, en lealtad y sentimiento por María Corina”, reconoce Martín Peña, un trabajador social que vive en Caracas. "Aceptamos sus reglas, porque confiamos en ella".
De alcanzar la mayoría de los votos y el reconocimiento del órgano electoral, González asumiría la presidencia para abrir lo que todos auguran sea un periodo de transición.
"Edmundo ha sido explícito sobre cuál es su papel con un mensaje sencillo y muy potente a la vez: ‘Ofrezco una transición pacífica y en paz’. Y lo dice un diplomático de carrera que sabe tender puentes”, afirma Fernández.
Llegado el caso, Machado tendría un papel fundamental en ese proceso, según lo ha dicho el propio González.
"Fue la dirigente que obtuvo la mayor votación en las primarias. Tiene una aceptación popular importante, así que yo no veo ninguna oposición en que pueda ocupar algún cargo relevante dentro del gobierno”, aseguró el candidato de una oposición con liderazgo bicéfalo.
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